lunes, septiembre 17, 2007

El gran embaucador

Lenin decía que la mentira puede ser revolucionaria. Un arma más, creo que quería decir. Y Rodríguez Zapatero se definió una vez como “rojo”, aunque añadió el calificativo de “utópico”. Pero quizás al definirse como rojo hizo una de sus afirmaciones más sinceras, porque la dijo inadvertidamente, sin reparar en cuánto confesaba de sí mismo.

Desde luego Zapatero no duda en emplear la mentira. Es una de sus armas favoritas.

Creo que en los treinta años de gobiernos democráticos no ha habido un presidente de Gobierno que haya mentido tanto como Rodríguez Zapatero. A estas alturas ha batido todas las marcas de Felipe González, que también se hizo famoso por su facundia.

Y es que no ha habido ninguna promesa, ningún anuncio, ningún acuerdo que Zapatero no haya incumplido.

La explicación


Permítanme un pequeño repaso:

1.- Su abuelo.


No sólo se ha inventado su historia, sino que ha tenido el descaro de homenajearlo públicamente, por hechos en los que nunca participó.

Las obsesiones del Presidente

ZP, el impostor

Toda su iniciativa para la recuperación de la Memoria Histórica no es más que un montaje para dar cumplimiento y satisfacción a sus ensoñaciones personales, al imaginario que él mismo se ha creado.


2.- “Queremos saber”.

No se trata ya de creer o no que el 11-M fue un montaje o una conspiración. A estas alturas cabe pensar que nunca llegaremos a saber la verdad. Cuando en los tres días que transcurrieron entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 se acuñó aquella frase (“queremos saber”) muchos españoles llegaron a pensar que Rodríguez Zapatero y con él todo el PSOE tenían un interés sincero en conocer la verdad. A estas alturas es evidente que no.

Ha habido pistas falsas, y no se sabe que se haya emprendido ninguna investigación para tratar de descubrir a quienes las fabricaron, ni para qué ni con qué propósitos.

No se sabe qué estalló en los trenes.

Y la mayor parte de los imputados tenían extrañas relaciones con los cuerpos policiales. Todos o casi todos eran confidentes. Más de una casualidad no es casualidad.


3.- La guerra de Irak.

Cuando prometió sacar a las tropas de Irak lo hizo con unas condiciones, si antes la ONU no aprobaba una resolución de apoyo a la intervención. Luego las sacó sin esperar, y esa resolución se aprobó. Es más, el mismo Gobierno la apoyó, a pesar de que en ella se solicitaba expresamente que los países miembros de la ONU aportaran tropas. Es decir sacó a las tropas de Irak para consumo interno y aprobó una resolución de la ONU para consumo externo. Y entre lo que dice dentro y fuera no hay correspondencia.

Pero más adelante envió tropas a Irak, esta vez embarcadas, que participaron desde el golfo Pérsico en operaciones de bombardeo de territorio iraquí.

Fragata Álvaro de Bazán


4.- La negociación con ETA


Todo en lo referente a ETA ha sido una gran mentira.

¿Pero no estábamos en tregua?

Excarcelación, manifestación, comentarios…

Una mentira sólo conduce a otra mayor

Y ahora Aberasturi

Merecemos un gobierno que no nos mienta

De Juana de paseo

A orillas del lago Lemán


5.- ANV y la Ley de Partidos

Zapatero miente

La ilegalización de Acción Nacionalista Vasca


6.- Las mentiras económicas

Otra gran falacia, con la que es imposible que consiga engañar a nadie. La realidad es tozuda y está vaciando nuestros bolsillos, mientras Zapatero insiste en convencernos de lo ricos que somos.

Las mentiras económicas de ZP


7.- La inmigración.

¿Está arrepentido Zapatero de la regularización masiva o no lo está? A la vista de su impresionante historial, ¿a quién creer?

Fillon y Zapatero


8.- Cataluña y la configuración del Estado.

Es un hecho que Zapatero nos está cambiando la Constitución por la puerta falsa, sin consulta popular, sin consenso...

Cataluña en los planes de ZP


9.- El Sahara.

¿Hay algo o alguien que no haya sido traicionado por Zapatero?

Carod, el Sahara occidental, los referendos de autodeterminación...


“Las naciones no mueren por débiles, sino por viles”

¿Será vileza?

"Cada vez que nuestro Presidente hace una declaración solemne es el preámbulo de un nuevo engaño. Algo que por reiterado hay que interpretar ya como vileza". (Martín Ferrand)

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