Como evidente reacción a la claudicación de Zapatero ante ETA, la sede del PSOE en Alcalá de Henares ha sido atacada con cócteles molotov y ha amanecido con pintadas. Algo a todas luces condenable.
Pepiño Blanco ha culpado inmediatamente al PP, por generar crispación. Los líderes madrileños del PP, Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, sin embargo, se han apresurado a condenar el acto, y han recordado algo que quizás muchos han olvidado: que a fecha de hoy todavía no ha salido de labios de Rodríguez Zapatero una palabra de condena a los ataques que sufrieron las sedes del PP de toda España el día 13 de marzo de 2004.
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Conviene recordar estas cosas. Esa muestra del sectarismo de nuestro presidente permite explicar muchas de sus decisiones.
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