Los diputados socialistas y todo el resto de grupos que apoyan al Gobierno han guardado cinco minutos de silencio en las escaleras del Congreso para conmemorar el cuarto aniversario del inicio de la guerra de Irak. Y puesto que no se realizó ningún acto para conmemorar ni el primero ni el segundo ni el tercero, cabe preguntarse: ¿por qué? ¿por qué ahora precisamente?
Un antecedente podría ser la famosa manifestación de la plataforma Nunca Mais poco después de los incendios masivos del año pasado en Galicia y de las riadas posteriores que anegaron las rías y acabaron con la riqueza marisquera. Un desastre ecológico infinitamente superior al del Prestige y que tardará décadas en repararse. Lo de ahora recuerda estrechamente aquel chusco episodio de esa manifestación extemporánea y oportunista, tan sectaria.
El fiscal general del Tribunal Penal Internacional aseguró que es posible procesar al ministro británico y el presidente de EEUU por las acciones en Irak, aunque como paso previo recordó que es necesario que Bagdad reconozca previamente su jurisdicción. Llamazares, Garzón y ese prodigio intelectual conocido como Pepiño Blanco se han apresurado a pedir que se incluya también a Aznar. Eso abre una sugerente pregunta: ¿esos tres políticos -incluyo también a Garzón porque su comportamiento busca su reincorporación a las filas del PSOE- propondrán también el procesamiento de todos los presidentes de gobierno o primeros ministros de los 27 países que apoyaron la intervención en Irak? Permítanme citar algunos: Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Portugal, Italia, Polonia, Bulgaria, Japón, Corea del Sur, Australia, Ucrania, Georgia, Colombia, República Dominicana, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Honduras, El Salvador... ¿A todos ellos? Quiero oír a Pepiño sugerirlo. Propondrá el procesamiento de Durao Barroso, el actual presidente de la Comisión Europea, que fue el cuarto personaje, tan olvidado, de la foto de las Azores. ¿Lo sugerirá Pepiño?
Pero los socialistas siguen olvidando -o pretendiendo que olvidemos- que las tropas españolas no participaron en combates, sino que acudieron en tareas de policía y reconstrucción, una vez concluida la invasión. Y pretenden ignorar un hecho trascendental: que ni participamos en los combates de la invasión ni tenemos nada que ver con los muertos actuales, causados además por los seguidores de Sadam Hussein, pertenecientes a la minoría sunita.
Y más aún, en junio de 2004, el gobierno de Zapatero apoyó la Resolución 1546 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que avalaba la presencia de tropas extranjeras y hacía un llamamiento a la comunidad internacional para incrementar la cantidad de las mismas. ¿A qué juegan entonces?
Pero el colmo del cinismo lo supone el episodio de la fragata Álvaro de Bazán que prestó apoyo y escolta al portaaviones USS Theodore Roosevelt desde el mes de septiembre de 2005 hasta el 3 de diciembre del mismo año (es decir, un año y medio más tarde de acceder al poder) mientras éste realizaba 281 salidas durante las que lanzó más de 2.500 Kg. de bombas sobre posiciones iraquíes. Las muertes imputables a ese grupo de ataque, aunque no se pueden conocer, son sin duda superiores a las que originaron las tropas enviadas por Aznar, que no causaron ninguna. En la fotografía que incluyo en este artículo, la tripulación del portaaviones forma la bandera española como homenaje y reconocimiento a nuestra fragata el día en que abandonó la misión. Creo que la imagen es suficientemente explícita.
Pero ahora quieren procesar a Aznar. ¡Qué cinismo! ¿Tan pronto han olvidado a Felipe González y los GAL?
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Y todo ello cuando justifican, coincidiendo en el tiempo, la retirada de las acusaciones de la Fiscalía contra Arnaldo Otegui. ¿Procesar a Aznar y exculpar a Otegui? El mundo al revés, sin duda.
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