domingo, febrero 18, 2007

Subvención al porno (en) catalán

NormaliXació..llingüistica. ............. .................. .................. ............... ......... ...... .... .... ... ... ...... ..... Mientras Cataluña consigue gracias a su nuevo estatuto y la política irresponsable y escasamente socialista de ZP un sistema de financiación privilegiado, que compromete las inversiones en el resto de España y reduce las aportaciones del gobierno central en otras comunidades, la Generalitat emplea esos recursos en financiar el cine porno en catalán: política lingüística, ya ven.

Aunque bien pensado, la cosa tiene maldita la gracia, si Teruel, Soria o Zamora (por citar las provincias españolas más deprimidas) han de ver retrasadas sus inversiones para que los catalanes vean follar (¿cómo se dirá en catalán, por cierto?) en el idioma que habla su mitad privilegiada. ¡País...!
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Como verán a continuación, la noticia ha suscitado muchos y muy divertidos comentarios.



La industria del porno catalana impulsa la normalización lingüística

La Generalitat subvenciona el doblaje al catalán de una película erótica

Catalanidad calculada

Carod subvenciona a un director de cine porno cercano a ERC

La política étnico-lingüística produce mejores orgasmos

2 comentarios:

Cristóbal dijo...

Querido amigo Oroel:
(A veces uno se siente como esas personas que intentan seguir una dieta, que sabe que debe resistirse a la tentación y al final caen en ella.)
Alguien me contó un chiste: “El español es el pueblo que mas practica el sexo oral: No dejan de hablar del sexo” . En este contexto es lógico que el nacional-socialismo pan-catalanista promocione el uso de la lengua catalana en la práctica del sexo oral: crean la relación catalán-placer sexual. Eso vínculos quedan en el subconsciente y luego son muy difíciles de deshacer.
Para ellos, tiene la ventaja de que es difícilmente refutable. Veamos como queda el lema: “Los catalanes tienen derecho a la práctica del sexo oral en la lengua materna” Está claro que dados los equívocos nadie se atreverá a sostenerlo.
Quién sabe si en este terreno inventarán alguna nueva modalidad y dentro de unos meses las meretrices ofrecerán, entre sus servicios, junto al francés, una catalana. El inconveniente es que ya no podremos pedir en el segundo desayuno (el de las 10h) una catalana, por si nos arrean un bofetón.

Reconozco que todos estos chistes son facilotes… ¡pero no he podido evitarlo! Cuando los ves con el desparpajo que se meten en el más absoluto de los ridículos o te ríes o los mandas a tomar por las témporas.

Un cordial saludo Carlos56

Oroel dijo...

Mi dilecto amigo Carlos56:

El porno, como ambos sabemos desde los tiempos en que nos dedicábamos al oficio, se basa más en la expresión corporal que en el uso de la palabra. Ésta, como saben los feos, es un impagable recurso de seducción -a veces el único-, pero que pocas veces traspasa la frontera del erotismo. Más allá queda la pornografía, que sin el muestrario explícito de cuerpos, actitudes y destrezas no es nada. La palabra sólo es sugeridora, descriptiva, y por muy elocuente que sea nunca dejará de ser una aproximación al “hecho” descrito, a veces artística y genial, pero aproximación al cabo. El porno es demostración. Y nunca recuerdo haber empleado ni oído un vocabulario muy amplio en esos menesteres, salvo onomatopeyas y expresiones cortas fácilmente entendibles aun sin un gran dominio lingüístico. “Oh, my God” y cosas por el estilo.

En uno de los textos leídos cuando me informaba sobre el asunto, aunque no sé si al final es alguno de los que he colgado, se hacía cábalas sobre el tipo de expresiones catalanas que oirían los consumidores de esos productos subvencionados. Y conjeturaba con frases del estilo: “¿Et menjo la butifarra, nen?”. Ante la eventualidad de oír expresiones como esa, que con seguridad me deprimirían la líbido, creo que consumiré exclusivamente porno doblado al castellano, como hasta ahora. Y si se trata de practicar idiomas -el lenguaje limitado y coloquial que hace al caso-, directamente en inglés.

De todas formas, que un gobierno gaste el dinero de los contribuyentes en política lingüística tiene delito. Pero cuando llega a esos extremos incurre directamente en el ridículo. Pagado por todos, además. Jo, qué gracia.

Un afectuoso saludo.

Oroel


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