Los hechos son tozudos y demuestran que el PP aragonés presenta algún significativo “hecho diferencial” con respecto al resto de España, alguna deficiencia estructural o de funcionamiento que urge corregir. Y esa es la principal responsabilidad de sus líderes. Ahora mismo debiera ser su máxima preocupación y su máxima prioridad. Porque alguien que cierra los ojos ante la realidad no es un líder... aunque crea serlo.
Los resultados municipales no ofrecen ninguna duda, ni permiten ningún tipo de complacencia:
Aragón es la Comunidad donde más representación local ha perdido el PP
He aquí la carta de un militante del PP que aparece en el Heraldo de Aragón del domingo, 3 de junio:
“Soy afiliado al PP hace muchos años y siento pena de lo ocurrido en las últimas elecciones. En el resto de España el partido ha obtenido buenos resultados, excelentes en algunos lugares, pero en Aragón hemos vuelto a fracasar. No me vale querer disfrazar estos resultados. El PP debe ser como el Real Madrid del fútbol: a la afición no le sirve el segundo puesto. Por equipo y por historia sólo vale ser el primero. Y eso mismo es el PP: por partido y por historia sólo vale ser los más votados y gobernar. Todo lo demás es fracaso y eso es lo que ha ocurrido en estas dos últimas elecciones. ¡Basta ya! Hay que mover del sillón a esas personas que cobran su buen sueldo y parece que esto no va con ellos. El partido necesita un cambio de imagen y de personasen Aragón, porque así se lo están diciendo, en las urnas, los ciudadanos”.
Para mí, ya lo he dicho, lo más grave de entre los errores cometidos por el PP en la última legislatura ha sido su renuncia a alzarse como un referente para el electorado, alguien perfectamente distinguible y diferenciable del resto por sus formulaciones políticas. Ha hecho suyas las directrices de Madrid sólo parcialmente, de manera indudable en aspectos tales como la lucha antiterrorista, pero se ha confundido con el paisaje político aragonés, aceptando disciplinadamente la dictadura de lo políticamente correcto, marcada precisamente por sus adversarios, Iglesias y Biel. Así, se ha equivocado en temas como la política hidráulica, donde podía haber defendido los postulados de su partido, si alguien los hubiera estudiado y entendido. No ha habido nadie en el PP aragonés que lo haya hecho. Con los hechos ocurridos en esta última legislatura podría haber desenmascarado a Marcelino y desarbolado toda su política hidráulica, coherente y enérgicamente. Y ha preferido ignorar las directrices nacionales de su partido, para pasmo de sus votantes, en temas tales como la reforma del Estatuto.
El PP ha podido -hubiera debido- hacer una política de oposición inmisericorde frente a la corrupción. Podría haber depositado sobre la tribuna de las Cortes y sobre la mesa de la Fiscalía un dossier del tamaño de varias guías telefónicas con nombres y datos de contrataciones irregulares en las comarcas y empresas públicas. Ha dispuesto de información valiosísima, o hubiera podido obtenerla, y no la ha empleado. ¿A qué tipo de cálculo puede obedecer esa actitud? Cualquiera que sea, es obvio que era erróneo.
Los resultados municipales no ofrecen ninguna duda, ni permiten ningún tipo de complacencia:
Aragón es la Comunidad donde más representación local ha perdido el PP
He aquí la carta de un militante del PP que aparece en el Heraldo de Aragón del domingo, 3 de junio:
“Soy afiliado al PP hace muchos años y siento pena de lo ocurrido en las últimas elecciones. En el resto de España el partido ha obtenido buenos resultados, excelentes en algunos lugares, pero en Aragón hemos vuelto a fracasar. No me vale querer disfrazar estos resultados. El PP debe ser como el Real Madrid del fútbol: a la afición no le sirve el segundo puesto. Por equipo y por historia sólo vale ser el primero. Y eso mismo es el PP: por partido y por historia sólo vale ser los más votados y gobernar. Todo lo demás es fracaso y eso es lo que ha ocurrido en estas dos últimas elecciones. ¡Basta ya! Hay que mover del sillón a esas personas que cobran su buen sueldo y parece que esto no va con ellos. El partido necesita un cambio de imagen y de personasen Aragón, porque así se lo están diciendo, en las urnas, los ciudadanos”.
Para mí, ya lo he dicho, lo más grave de entre los errores cometidos por el PP en la última legislatura ha sido su renuncia a alzarse como un referente para el electorado, alguien perfectamente distinguible y diferenciable del resto por sus formulaciones políticas. Ha hecho suyas las directrices de Madrid sólo parcialmente, de manera indudable en aspectos tales como la lucha antiterrorista, pero se ha confundido con el paisaje político aragonés, aceptando disciplinadamente la dictadura de lo políticamente correcto, marcada precisamente por sus adversarios, Iglesias y Biel. Así, se ha equivocado en temas como la política hidráulica, donde podía haber defendido los postulados de su partido, si alguien los hubiera estudiado y entendido. No ha habido nadie en el PP aragonés que lo haya hecho. Con los hechos ocurridos en esta última legislatura podría haber desenmascarado a Marcelino y desarbolado toda su política hidráulica, coherente y enérgicamente. Y ha preferido ignorar las directrices nacionales de su partido, para pasmo de sus votantes, en temas tales como la reforma del Estatuto.
El PP ha podido -hubiera debido- hacer una política de oposición inmisericorde frente a la corrupción. Podría haber depositado sobre la tribuna de las Cortes y sobre la mesa de la Fiscalía un dossier del tamaño de varias guías telefónicas con nombres y datos de contrataciones irregulares en las comarcas y empresas públicas. Ha dispuesto de información valiosísima, o hubiera podido obtenerla, y no la ha empleado. ¿A qué tipo de cálculo puede obedecer esa actitud? Cualquiera que sea, es obvio que era erróneo.
La estructura provincial de Zaragoza se ha centrado casi exclusivamente en la capital, tratando de consolidar la candidatura de Buesa, excesivamente personalista, mientras se han descuidado hasta extremos casi suicidas las comarcas. Ha habido vetos incompresibles, como el de San Mateo de Gállego. Se ha “premiado” a personajes que han causado un daño irreparable al partido en estos últimos meses en comarcas significativas como Calatayud, donde el PP se ha empeñado en autolesionarse, sin ayuda de nadie...
Si prefieren cerrar los ojos ante todo ello, no harán sino garantizarse unos todavía peores resultados en las próximas elecciones. Podrán aparcar temporalmente el recambio de personas, pero no pueden eludir el necesario cambio de actitudes y de políticas. La oposición en un régimen democrático es tan importante como el gobierno.
2 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo. Han perdido, y además estrepitosamente, pues que se vayan de una vez y que dejen paso a gente nueva, con ideas y un mínimo de agresividad para defenderlas.
Lo que más me duele, Carlos, es que conozco muy de cerca a este Gobierno bipartito, PSOE y PAR, que hemos sufrido. En otras condiciones, ante un gobierno honrado y ejemplar, ante unos dirigentes que, con sus fallos y errores, hubieran procurado de buena fe el bien común, entendería que el PP se hubiera visto en dificultades para articular y ejercer una oposición eficaz.
Pero no es el caso. El gobierno aragonés de las dos últimas legislaturas es, sencillamente, repugnante, nauseabundo: una panda de mafiosos que han asaltado la Administración pública, que se están montando un lobby empresarial a nuestra costa y a la vista de todos, en el que están colocando a toda su militancia y sus familiares. No hay un solo aspecto de su gestión en que no se les haya podido hacer una oposición feroz y, especialmente, cargada de razón y de argumentos. No ha habido un solo aspecto en que no se les haya podido desenmascarar y avergonzar ante la opinión pública. ¡Y no se ha hecho!
Que alguien tan inane e insustancial como Marcelino Iglesias o alguien que ha cometido las tropelías que ha llevado a cabo Biel hayan podido salir fortalecidos dice muy poco -y muy mal- de quienes han ejercido la oposición en Aragón.
Quienes seguimos de cerca la acción política y mantenemos un cierto nivel de exigencia ética e intelectual nos hemos dado con la cabeza contra la pared muchas veces de pura impotencia al ver la torpeza y la inactividad de quienes deberían representar y defender nuestro ideario. No sé si tú has sentido algo parecido.
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