miércoles, diciembre 13, 2006

El extraño liderazgo de Marcelino Iglesias (II)

En el tema del agua, Marcelino Iglesias ha mostrado un descarnado oportunismo: ha dejado claro que no es trasvasista ni antitravasista sino lo que convenga en cada momento; no a Aragón, sino a él mismo.

La gestión del agua -la gestión de los conflictos generados en torno al agua, más bien- ha sido sin duda el gran éxito de Marcelino Iglesias. El trasvase contemplado en el PHN de Aznar hundió en su momento las expectativas electorales del PP en Aragón y posiblemente todavía las lastra. De hecho es un tema que el resto de los partidos no dudan en sacar a la palestra a la menor ocasión. Y entre ellos, lógicamente, el PSOE. Marcelino supo aprovechar en su momento la dificultad del PP para hacer llegar su mensaje y el bombardeo sistemático a que se le sometió desde todos los frentes. Así, asumió e hizo suyos los argumentos y descalificaciones del PAR y de la CHA. Pero fue él quien rentabilizó la oposición al trasvase desde todo el espectro ideológico. Pero, ¿era una posición, la suya, firme y sincera, o se limitó a colocarse al frente de la manifestación? Hay muchos datos que permiten suponer que se trató de un acto más de oportunismo por su parte. Magistralmente explotado, eso sí.

No puede olvidarse, aunque lo haya hecho de forma generalizada el electorado aragonés, que antes de la propuesta de trasvase popular hubo una propuesta de trasvase socialista. Y que ésta última -gobernaba Felipe González y el ministro responsable era Josep Borrell- contemplaba un caudal doble al que años más tarde propuso el PP. ¿Y cuál era la postura de Marcelino Iglesias ante el trasvase socialista? Un apoyo total, “con entusiasmo”, como gráficamente indicó en su momento. Ángel Cristóbal Montes nos recordó años más tarde ese entusiasmo expreso, que debe yacer dormido en las hemerotecas.

No debe olvidarse tampoco que cuando el PSOE propuso su trasvase no se había aprobado el Pacto del Agua en las Cortes de Aragón (1992), y que en éste se fijó la llamada Reserva Hidráulica con el propósito de “blindar” de alguna manera y asegurar la cobertura de las necesidades presentes y futuras de Aragón. No cabe duda de que fue la reacción al trasvase socialista la desencadenante del Pacto. Un total de 6.550 hectómetros cúbicos. El hecho de que el Pacto establezca un uso exclusivo para Aragón de esa Reserva, dejaba implícita la posibilidad del aprovechamiento de los caudales sobrantes por otras cuencas o territorios. De hecho, el PHN del PP asumía en su integridad el contenido del Pacto del Agua, cosa que no hacía el primer PHN del PSOE, (que no podía hacer, puesto que el Pacto no existía entonces). Así pues, Marcelino Iglesias apoyaba con entusiasmo el trasvase de un caudal doble que el del PP, que no garantizaba ninguna reserva para Aragón, mientras rechaza uno menor y más garantista con nuestros intereses.

Más recientemente, una vez derogado el PHN popular y en fase de sustitución por el nuevo texto socialista, el PP de Aragón presentó una proposición no de Ley en las Cortes aragonesas de apoyo al mantenimiento de la Reserva Hidráulica, que se debatió y votó el mismo día que en el pleno del Congreso de los Diputados se votaban diversas propuestas sobre la Ley de Modificación del PHN. El PSOE votó a favor del mantenimiento de la Reserva en Zaragoza (todos los diputados autonómicos socialistas votaron a favor) y en contra en Madrid (todos los diputados socialistas aragoneses votaron en contra), ¡el mismo día! Esa fecha, 21 de abril de 2005, debiera incorporarse a la historia de la ignominia en Aragón. Porque, ¿han oído o leído alguna explicación coherente al respecto? ¿El Pacto sigue vigente en Zaragoza pero no en Madrid? Claramente, se estaba anticipando el propósito de recortarlo, como ya viene sugiriendo la ministra Narbona. La pregunta es: ¿apoya entonces Marcelino Iglesias la Reserva Estratégica de 6.550 hectómetros cúbicos o no? Nadie lo sabe. Ni lo sabremos. O dirá una cosa y hará la contraria. Como viene haciendo desde que se tiene memoria de sus andanzas.

Pero el asunto del agua y las indefiniciones de Marcelino dan para mucho más. Seguiremos hablando del tema en la próxima entrega.

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