domingo, diciembre 31, 2006

Presupuestos expansivos

Desde hace años, los presupuestos del Gobierno de Aragón no cesan de crecer por encima de la riqueza regional. Ello significa, ante nuestra pasividad e ignorancia, un expolio de los recursos de las familias y las empresas aragonesas.





El portavoz económico del PAR ha dicho que los presupuestos de Aragón para el próximo año crecen sin subir la presión fiscal. Y es verdad que crecen, pues son un 7,5% mayores que los del año pasado. Respecto a lo otro, sin subir la presión fiscal, tengo mis dudas. ¿O es que se recurre entonces a la deuda pública? Si el PIB de Aragón ha debido crecer entre un 3% y un 4% en 2006, y crecerá, previsiblemente, en proporción similar para el año 2007, es evidente que la porción de la tarta económica que se queda la administración aragonesa es cada vez mayor. Como, por cierto, viene sucediendo desde hace años. Es decir, las familias y empresas tendremos una porción menor. ¿Emplea la administración esos recursos más sabiamente, con más eficacia, que familias o empresas? A la vista de los gastos suntuarios que acomete, lo dudo: sedes y consejeros comarcales, revistas lujosísimas de autopromoción, televisión en lugar de guarderías o residencias... En definitiva, la afirmación del representante del PAR no se sostiene, simplemente. O no sabe muy bien de que habla, o tiene muy mala opinión de la capacidad de discernimiento de los ciudadanos.

“El proceso no está roto”

En el breve lapso de tiempo transcurrido (menos de veinticuatro horas) desde que se produjo la explosión de Barajas ya se ha dicho todo lo que cabía decir, lo suficiente como para poner sobre el tapete todas las claves del asunto.


Pero hay dos frases que para mí resumen perfectamente la situación:

La primera es esa de Otegui que encabeza este comentario: “El proceso no está roto”. Y lo lamentable es que Zapatero, a pesar de su impostado gesto de firmeza en la última comparecencia, ha coincidido con él. Lo aclara Luis del Pino en su blog de Libertad Digital: cuando se le preguntó al Presidente, varias veces, si suspender quería decir romper, Zapatero eludió la respuesta. Y cuando se le preguntó si iba a reconsiderar su vuelta al Pacto Antiterrorista también se perdió en divagaciones.

Es por eso, porque el proceso no está roto, por lo que ETA no anunció previamente el fin de la tregua. Y por lo que sí anunció, hasta tres veces, como nos señala Victoria Prego, la colocación de la bomba, porque su intención era que no hubiera víctimas; una expresión de fuerza imponente, pero sin víctimas. A pesar de ello, las ha habido. Y es por eso, porque no es intención de ETA que el proceso se rompa, por lo que ha mandado a su recadero, Otegui, a decirlo explícitamente: “El proceso no está roto”.

¿Por qué, entonces, la bomba? Porque Zapatero no se daba por enterado, porque ha seguido considerando insuficientes todas las señales anteriores, el robo de pistolas en Francia la noche anterior al debate en el Parlamento Europeo, las cartas de extorsión, el hallazgo del zulo, la violencia callejera... Zapatero contrajo, al decir de la banda, algunos compromisos... que el Gobierno niega. ¿Quién dice la verdad?

Recuerdo haber leído a Mayor Oreja anticipar que si Zapatero creía poder manejar a ETA como lo hizo con Esquerra Republicana, se equivocaba. No puedo dudar de la sagacidad de D. Jaime, quien de nuevo acertó en su pronóstico, como tantas veces antes.

En cualquier caso, el acuerdo del Congreso de los Diputados, aprobado con el único voto en contra del PP, que autorizaba a Zapatero a iniciar los contactos con ETA en ausencia de violencia ha sido flagrantemente incumplido, porque sí ha habido violencia. La misma amenaza de emplearla si no se cedía a sus pretensiones ya es violencia. Zapatero ha incumplido el acuerdo del Congreso, ha incumplido -de nuevo, al decir de los terroristas- lo acordado con ellos, ha roto el consenso antiterrorista..., pero no ha roto el proceso.

Y la segunda frase la escribe Martín Ferrand, quien brevemente resume la única conclusión posible: “El final de ETA será consecuencia de la acción judicial y policial o no será”. Una conclusión que, por cierto, no necesitaba de la bomba de Barajas y a la que, si el proceso no está roto, todavía no ha llegado Zapatero; una conclusión a la que se podía llegar con la sola experiencia de gobiernos anteriores, y que Zapatero ha desdeñado. Que sólo sea posible acabar con ETA desde el acoso, legítimo, ineludible e implacable, judicial y policial, no significa otra cosa que el retorno al Pacto Antiterrorista. Y eso, de momento, queda descartado.

Y un corolario, al margen del “proceso”. La triunfal y, con esta nueva perspectiva, patética comparecencia de Zapatero el día anterior demuestra la inmensa, absoluta ineptitud de Rubalcaba, más inteligente para la maquinación que para la gestión. La frase de D. Alfredo, que también reproduce la prensa: “Nadie podía imaginar que se fuera a producir un atentado en este momento”, no sólo contradice la percepción de los ciudadanos, las amenazas nada veladas de ETA y los propios testimonios de responsables de la lucha antiterrorista que sí lo imaginaban y esperaban precisamente para antes de fin de año, sino que debiera haber sido el prólogo de su inmediata dimisión. Tal declaración de impotencia e imprevisión no es entendible sin el cese fulminante, de oficio o por propia iniciativa.

Ante el mantenimiento del “proceso” y la permanencia de Rubalcaba en su puesto, quien posiblemente sepa más que nadie de lo sucedido el 11-M, vuelve a cobrar sentido la vieja pregunta: “¿Qué le debe Zapatero a ETA?”

miércoles, diciembre 27, 2006

El reparto del voto de derechas

El estudio de los sondeos sobre intención de voto permite extraer interesantes conclusiones, que deberían analizar con cuidado e inteligencia los líderes del principal partido de la oposición. De su acierto en el análisis depende ni más ni menos que la esperanza de que las cosas puedan algún día mejorar.


Hoy por hoy, esa esperanza la encarna el PP. Por el contrario, el otro supuesto partido de derechas, el PAR, hace tiempo que se ha descartado como alternativa, puesto que la experiencia demuestra que será sólo el complemento necesario de aquel que más esté dispuesto a ofrecerle. Pero nunca como alternativa, sino como parásito -¿socio?- de quien gobierne. El hecho de que ambos partidos, PP y PAR, obtengan sus votos del mismo sector ideológico y el más que acreditado oportunismo del segundo confieren una gran debilidad, casi estructural, al centro derecha aragonés en sus aspiraciones de gobierno. Mientras el PSOE cuenta con dos potenciales socios, lo que amplía su capacidad de maniobra, el PP sólo cuenta con uno... y en absoluto fiable, como demuestra la historia reciente.

Ahora mismo, y con todas las reservas que hagan al caso, la más importante de las instituciones aragonesas con posibilidades de cambiar de signo político es el Ayuntamiento de Zaragoza. La otra sería Teruel, pero permítanme que me refiera al primero.

Vamos a los datos:

En las últimas elecciones municipales, 2003, el PP obtuvo 110.747 votos, con el 32’66%, mientras que el PAR obtuvo 23.690, con el 6’99% de los votos.

Los últimos sondeos publicados analizan un parámetro importante, la fidelidad del voto y los posibles trasvases entre unas formaciones y otras. Y aquí, las conclusiones pueden ser demoledoras. Un 70’5% de los anteriores votantes del PP piensan seguir votándole, mientras que un 3’4% de ellos piensan hacerlo ahora a favor del PAR. Eso significaría que algo más de 3.700 antiguos votantes del PP piensan votar ahora al PAR.

De los antiguos votantes del PAR, piensan hacerlo ahora a favor del PP el 2’3%. Ello significa un trasvase de 545 votos. El saldo es claramente favorable al PAR, con unos 3.200 votos a su favor. Es decir, la presencia del PAR perjudica claramente al PP que es la única alternativa posible. El PAR lo será... o no (alternativa), según le convenga, no desde un punto de vista rigurosamente ideológico o programático, sino en estrictos términos de poder y mercadeo de puestos.

¿Por qué se produce esa migración de votos desde el PP al PAR? Pueden influir dos factores: uno, el más obvio, es la mayor popularidad y proyección pública de Biel sobre Buesa. Algo que no conviene minusvalorar. Pero esa es una cuestión personal en la que poco se puede incidir, salvo con la presentación de otro candidato más conocido.

El segundo de los factores es de más calado político, y está originado por la ausencia de un mensaje diferenciado, valiente y original, propio del PP, exclusivo de este partido; algo que le otorgue una imagen de marca distinta del resto, que lo erija y muestre ante el electorado -los potenciales compradores- como la única alternativa posible y, atención, deseable para Zaragoza. Pero el PP de Zaragoza y, me temo, de Aragón, hace tiempo que parece haber renunciado a ser un referente político, el referente político del centro derecha (en clara sintonía, además, con lo que piensan el 95% de sus votantes).

Para nadie es un secreto que quien ha marcado la política aragonesa de los últimos años ha sido Biel. Todas sus iniciativas han sido secundadas por los dos partidos mayoritarios, en un interesado e indisimulado juego de congraciarse con él; un juego a largo plazo estúpido y contraproducente para ellos y para Aragón. Porque muchas de esas iniciativas eran claramente rechazables con datos y argumentos más que válidos, perfectamente defendibles ante la opinión pública, que hubieran desarbolado y hundido a Biel hace ya muchos años. Me refiero, por ejemplo, al tema de las comarcas, a la televisión pública aragonesa, a las empresas públicas y a la red clientelar que ha tejido, a la destrucción de la función pública aragonesa... Pero el seguidismo que ha practicado el PP ha difuminado su perfil y le ha hecho perder ese carácter referencial imprescindible para quien quiera erigirse como alternativa, como la única posible.

Observen que, particularmente en Zaragoza, el PAR incluso se ha apropiado de dos de los principales proyectos del PP, que fue quien los propuso: el traslado de la Romareda a Valdespartera y el metro. Ahora, sin ningún tipo de complejos, ante la ciudadanía parece como si ambos proyectos hubieran sido propuestos desde su inicio por el PAR.

En definitiva, un número importante de votantes, que pudiera llegar a ser decisivo, consideran preferible votar al PAR si, a la postre, el PP va a hacer lo que mande aquél. Y, qué quieren que les diga, no es eso...

lunes, diciembre 25, 2006

Rebelión en la granja

“Rebelión en la granja” debiera ser de lectura obligatoria en el colegio. Los alumnos podrían hallar sorprendentes coincidencias entre nuestros actuales dirigentes y los protagonistas del libro.

“Todos los animales son iguales”. Así rezaba el séptimo mandamiento de los animales rebelados en la granja de Orwell. Tras diversos avatares, ese mandamiento fue oportunamente sustituido por otro: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”. También nuestra democracia comenzó su andadura con un elevado nivel de exigencia ética. Y miren en lo que está acabando. Ahora ya hay quienes son más iguales que otros.

Permítanme tres ejemplos, con los que no desvelo ningún secreto, puesto que son públicos y conocidos:

1.- Marcelino Iglesias, presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón. Su mujer, María Cuartero Moreno, Jefa de Gabinete de la Diputación Provincial de Huesca (casualmente hermana de quien fue Consejero delegado de Zaragoza Alta Velocidad, y cuyo contrato no ha sido posible conocer, a pesar de haber sido solicitado reiteradamente por la oposición en las Cortes de Aragón) .

2.- José Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza. Su mujer, Mari Cruz Soriano, contratada por la Televisión Aragonesa.

3.- Ricardo Berdié, concejal y teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Zaragoza. Procedente del Movimiento Comunista, dinamitero de Izquierda Unida. Su mujer, Mercedes Gallizo, Directora General de Prisiones.

¿Cuánto dinero está entrando en la casa de estos políticos cada mes? ¿De dónde sale ese dinero?

A estos tres ejemplos, públicos y conocidos, habría que sumar todos los que todavía no han aflorado, pero que saldrán a la luz antes de las elecciones, si la oposición sabe mostrar un ápice de inteligencia, oportunidad y valor, y que se están nutriendo del inmenso tinglado clientelar de las empresas públicas y las comarcas. Un dato: el presupuesto de las empresas públicas aragonesas se ha multiplicado por catorce en los últimos seis años. ¿De dónde proceden los ingresos de las empresas públicas?: del presupuesto de la Comunidad Autónoma. Las empresas públicas no se han montado para satisfacer ninguna necesidad de la sociedad o de la Administración; se han montado como oficina de colocación. No tienen otra utilidad; pero están siendo muy efectivas y rentables... para ellos.

Me empiezo a enterar ahora de colocaciones de familiares, con nombres y apellidos, de significados militantes del PSOE en la Expo. El tema dará para mucho, aunque de momento está pasando inadvertido. Pero debiera ser objeto de investigación.

Y otros dos datos, públicos y conocidos:

1.- Aragón todavía mantiene, junto con Andalucía, el Impuesto de Sucesiones.

2.- Aragón es la comunidad autónoma con las menores desgravaciones autonómicas de toda España.

Los aragoneses somos los españoles que más impuestos pagamos. ¿Por qué? Creo que lo que acabo de explicar en las líneas precedentes lo explica con suficiente claridad.

Una conclusión: nuestros “progres” no son de izquierdas.

Y una pregunta: ¿sería capaz el lector de ponerles nombres, apellidos y siglas a los “cerdos” de la granja?
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domingo, diciembre 24, 2006

Reacción solidaria ante la injusticia

Ya lo dijo Quevedo: donde no hay justicia, es peligroso tener razón.
Algunas de las cosas que pasan últimamente en España conducen al desánimo. Cuando accedimos a la democracia no esperábamos esto. Esperábamos un país donde prevaleciera la justicia y no hubiera que defender hasta el heroísmo la verdad. Un país, quizás, sin corrupción, o al menos donde ésta fuera castigada. Pero la calidad moral de nuestra democracia está llegando con este Gobierno a sus niveles más bajos.

Sin embargo, en medio de tanta miseria moral como nos atenaza, de vez en cuando surge un rayo de esperanza. Los dos policías que denunciaron una trama policial de comercio de Goma-2 encarcelados por el juez Del Olmo, Celestino Rivera y Jesús Parrilla, pasarán la Navidad en su casa. Pero no se ha hecho justicia. Los donativos recogidos en toda España e incluso en Europa e Hispanoamérica han permitido pagar las abusivas fianzas impuestas por el juez. ¿El delito de estos policías?: hablar con un periodista de El Mundo, gracias a lo que se desentrañó esa siniestra trama.

Mientras tanto, delitos reales y mucho más graves que los que se les imputan a estos dos policías siguen impunes o han sido objeto de medidas cautelares mucho más leves. Por ejemplo: los policías que arrestaron indebidamente a dos militantes del PP o el chivatazo a ETA para evitar una detención.

La respuesta social que ha obtenido este caso debería hacer recapacitar, no al Gobierno, sino a todos los socialistas honrados que sin duda quedan. Porque ni los jueces administran Justicia, ni la Verdad o la Libertad militan hoy en las filas del PSOE.

sábado, diciembre 23, 2006

Las inversiones del Estado

Con los nuevos sistemas de financiación a la carta que se vienen pactando en las sucesivas reformas estatutarias, la viabilidad del Estado peligra. Algo sin importancia, si el PSOE consigue recompensar -y fidelizar- a sus tradicionales canteras de votos.


Aunque es una aspiración que otras comunidades autónomas han manifestado, y particularmente Cataluña, no es posible extender al resto el singular -y privilegiado- sistema fiscal del que disfrutan el País Vasco y Navarra. La Constitución sólo se lo reconoce a estas dos en función de unos derechos históricos (con los que, por cierto, yo siempre he sido discrepante). Así pues, descartada esa opción, la singularidad en la recaudación, Rodríguez Zapatero ha transigido con un sistema que puede agudizar las tensiones y agravios, privilegiando a unas comunidades y discriminando a otras: la singularidad en el reparto.

Pero ya que Rodríguez Zapatero no debe saber muchas matemáticas, sería deseable que al menos el ministro de Hacienda las supiera. Porque observen que este novedoso y peculiar sistema de reparto que se viene pactando en los Estatutos aprobados o en tramitación supone una quiebra de la más elemental lógica matemática, un desafío para el sentido común y un riesgo de fractura financiera y de la solidaridad que debe caracterizar un Estado.

Los sistemas de reparto de la financiación pactados en Cataluña y Andalucía son distintos y contradictorios. En Cataluña por su participación en el PIB: 18,85% y en Andalucía por su población: 17,80%. La primera observación que cabe hacer es que el primer criterio es poco social y nada solidario, en las antípodas de lo que sería esperable de un gobierno socialista y opuesto al mandato constitucional del reequilibrio y convergencia económicos. La segunda es que, eligiendo uno de los dos criterios, u otro distinto, la suma de los porcentajes asignados a todas las comunidades debe dar 100. Por el contrario, seleccionando en cada caso el sistema más favorable a cada una es imposible cuadrar la suma, salvo que para algunas comunidades no se elija el criterio más favorable, sino, por el contrario, el más desfavorable. ¿Y a quienes les tocará entonces?

La pregunta sobre qué comunidades serán sacrificadas y recibirán dinero del Estado con los criterios más desfavorables no es en absoluto ociosa. Hay un detalle que no debe pasar inadvertido. ¿Dónde obtiene el PSOE su mayor número de votos? ¿En qué dos comunidades obtiene la mayor ventaja relativa frente al PP? Casualmente, en Andalucía y Cataluña. Saquen ustedes las conclusiones.

El extraño liderazgo de Marcelino Iglesias (y IV)

Marcelino Iglesias ha resultado ser un agente doble al servicio del catalanismo expansivo, cuyos intereses antepone claramente a los nuestros. Nunca se ha opuesto a él, sino que, de forma más o menos disimulada, siempre ha colaborado a sus fines.


Cualquiera que haya leído mis anteriores artículos sobre Marcelino y las claves de su sorprendente liderazgo, habrá llegado a una inquietante conclusión: nuestro presidente parece atender con carácter preferente a intereses ajenos a los de los aragoneses, anteponiéndolos a los nuestros. ¿A qué intereses obedece? ¿a los del PSOE? ¿a los de Cataluña? Claramente, a ambos. Su objetivo político es el poder, y éste depende del éxito del PSOE. Nunca se ha opuesto a sus designios, aunque a veces lo haya simulado. Si el PSOE propone un trasvase, Marcelino lo apoya. Si el PSOE elimina la Reserva Hidráulica de Aragón del PHN, Marcelino lo acata, aunque escenifique una oposición fingida, que resulta no serlo. Vota una cosa aquí y otra en Madrid; apoya, cuando no le queda otro remedio, las iniciativas de la oposición, pero jamás ejerce sus prerrogativas para plantar cara al aparato de su partido, o poner un recurso, como han hecho otros gobiernos autonómicos. Sujeta, engaña y reconduce, en la medida de sus posibilidades, a la opinión pública aragonesa. Y con notable éxito, todo hay que decirlo.

Pero, ¿Cataluña? No hay que olvidar su fuerte vinculación sentimental con Cataluña. Él no sólo es catalanoparlante, sino que el catalán es su primera lengua, no el castellano. Pero no hay que olvidar tampoco que Cataluña es un objetivo de primer orden para la estrategia de su partido. El poder socialista se asienta sobre dos feudos clásicos: Andalucía y Cataluña. Y Aragón es para éste segundo un puntal, no imprescindible, pero sí muy útil. Aragón es para Cataluña su reserva agropecuaria, despensa, fuente de materias primas y zona de expansión de sus empresas ganaderas y alimentarias. Y sobre todo y desde el punto de vista político, es una de las zonas de más clara y menos contestada reivindicación expansionista. Un campo de acción natural del catalanismo expansivo, cultural y político. Y observen que Marcelino nunca se ha opuesto a él.

Ha sido Jiménez Losantos quien, acertadamente, ha definido a Marcelino Iglesias como un agente del catalanismo, infiltrado en Aragón, nada menos que en la presidencia de su gobierno. Todos sus hombres de confianza dentro del partido proceden de la Franja oscense: el alcalde de Arén, por ejemplo.

Eva Almunia -quizás la peor consejera del actual gobierno aragonés y, sin duda, la peor que haya habido nunca al frente de esa Consejería- pactó con su homóloga catalana la gestión compartida de los bienes eclesiásticos de las comarcas aragonesas orientales, pero no su devolución, sino su mantenimiento en Lérida. Ante el escándalo suscitado hubo que rectificar a toda prisa, pero la consejera sigue en su puesto. ¿Por qué? Claramente, porque seguía las órdenes e instrucciones de Marcelino.

El presidente de la Asociación Cultural Lo Timó de La Litera dijo, nada menos que en una intervención en las Cortes de Aragón -no en la prensa ni en otro foro más o menos ajeno a la actividad política, no: en las Cortes- que Marcelino Iglesias era uno de los socios fundadores de la rama ribagorzana de Omnium Cultural. Omnium es, recuérdenlo, una de las entidades denunciantes de aquellos comerciantes que rotulan sólo en castellano; una de las que se opone a la devolución de los bienes religiosos y una de las que reivindica la anexión a Cataluña de partes de Aragón, que ya alcanzan hasta Monzón. ¿Han oído o leído algún desmentido por parte de Marcelino o algún portavoz del PSOE aragonés?

El gobierno catalán subvenciona de forma pública a entidades supuestamente culturales en el Aragón oriental, que cuentan con agentes de movilización social, a sueldo de la Generalitat y dedicación completa, y cuyas actuaciones tienen un carácter indudablemente político y reivindicativo. Y todo ello ante la pasividad del Gobierno de Aragón y de su presidente, del que muchos pensamos que comparte esos objetivos. Su entusiasta apoyo a la Eurorregión de Maragall -frente a la más sensata y razonable Ebrorregión-, en la que nos correspondía un papel de comparsas, con intereses que jamás podrían coincidir con los de los hosteleros de la Costa Brava o de Baleares, y cuyas apuestas estratégicas y de comunicaciones colisionan con las nuestras, sólo puede explicarse por su indisimulado catalanismo.

El papel jugado por Marcelino Iglesias en la desactivación de las reivindicaciones hidráulicas aragonesas y el cumplimiento de los compromisos de Zapatero con ERC en esta materia será objeto, más adelante, de un análisis específico de la cuestión hidráulica. Ante todo ello, no es extraño que los catalanes le premien por su catalanismo, mientras censuran al Rey, a Albert Boadella, a Aznar, a Ibarra o a Esperanza Aguirre. No es difícil de entender el porqué. Ese es nuestro presidente: un agente doble.

sábado, diciembre 16, 2006

El extraño liderago de Marcelino Iglesias (III)

Aunque sigue utilizando a conveniencia la amenaza del trasvase, Marcelino ha eludido durante estos dos últimos años cualquier referencia a la amenaza del PHN socialista, mucho más grave que el PHN popular, puesto que podría llegar a suponer una exigencia de caudales para el Delta equivalente a cuatro trasvases. Y de no ser por la iniciativa de la oposición, Marcelino hubiera permanecido callado.


Una de las bazas con las que juega Marcelino Iglesias es la desinformación de los aragoneses. En ese sentido debe admitirse que nos ha “cogido las medidas”. Sin duda, hay dos cosas que conoce perfectamente: una son sus propias limitaciones, de las que él es más consciente que nadie. Y la otra es la apatía de los aragoneses, su conformismo y la ausencia de ese esfuerzo deliberado y consciente que exige el estar bien informados. Frente a esa apatía, y con sus limitaciones, la táctica del camuflaje a la que yo aludía en la primera parte de esta serie funciona a plena satisfacción. Es, quizás, la más conveniente para él.

En el tema del agua, la postura del Partido Socialista es bien conocida. Frente a las propuestas trasvasistas de la década pasada -que Marcelino apoyó “con entusiasmo”- se ha producido un cambio de criterio, que cuenta con la ventaja de ir a favor de la arraigada oposición aragonesa a ceder caudales. Ello favorece a Marcelino, en la misma medida en que pueda perjudicar a los socialistas valencianos y murcianos. Marcelino está, por tanto, de suerte.

También se conoce la postura que al respecto mantiene Esquerra Republicana, de frontal oposición al trasvase. Sin embargo no se conoce, porque se ha ocultado deliberadamente, su oposición al Pacto del Agua aragonés. Pero se ha dicho expresamente por sus representantes en el Congreso de los Diputados que el Pacto del Agua era más lesivo para el Delta que el propio trasvase. Está dicho y recogido en el Diario de Sesiones. Y ambas condiciones, la derogación del trasvase y la eliminación de la Reserva Hidráulica del Pacto del Agua, han sido exigencias de Esquerra Republicana para apoyar la investidura de Rodríguez Zapatero. Y sabemos que Rodríguez Zapatero cumple sus compromisos con los nacionalistas. Lo que pasa es que a la primera de las exigencias se le ha dado una conveniente publicidad, mientras que la segunda se ha ocultado, contando con las tradicionales apatía y desinformación aragonesas.

Ambas cosas pues, Trasvase y Reserva, han sido eliminadas del PHN ante el ingenuo entusiasmo aragonés. Hemos preferido no dar agua, aún a costa de que nos priven de la garantía de que nuestras necesidades serán atendidas. Pero es que sólo nos hemos enterado de lo primero. Y ante las iniciativas del PP para que la Reserva Hidráulica se mantuviera, ya hemos visto cuales han sido las contradictorias actuaciones del PSOE en Aragón y Madrid: en Aragón a favor y en Madrid en contra. El mismo día, insisto.

Pero es que, además, la disposición adicional décima de la Ley que modificaba el PHN (Ley aprobada por el procedimiento de urgencia del Decreto-Ley), contempla la determinación bilateral del caudal ecológico del Delta entre el Gobierno español y la Generalitat, rompiendo por primera vez en España desde la creación de las confederaciones hidrográficas el principio de unidad de cuenca. Es, como digo, la primera vez que se rompe y sólo en el Ebro. En el Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón que recoge el debate del día 21 de abril de 2005 hay algún sorprendente ejemplo de que los propios diputados socialistas desconocían ese significativo detalle. Cuando Antonio Suárez lo exponía en la tribuna de oradores, los diputados socialistas lo negaban desde sus escaños. Figura en el Diario de Sesiones. El jueves, día 14 de diciembre de 2006, un año y medio más tarde, todos los grupos, incluidos los socialistas, apoyaban una proposición de ley (que deberá ser enviada al Congreso de los Diputados) a iniciativa de PP e IU para que se incluya esa Reserva en el PHN.

Las consecuencias de ese sistema de fijación de caudales pueden ser gravísimas. El caudal ecológico obliga aguas arriba y pudiera darse el caso de que en época de sequía hubiera que desembalsar agua para garantizarlo en el Delta, incluso a costa de los regadíos aragoneses. El Plan Hidrológico del PP, PHN-2001, consideraba para el Delta un caudal ecológico mínimo de 3.153’6 hm3/año (100 m3/seg.). Estudios de la Generalitat de esa época reclamaban 4.100 hectómetros cúbicos, mientras que algunas de las propuestas actuales llegan a pedir casi 11.000 hectómetros cúbicos (aproximadamente 350 m3/seg.). Es obvio que esa cantidad no sólo hace inviable cualquier trasvase sino que hipoteca la Reserva Hidráulica del Pacto del Agua. Incluso sería cuestionable poder mantener ese caudal en épocas de estiaje sin recurrir al desembalse en Aragón. Otras reclamaciones catalanas más modestas llegan a 7.000 hectómetros cúbicos, sumando el caudal de cuatro trasvases a lo contemplado en el PHN-2001.

Pero además, el caudal, insisto, se fijará, de cumplirse las previsiones legales, de espaldas y al margen de los órganos de gestión de cuenca y del resto de las comunidades de la misma. Es más, noticias recientes de la prensa aragonesa alertaban de que ese caudal puede estar a estas fechas ya pactado entre el Gobierno y la Generalitat, de forma secreta como suele negociar Zapatero. De ser así, la reciente iniciativa parlamentaria aragonesa puede llegar incluso tarde.

¿Desconocía Marcelino estas cuestiones, de la misma forma que sus diputados? No es creíble, aunque sí posible, conociendo sus capacidades y dedicación. En cualquier caso, es significativo, primero, que mientras otras comunidades afectadas han recurrido el nuevo PHN socialista y el propio Estatuto catalán por las atribuciones hidráulicas que se arroga sobre el Ebro, el gobierno aragonés ha permanecido pasivo; y segundo, que la iniciativa de la proposición de ley (que es un procedimiento claramente más blando y amigable que el recurso) no haya procedido siquiera del gobierno, sino de la oposición. Marcelino, camuflado de nuevo, ha renunciado a ejercer el liderazgo y la responsabilidad que le corresponderían, aunque se haya sumado a esa iniciativa. No tenía otro remedio.

miércoles, diciembre 13, 2006

El extraño liderazgo de Marcelino Iglesias (II)

En el tema del agua, Marcelino Iglesias ha mostrado un descarnado oportunismo: ha dejado claro que no es trasvasista ni antitravasista sino lo que convenga en cada momento; no a Aragón, sino a él mismo.

La gestión del agua -la gestión de los conflictos generados en torno al agua, más bien- ha sido sin duda el gran éxito de Marcelino Iglesias. El trasvase contemplado en el PHN de Aznar hundió en su momento las expectativas electorales del PP en Aragón y posiblemente todavía las lastra. De hecho es un tema que el resto de los partidos no dudan en sacar a la palestra a la menor ocasión. Y entre ellos, lógicamente, el PSOE. Marcelino supo aprovechar en su momento la dificultad del PP para hacer llegar su mensaje y el bombardeo sistemático a que se le sometió desde todos los frentes. Así, asumió e hizo suyos los argumentos y descalificaciones del PAR y de la CHA. Pero fue él quien rentabilizó la oposición al trasvase desde todo el espectro ideológico. Pero, ¿era una posición, la suya, firme y sincera, o se limitó a colocarse al frente de la manifestación? Hay muchos datos que permiten suponer que se trató de un acto más de oportunismo por su parte. Magistralmente explotado, eso sí.

No puede olvidarse, aunque lo haya hecho de forma generalizada el electorado aragonés, que antes de la propuesta de trasvase popular hubo una propuesta de trasvase socialista. Y que ésta última -gobernaba Felipe González y el ministro responsable era Josep Borrell- contemplaba un caudal doble al que años más tarde propuso el PP. ¿Y cuál era la postura de Marcelino Iglesias ante el trasvase socialista? Un apoyo total, “con entusiasmo”, como gráficamente indicó en su momento. Ángel Cristóbal Montes nos recordó años más tarde ese entusiasmo expreso, que debe yacer dormido en las hemerotecas.

No debe olvidarse tampoco que cuando el PSOE propuso su trasvase no se había aprobado el Pacto del Agua en las Cortes de Aragón (1992), y que en éste se fijó la llamada Reserva Hidráulica con el propósito de “blindar” de alguna manera y asegurar la cobertura de las necesidades presentes y futuras de Aragón. No cabe duda de que fue la reacción al trasvase socialista la desencadenante del Pacto. Un total de 6.550 hectómetros cúbicos. El hecho de que el Pacto establezca un uso exclusivo para Aragón de esa Reserva, dejaba implícita la posibilidad del aprovechamiento de los caudales sobrantes por otras cuencas o territorios. De hecho, el PHN del PP asumía en su integridad el contenido del Pacto del Agua, cosa que no hacía el primer PHN del PSOE, (que no podía hacer, puesto que el Pacto no existía entonces). Así pues, Marcelino Iglesias apoyaba con entusiasmo el trasvase de un caudal doble que el del PP, que no garantizaba ninguna reserva para Aragón, mientras rechaza uno menor y más garantista con nuestros intereses.

Más recientemente, una vez derogado el PHN popular y en fase de sustitución por el nuevo texto socialista, el PP de Aragón presentó una proposición no de Ley en las Cortes aragonesas de apoyo al mantenimiento de la Reserva Hidráulica, que se debatió y votó el mismo día que en el pleno del Congreso de los Diputados se votaban diversas propuestas sobre la Ley de Modificación del PHN. El PSOE votó a favor del mantenimiento de la Reserva en Zaragoza (todos los diputados autonómicos socialistas votaron a favor) y en contra en Madrid (todos los diputados socialistas aragoneses votaron en contra), ¡el mismo día! Esa fecha, 21 de abril de 2005, debiera incorporarse a la historia de la ignominia en Aragón. Porque, ¿han oído o leído alguna explicación coherente al respecto? ¿El Pacto sigue vigente en Zaragoza pero no en Madrid? Claramente, se estaba anticipando el propósito de recortarlo, como ya viene sugiriendo la ministra Narbona. La pregunta es: ¿apoya entonces Marcelino Iglesias la Reserva Estratégica de 6.550 hectómetros cúbicos o no? Nadie lo sabe. Ni lo sabremos. O dirá una cosa y hará la contraria. Como viene haciendo desde que se tiene memoria de sus andanzas.

Pero el asunto del agua y las indefiniciones de Marcelino dan para mucho más. Seguiremos hablando del tema en la próxima entrega.

martes, diciembre 12, 2006

El extraño liderazgo de Marcelino Iglesias (I)

Ha elevado el camuflaje a la categoría de virtud política: confundirse con el paisaje y permanecer quieto, muy quieto, el tiempo necesario. ¿Son esas, me pregunto, las cualidades de un líder?


Seguramente todos ustedes conocen el chiste: -Una rubia espectacular por su belleza y elegancia deslumbra en una fiesta. Además es discreta. Escucha todas las conversaciones, sonríe con educación, pero nunca dice nada. Hasta que alguien le requiere: “¿Y usted, señorita, no tiene nada que decir?” “¿Pa qué?”, contesta ella, “¿pa cagarla?”-. Lo conocían, seguro. Deben perdonar la malsonancia, pero era imprescindible, ya lo ven, para el buen fin de la historia.

Bien. El caso es que siempre que veo a Marcelino Iglesias o leo algo sobre él me acuerdo de la rubia del chiste. Hace poco un buen amigo nos contaba un acto al que asistió el presidente aragonés. “Alto, buena planta, vestido con un impecable traje gris marengo”, nos contaba. “Era con diferencia el más elegante… hasta que abría la boca”. Como la rubia, mismamente.

Siempre me ha interesado el porqué del liderazgo, que a menudo me ha resultado incomprensible, de determinadas personas. Al final, con el paso de los años, he llegado a la conclusión de que el liderazgo no depende tanto de las cualidades del líder, sino del reconocimiento que, por alguna razón que se me escapa, le otorgan los liderados. Hay muchísima gente brillante, que anticipa con sagacidad las tendencias por las que ha de discurrir el mundo, que tienen soluciones seguramente válidas para los problemas que nos aquejan, y que son sencillamente ignorados. Las circunstancias silencian su voz, no caen simpáticos, carecen de carisma… Y en cambio otros, psicópatas, tontos, iluminados, concitan el entusiasmo y el apoyo de las masas. Hitler es el más paradigmático, pero habría otros: gente como Sabino Arana, una acémila intelectual y moral, es todavía objeto de veneración; o un orate iluminado como Blas Infante, es aún un referente político.

No voy a sugerir que Marcelino sea un líder carismático, ni que sea homologable a ninguno de los citados, pero hoy por hoy en las urnas y encuestas es el político aragonés que logra más respaldo. Y eso es algo que no consigo entender. Creo que de todo el panorama político aragonés no es precisamente el que más destaque por su inteligencia, formación, elocuencia o simplemente sinceridad. Ni siquiera por su pasión política. Tampoco es el más brillante, ni de lejos, de los presidentes autonómicos. Marcelino no reúne ninguna de las cualidades que parecen necesarias para liderar nada.

Hay quien asegura que es prudente. No lo creo. Su temperamento parece moverse más entre la cobardía y la apatía, en ese ambiguo terreno del oportunismo. Hay abundantes muestras de ello, y citaré algunas, no lo duden. Por ejemplo, cualquiera que analice su trayectoria habrá notado cómo durante largas temporadas, a veces más de un mes, simplemente desaparece de la escena. Se esfuma. Como si estuviera de vacaciones. Y esas desapariciones suelen coincidir con los periodos en los que se acumulan contratiempos. Nunca es él quien da la cara entonces. Ha elevado el camuflaje a la categoría de virtud política: confundirse con el paisaje y permanecer quieto, muy quieto, el tiempo necesario.

Estos días, cuando escribo estas líneas, surge en la prensa el tema de las contrataciones de las empresas públicas y la falta de información por parte del gobierno. Las sospechas, legítimas y justificadas, se extienden. ¿Y dónde está Marcelino? Perfectamente oculto, silencioso... desaparecido. ¿Ese es el comportamiento de un responsable político? ¿Y de un líder?

Seguiremos hablando de la habilidad para el camuflaje y del oportunismo de nuestro presidente. Porque, ¿son esas, repito, las cualidades de un líder?

viernes, diciembre 08, 2006

La mentira de los datos macroeconómicos

Frente al optimismo con que el Gobierno maneja las cifras macroeconómicas, la realidad es muy distinta. Los ciudadanos harían bien en atender más a la evolución de su poder adquisitivo y de su capacidad de ahorro que a las palabras del Presidente.

Hace unos pocos meses -menos de tres, creo- un Rodríguez Zapatero optimista hasta la imprudencia nos aseguraba que, de seguir esta racha de crecimiento, en la primera mitad de la próxima década superaríamos a Francia y Alemania en riqueza. O mentía conscientemente o su ignorancia en materia económica es mayor de lo imaginado.

Efectivamente, mientras la Eurozona crece a una media del 2’6%, nosotros lo hacemos a un 3’8%. Sin embargo hay algún dato complementario que calló, quizás conscientemente, haciendo bueno el refrán sobre la falacia de las verdades a medias. El crecimiento demográfico de la Eurozona es del 0’5% anual, mientras que el nuestro, con la mayor tasa de inmigración del planeta, lo hace al 3%. Nuestra renta per capita crece, por tanto, muy por debajo del resto de Europa, como perciben perfectamente las familias que en estos dos últimos años han visto como disminuye su capacidad de compra y ahorro. Porque nuestro diferencial de inflación con el conjunto de estos países sigue siendo de un punto. Somos, esa es la verdad, cada año más pobres. Esa es una realidad tangible, que nadie debe venir a contarnos. La notamos cada fin de mes.

Nuestro crecimiento no está basado en un aumento de competitividad, como vienen alertando todos los expertos y organismos internacionales, sino en el aumento de la demanda interna, del consumo fundamentado en dos pilares: la inmigración (un millón de nuevos habitantes cada año, desde hace al menos cuatro, y con tendencia creciente) y el endeudamiento de las familias. Un modelo de crecimiento insostenible. Como aseguraba un experto hace unos días: vamos como una moto... al precipicio. La falta de competitividad tiene dos efectos, el segundo más tangible que el primero: el deterioro de nuestra balanza de pagos (cada día compramos más al extranjero y vendemos menos) y cada día los salarios son menores y mayor la precariedad del empleo.

Una situación de endeudamiento masivo hace extraordinariamente vulnerable a la clase media ante las subidas de tipos. El tipo de interés de la Eurozona ha subido por sexta vez en un año, mientras que el Euríbor (el tipo de referencia para las hipotecas) acumula catorce subidas consecutivas. Una hipoteca media a interés variable puede subir más de 2.000 euros al año a partir de la próxima revisión. Los efectos sobre el consumo de las familias pueden ser demoledores. Además, a pesar de lo prometido en la pasada campaña electoral, los impuestos, directos e indirectos, no han hecho sino subir. La voracidad de las administraciones públicas es insaciable.

Las familias que afrontaron un precio desmesurado por la compra de una vivienda, pero se consolaban pensando que su valor se había incrementado desde su adquisición, ven cómo sube también el precio (al menos el coste financiero) que han de pagar por ella.

En contra del optimismo que pretendía transmitir de forma irresponsable Rodríguez Zapatero, las cosas no van bien. En absoluto. Pero las familias disponen de sus propios indicadores económicos, más fiables que las palabras del presidente. Harían bien en analizarlos y obrar en consecuencia. Lo tendrán -lo tendremos- que hacer en cualquier caso. A la fuerza ahorcan.

miércoles, diciembre 06, 2006

Constitución y lealtad



Nuestra Constitución ha resultado ser muy débil, muy vulnerable ante la deslealtad.

Yo fui uno de aquellos españoles que tuvimos ocasión de votar la Constitución. Y lo hice con ilusión, con ingenuidad quizás. Hoy ya hay toda una joven generación que no pudo hacerlo. Por tanto, aquel texto fue una especie de legado que los de mi generación dimos a ésta; y a veces tengo dudas, casi remordimientos, de lo que les transmitimos.

Confieso que he estudiado y reflexionado sobre la Constitución a lo largo de estos años mucho más de lo que lo hice entonces. Era muy joven. Y he hallado en ella ciertos defectos, indefiniciones, contradicciones e incluso privilegios contrarios a la pureza democrática, que le confieren una debilidad conceptual indeseable en muchos aspectos. Tanto que requiere de una lealtad sobreañadida. O por decirlo de otra manera, nuestra Constitución ha resultado ser muy débil, muy vulnerable ante la deslealtad. Y los nacionalistas han sido profundamente desleales a lo largo de estos años. Sólo la lealtad de los dos grandes partidos podía mantenerla vigente. Hoy no lo está. Creo que uno de ambos partidos ha dejado de ser leal a su espíritu, que fue el de la Transición, y por ello importantes preceptos básicos, como la igualdad de los españoles ante la ley, han saltado por los aires. Aunque el germen ya estaba sembrado en algunas de sus disposiciones adicionales y transitorias. La voté sin saber que, por ejemplo, reconocía algo tan profundamente antidemocrático como los “derechos históricos”. Y con el paso de los años he aprendido, o llegado a la convicción, de que sólo la ciudadanía puede ser fuente de derechos, y nunca la Historia. Al final ésta ha resultado ser fuente, no de derechos, sino de privilegios, que otros pagamos.

Ha llegado la hora de plantearse una revisión constitucional. La política del actual Gobierno ha logrado transmitir a los ciudadanos la necesidad, la urgencia casi de abordar una reforma profunda, más de la que en un principio se sugería, con objeto de actualizarla y, sobre todo, fortalecerla frente a la deslealtad. Lo malo del momento presente es que va ser preciso un nuevo espíritu de consenso reforzado, distinto y más intenso que aquél que la inspiró; más intenso por la dificultad de revisar y desandar quizás algunos de los pasos dados y revertir transferencias que han ido más lejos de lo que era justo y deseable; un consenso difícil de lograr, al menos ahora. Va a ser una pugna difícil, que se abordará ahora o dentro de quince años, pero que será inevitable (aunque quizás dentro de quince años sea inútil): si logramos una igualdad de máximos en la descentralización del Estado, éste será inviable; y habrá una fuerte resistencia a la igualdad si ello implica la revisión de competencias indebidamente transferidas. Hay quienes no quieren ser iguales ante la ley, como la Constitución ordena.

En definitiva, la ineludible revisión constitucional, que ya ha sido propuesta por la única fuerza política que hoy parece mostrar cierto sentido de responsabilidad histórica, exigirá un consenso de diferente entidad que el primero, mucho menos ilusionado e ingenuo, mucho más exigente y responsable. Más firme también. Un consenso basado en la experiencia amarga, pero insoslayable, que no podremos ignorar, de la deslealtad nacionalista de estos últimos veintiocho años.

martes, diciembre 05, 2006

Las hipotecas socialistas



Las hipotecas nuclear (o energética), la educativa, la ruptura del consenso sobre el modelo de Estado (sin ningún proyecto alternativo, salvo la desmembración de España a manos de los nacionalistas y caciques autonómicos) y la claudicación ante el terrorismo son los legados socialistas que habrán de pagar las generaciones futuras. El socialismo le está resultando muy caro a España.


Cuando los historiadores analicen estos treinta años de democracia podrán caracterizar la contribución socialista por las cuatro grandes hipotecas que vamos a legar a las próximas generaciones, y que aún tocará sufrir -y comenzar a pagar- a la actual. Las dos primeras arrancan del felipismo y son consecuencia de los dogmas ideológicos de la peculiar izquierda española. Y las otras dos son las que está fraguando ahora mismo el actual gobierno, las más importantes por su proyección de futuro de entre todas sus decisiones, aunque quizás es pronto para aventurar los efectos de todas las demás.

La hipoteca nuclear fue planteada por Felipe González, quien, junto con Solana y algún otro, está proponiendo ahora su reconsideración. Sabido es que en Francia han apostado a fondo por este tipo de energía y ni la derecha ni la izquierda se la cuestionan, no al menos ideológicamente. Por una razón, porque la energía no tiene ideología. Fruto de la moratoria nuclear es nuestra factura energética, más cara que la de otros países, que está limitando, en una forma que yo no sé medir, nuestras posibilidades de desarrollo. ¿Cuál hubiera sido éste con una energía más barata y abundante? Y la otra consecuencia es nuestra dependencia exterior, que supone una gran debilidad estratégica de nuestro sistema productivo. Tanto el coste de la energía como nuestra dependencia exterior de unos pocos proveedores de gas y petróleo es algo que las generaciones futuras habrán de afrontar, porque no lo hicimos nosotros. O porque lo hicimos mal.

La hipoteca educativa es consecuencia de esos otros dogmas ideológicos, en este caso del igualitarismo mal entendido y peor aplicado, que nos ha llevado a otorgar a las élites intelectuales la misma consideración que a las élites económicas. Trasladar una especie de lucha de clases al campo de la formación ha llevado a la disminución de los niveles de exigencia para otorgar a todos los alumnos las mismas oportunidades académicas. Obsérvese el tradicional recelo de la izquierda ante la educación privada, a pesar de que supone un ahorro al Estado y una aportación a la libertad de las familias que nunca reconocerán. Todo ello aderezado con otras aportaciones teóricas, como la del buenismo roussoniano, la educación en valores (no “de”, sino en valores), la eliminación de todo atisbo de competencia y el abandono de la disciplina, el esfuerzo y la responsabilidad como valores (éstos sí) imprescindibles en el aprendizaje y útiles para la vida adulta. La universidad se ha convertido en un bien de consumo masivo, con un lamentable nivel de formación y fábrica de titulados que el mercado laboral no demanda.

No son pocas las voces que se plantean si toda esa política educativa no responde al propósito de adocenar a estas jóvenes generaciones, para convertirlas en súbditos antes que en ciudadanos. La falta de reivindicación ante el tema de la vivienda, que concentra a unos pocos centenares de jóvenes, frente a los masivos botellones que se celebran pocas horas más tarde, abonaría esas tesis. Sorprende que frente a la experiencia de otros países y los informes de organismos internacionales que señalan repetidamente nuestros pobres resultados académicos se persevere en el error, manteniendo un sistema claramente fracasado.

Las restantes hipotecas son más recientes y objeto de abundante polémica. Una de ellas es esta Segunda Transición sin consenso, a diferencia de la primera, de la que tampoco se tiene muy claro el modelo final que se pretende. Quizás sean los nacionalismos periféricos los únicos que tienen claro el modelo. Zapatero en esto no tiene modelo, pero sí un objetivo: aislar permanentemente a la derecha, al modo en que se pretendió durante la Segunda República. La ruptura de todos los elementos de integración nacional va a tener consecuencias muy graves sobre el futuro, por dos razones, porque rompen una construcción de siglos sin saber si la estructura resultante será mejor o ni siquiera viable, y porque camina claramente a contracorriente de la Historia.

Y la última, de efectos aún menos previsibles, pero que supongo nefastos, es la claudicación ante ETA. No sé qué concesiones políticas se van a hacer finalmente a cambio del cese de la violencia, algo que nunca debiera ser objeto de transacción, pero el hecho supone un abandono de principios y una quiebra de los valores democráticos y sociales más elementales. Y ninguna gran Nación ni ningún proyecto común se ha construido sobre la ignominia.


Es pronto para saber si los cambios demográficos que la inmigración descontrolada va a provocar supondrán una hipoteca o una oportunidad. De momento, las cuatro que he señalado no aportan ninguna oportunidad. En el caso de la última, una paz obtenida al precio de la rendición no es otra cosa que la oportunidad perdida de la victoria de los buenos sobre los malos. Pero a la vista del legado que van a dejar, los historiadores concluirán sin duda que el socialismo de estos treinta años nos ha costado muy caro a los españoles. A los de ahora y a los del futuro.

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