viernes, marzo 16, 2007

Hacia la proletarización de la clase media española

-Yo he creado ciertas instituciones que nadie piensa que vayan a funcionar. Están equivocados: el Príncipe será Rey... porque no hay alternativa.

Yo le dije: -Pero mi general, ¿cómo puede usted estar seguro?

-Porque yo voy a dejar algo que no encontré cuando asumí el gobierno de España hace cuarenta años.

Yo pensé que iba a decir “las Fuerzas Armadas”, pero él dijo:

-La clase media española. Diga a su presidente que confíe en el buen sentido del pueblo español. No habrá otra guerra civil.


Hay una foto famosa en la Historia reciente de España: la de Eisenhower y Franco abrazándose sonrientes a la llegada del presidente americano a nuestro país, en una gira europea. Con esa visita comenzó a romperse el férreo aislamiento de España después de concluida la Segunda Guerra Mundial. En ella aparece un tercer personaje, un militar americano de alta graduación -un general-, cuyo rostro aparece en segundo plano. Se trata de Vernon Walters, quien años más tarde, en 1972, se entrevistó con Franco como enviado especial del Presidente Nixon. Lo que he trascrito al inicio procede de las memorias del general y diplomático americano, donde narra esa entrevista.

Siempre me sorprendió el análisis breve pero certero de Franco sobre la clase media española. Pensemos que estamos ante un hombre en la última etapa de su vida, a tres años de su muerte. Pocas personas en aquellas fechas habían reflexionado sobre la evolución y significado de ese logro social, que quizás ni se apreciara como logro, y que es mucho más profundo que el obvio enriquecimiento de la población española desde el final de la Guerra Civil. Se trata de un enriquecimiento y, sobre todo, de un reparto de la riqueza que nunca antes se había producido, y con un significado social muy profundo, que sin duda hizo posible la llegada de la democracia que hemos conocido.

Sin embargo, venimos asistiendo en los últimos años a una progresiva proletarización de la sociedad española, a un descenso continuado del poder adquisitivo de amplias capas de la población y a unos incrementos desorbitados de las desigualdades sociales. Crece el PIB, cierto. Pero los datos oficiales de población parecen, al decir de los expertos, muy alejados de la realidad. Se habla de dos millones de habitantes más de los contabilizados en las estadísticas oficiales. De ser ciertas esas cifras, la renta per cápita no sólo no habría crecido, sino que en realidad habría disminuido hasta un 0,9%. ¿Cuál es la consecuencia de la disminución de la renta per cápita?: la disminución del poder de compra y de la capacidad de ahorro. ¿Ha observado usted, desocupado lector, eso en su economía familiar? Pues si lo ha notado, y ni ha cambiado de trabajo ni ha sufrido ningún percance financiero, es que, efectivamente, su renta real ha bajado: los bienes y servicios que hoy puede comprar con su sueldo son menores que los que podía comprar hace un año. Es usted más pobre que el año pasado. Y posiblemente que el anterior. Y todo ello cuando el número de ricos españoles crece más que en los países de nuestro entorno.

Dicen que Solbes no ha modificado la política económica del gobierno anterior, algo que sería razonable si las circunstancias no hubieran variado. Pero, estos cambios sociales, esta evolución de la renta ¿pueden pasar desapercibidos para nuestros dirigentes? ¿no tienen instrumentos prospectivos y de análisis que les permitan corregir el rumbo y tomar decisiones adecuadas?

¿Tienen, simplemente, percepción del problema?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, no tienen percepción del problema: a ellos no les afecta. No va con ellos.


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