lunes, febrero 05, 2007

El Himno nacional

“El himno es de la Nación, no de la Traición. Los que tan cobardemente han renunciado a defender la Nación y la Constitución no tienen derecho a criticar a quienes las rescatan del fango y les rinden el culto cívico que merecen. Desde ahora, todos los actos públicos en defensa de las libertades y contra el terrorismo deberían concluir con el himno nacional. ¿Que les molesta a los malos? Señal de que es buenísimo para los buenos. "¿Quién puso el himno?", pregunta la Traición. "Fuenteovejuna", responde la Nación”. Federico Jiménez Losantos.


El himno nacional tuvo un efecto galvanizador sobre la muchedumbre. Me refiero a la manifestación del pasado día 3. Yo fui testigo y partícipe del escalofrío colectivo, de la emoción compartida que transmitieron los acordes de la Marcha Real tras la sorpresa inicial. Es extraño que escuchar el himno nacional pueda causar sorpresa entre la concurrencia, pero así ha sido la España de estos últimos años, acomplejada, temerosa de mostrar su identidad. Algo hemos hecho mal para que eso haya ocurrido. Y al final, después de tantos años había hambre de himno, deseos de compartir esos grandes símbolos colectivos que nos identifican. Han debido pasar treinta años para que en un acto político pudiera oírse el himno sin complejos, con orgullo, con emoción. Porque el momento fue muy diferente de un acto deportivo. Allí no estaban en juego emociones primarias, no habíamos ido para eso, sino para defender ideas, principios y valores. Y al final, resulta que todo eso se compendiaba y resumía de forma elocuente en el himno nacional.

Hace ya muchos años que no recuerdo haber sentido una emoción como la de ese hermoso momento. Aquella emoción colectiva fue limpia y digna. Pero había que estar allí para saberlo. Había orgullo, tras la sorpresa. Y quizás comprobar que sentíamos ese orgullo reprimido tanto tiempo, que ni siquiera sabíamos que tuviéramos, es lo que originó la sorpresa. Por eso nadie debería permitirse cuestionar lo que sentimos, ni criticarlo. Aunque cabe la posibilidad de que quienes lo critican no hablen desde el sectarismo, sino desde la ignorancia -ellos no estuvieron- o desde la envidia. Que prueben a concluir sus actos con el himno nacional. También es suyo.

PD: Ayer escribía que el uso del himno estaba reglamentariamente limitado, haciéndome eco de lo que aseguraba un diario. Hoy leo en otro que el Real Decreto que regula el uso del himno establece en qué actos debe usarse, pero de ninguna manera prohíbe su uso en otros. Pronto quedará zanjada la polémica. Y si el uso del himno estuviera prohibido, esa norma debería derogarse. Porque parece que el himno va a usarse cada vez más. Como debe ser.

2 comentarios:

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Dejémoslo definitivamente claro. El Real Decreto 1560/1997, de 10 de octubre, por el que se regula el Himno Nacional, se puede encontrar en
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd1560-1997.html

Podrá ver, quien quiera consultarlo, que en ningún artículo se prohíbe su interpretación. en él se establece;
• Cuales serán las versiones, larga o corta, según el tipo de acto oficial en el que se interprete,
• La partitura final de esta marcha
• El orden en que se interpretan los himnos cuando en un acto concurran varios (otras naciones o autonomías).
Por otro lado, el que quiera, puede comprobar como el himno nacional se usa en diversos actos no contemplados por este RD, por ejemplo: Salida y entrada en un templo religiosos de imágenes procesionales, consagración (cuando en el recinto religioso se encuentre una banda de música), actos deportivos,…
Luego, por legislación y uso social, es evidente que no existe más limitación para el uso del himno nacional que el decoro y el respeto a los símbolos comunes. Esto es así en España y en cualquier país occidental (vamos, un poquito de memoria sobre los cientos de películas francesas, americanas, inglesas, donde oímos sus himnos en las situaciones mas peculiares)

En el caso en que nos ocupa, puedo afirmar que los amigos que tuvieron que seguir la manifestación por la televisión, así como todos los presentes en ella, nos sentimos orgullos y reconfortados con los símbolos comunes a todos los españoles (españoles de buena fe, o como la viceministro, o el impresentable del portavoz parlamentario del P$O€, que también son españoles)
La primera reacción social-nacionalista de descalificación, como que aquello fue una ilegalidad consentida por el mismo Aznar (aprovechando que éste estaba presente en la manifestación), no deja de ser una metedura de pata o una maledicencia dirigida a la parroquia pesebrera. Vamos, que fue muy burro el que lo soltó o piensa que los suyos lo son.
Tristemente ese burro malintencionado (pues no hay incompatibilidad entre los términos) parece que podría tener una licenciatura en Derecho. Es un extremo que necesitará comprobación.

No es el único burro en ese penoso sindicato del disparate. Hoy, Pepe Blanco, se erige en portavoz de parte de los que estuvimos ahí y sostiene que el PP nos ha engañado porque se corearon lemas distintos a los oficiales e insultantes para el Gobierno. Primero se arroga una representación que evidentemente no se le ha dado y luego insulta la inteligencia de sus presuntos representados.
Los lemas que se corearon los corearon los asistentes que les dio la gana corear. Por cierto no fueron muchos, ya que imperaba un ambiente de animadas conversaciones con los anónimos compañeros de manifestación. Casi daban ganas de unir al grito de libertad aquel otro de fraternidad.

Un cordial saludo, Carlos56 .

Oroel dijo...

Dilecto amigo Carlos56:

He estado muy ocupado y no he tenido tiempo de buscar ese Real Decreto, pero tenía la esperanza de que alguien, un alma caritativa, me ahorrara ese trabajo. Gracias te sean dadas.

Coincido con tus apreciaciones, y en particular respecto de Diego López Garrido (Julio Anguita y sus excompañeros de IU podrían contar muchas cosas de él) y de José Blanco.

Yo fui a manifestarme de buena fe. Y de buena fe salí a corear consignas contra el gobierno, porque aunque sé que mi enemigo es ETA, es la política de mi gobierno la que deseo cambiar. Porque estoy persuadido de que mi gobierno nos traiciona y se burla de nuestra buena fe. Y creo, de buena fe, que lo mejor que puedo hacer por mi país es criticar a este gobierno. Y lo hice de buena fe y en ejercicio de mis derechos.

Y, para desgracia de D. José Blanco, él no tiene discernimiento suficiente para erigirse en árbitro o intérprete ni de mi buena fe ni de la inteligencia y libertad con que decido sumarme, o no, a una manifestación. El tonto de él.

Un fuerte abrazo.


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