La célebre frase de Clinton se va a oír mucho de aquí a las elecciones.
Espero de la inteligencia de los votantes que sean capaces de juzgar por su propia experiencia personal y no por las proclamas gubernamentales sobre la buena marcha de la economía. ¿De verdad nos vamos a creer que nuestro poder de compra ha aumentado? ¿Pero es que es eso cierto?
El disparate económico de la semana.
Y según nos vaticinan, las tarifas eléctricas, que en la actualidad se encuentran por debajo de su coste real, se van a mantener congeladas hasta las elecciones. Pero nos podemos ir preparando en cuanto éstas se hayan celebrado. No ha habido una política energética digna de tal nombre, aunque sí de ingeniería -de venganza, más bien- financiera como saben los accionistas de Endesa. El resultado de tanta irresponsabilidad se pagará una vez concluida la legislatura.
Respecto a los alimentos, ha llegado a mis manos un completo estudio sobre la evolución de los precios entre abril de 2004, cuando Zapatero llegó al Gobierno, y octubre de 2007. Quedan fuera por tanto los dos meses más inflacionarios de los últimos años, en que la cesta de la compra se ha disparado como nunca antes por estas fechas desde hace mucho tiempo. Pues bien, entre abril de 2004 y octubre de 2007 se ha triplicado el precio del yogur, duplicado el del vino, bollería o atún en conserva y disparado en un 50% el del pollo, la ternera y el tomate. Insisto: a fecha de hoy esas cifras ya han quedado desfasadas.
Espero de la inteligencia de los votantes que sean capaces de juzgar por su propia experiencia personal y no por las proclamas gubernamentales sobre la buena marcha de la economía. ¿De verdad nos vamos a creer que nuestro poder de compra ha aumentado? ¿Pero es que es eso cierto?
El disparate económico de la semana.
Y según nos vaticinan, las tarifas eléctricas, que en la actualidad se encuentran por debajo de su coste real, se van a mantener congeladas hasta las elecciones. Pero nos podemos ir preparando en cuanto éstas se hayan celebrado. No ha habido una política energética digna de tal nombre, aunque sí de ingeniería -de venganza, más bien- financiera como saben los accionistas de Endesa. El resultado de tanta irresponsabilidad se pagará una vez concluida la legislatura.
Respecto a los alimentos, ha llegado a mis manos un completo estudio sobre la evolución de los precios entre abril de 2004, cuando Zapatero llegó al Gobierno, y octubre de 2007. Quedan fuera por tanto los dos meses más inflacionarios de los últimos años, en que la cesta de la compra se ha disparado como nunca antes por estas fechas desde hace mucho tiempo. Pues bien, entre abril de 2004 y octubre de 2007 se ha triplicado el precio del yogur, duplicado el del vino, bollería o atún en conserva y disparado en un 50% el del pollo, la ternera y el tomate. Insisto: a fecha de hoy esas cifras ya han quedado desfasadas.
Y es que mientras el Presidente prefiere hablar de macroeconomía, los ciudadanos vivimos como un calvario nuestra particular microeconomía.
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