martes, diciembre 18, 2007

El conejo expiatorio

A mí me gusta la carne de conejo -en realidad a mí me gusta casi todo- pero lo cierto es que las palabras del Secretario de Estado de Agricultura, Josep Puxeu, han acabado de desprestigiar este producto, que a partir de ahora se considerará la carne de los pobres, un estigma que tardará en olvidarse.

No obstante y aunque es posible, como han asegurado en determinados mercados, que las palabras de Puxeu hagan subir su precio, no parece que ello vaya a evitar el cierre del 30% de las explotaciones en el próximo año. Y otro tanto va a pasar con las explotaciones de ovino. Y es que junto a la anunciada crisis del sector inmobiliario, se está produciendo otra crisis más larvada y silenciosa, que está despoblando el sector rural.

Productores de conejo auguran subidas de precio y aseguran que son una "opción más" en Navidad

Algún día habrá que hablar de las políticas europeas, a cuyas instituciones y en particular a la Comisión, se les ha otorgado la condición de oráculos infalibles y todopoderosos, cuando además de no tener ningún carácter democrático ni representativo, han demostrado una más que notable incompetencia. Todas las grandes decisiones en materia agraria y medioambiental han tenido efectos secundarios peores que los males a los que se pretendía poner remedio.

Después de la última gran reforma de la Política Agraria Comunitaria del año 2003, que ha profundizado como nunca antes en la vía del abandono de la producción -desacoplamiento de las ayudas de la producción (se perciben ayudas independientemente de que se produzca o no), que se suma a las medidas ya existentes con anterioridad: retirada de tierras, establecimiento de cuotas, arranque de viñedos, etc, etc- nos enfrentamos ahora a una crisis de desabastecimiento repentino y a una carestía de los precios alimentarios que nadie parecía haber previsto ni anticipado, apenas uno o dos años más tarde de que hayan entrado en vigor las medidas de aquella reforma.

Pero hablábamos estos días de nuestros canales de comercialización, escasamente transparentes, muy largos e intrincados, en manos de intermediarios que ocupan una posición de dominio del mercado, con poca participación del sector agrario mediante cooperativas de comercialización. Observen un ejemplo de ineficiencia, y cómo hay quien obtiene rédito de ello:

El cordero sube el 5,5% al consumidor aunque sus ganaderos cobran menos

Es evidente que el Gobierno, ocupado en asuntos graves como la Ley de la Memoria Histérica o la Educación para Ciudadanía, de gran calado doctrinal e imprescindibles para el bienestar ideológico, ya que no material, de la población, ha descuidado estos temas menores. Pero tranquilos, que anuncian para enero otra subida de al menos el 10% en el precio de la carne. No sé si nos llegará ni para comer conejo.

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