Zapatero y Cataluña

Cataluña es la clave para Zapatero.

No hay ninguna otra Comunidad Autónoma donde el PSOE obtenga una ventaja mayor sobre el PP. Es por eso que a pesar de la fragmentación del voto en esa comunidad y de que no es donde más representación obtiene, le resulta vital para su estrategia.

En las elecciones al Congreso de los Diputados de marzo de 2004, en Andalucía el PSOE obtuvo el 52’86% de los votos frente al 33’69 del PP. 38 diputados frente a 23.

En Cataluña en esas mismas elecciones el PSOE obtuvo el 39’47% de los votos frente al 15’58% del PP. 21 diputados frente a 6.

Es decir, sólo Andalucía y Cataluña le otorgaron al PSOE 30 escaños de diferencia sobre el PP. Quizás sea por eso por lo que a ambas les ha aprobado en esta legislatura un sistema de financiación privilegiado y a la carta: “El acuerdo entre el Gobierno y CiU establece que el Estado invertirá en los próximos siete años en Cataluña según la aportación de esta comunidad al PIB de España, el 18,9%. En Andalucía, PSOE e IU se han apresurado a incluir en el Estatuto una cláusula para que la inversión estatal en Andalucía sea conforme al peso de la población de la comunidad en el conjunto de España (el 17,8%), ya que el criterio del PIB perjudica a Andalucía (aporta el 13,8%)”. (Difícilmente se puede repartir equitativamente una tarta aplicando criterios diferentes a cada comensal, si además se pretende que en cada caso esos criterios sean los más favorables a cada uno)

En definitiva, Zapatero quiere cobrar ahora en Cataluña todos los favores prestados y privilegios otorgados a lo largo de esta legislatura.

Zapatero reconoce que necesita una 'victoria amplia' en Cataluña para frenar al PP

“Es ante todo Cataluña quien me puede dar una mayoría más amplia”. Es rigurosamente cierto.

Cataluña ha obtenido en esta legislatura más que en los últimos treinta años, y todo ello a costa del resto de España:

- Los papeles de Salamanca.

- Observen que la inhibición del Gobierno central ante los bienes eclesiásticos aragoneses retenidos en Lérida contrasta con la actitud que adoptó con los papeles del archivo de la Guerra Civil.

- El Estatut, muy posiblemente anticonstitucional y una auténtica bomba de relojería para la cohesión y la unidad española.

- Abdicación del Gobierno de sus responsabilidades en defensa de los derechos de sus ciudadanos en materia lingüística en Cataluña.

- La financiación privilegiada, ya citada, con la que ha roto el principio constitucional de solidaridad interterritorial, el principio comunitario de convergencia económica y el principio presupuestario de unidad de caja.

- Las prerrogativas hidráulicas para la fijación bilateral del caudal ecológico del Delta del Ebro, que genera servidumbres aguas arriba sobre toda la cuenca, y que se hará al margen del órgano de gestión de cuenca y la margen del resto de las comunidades autónomas de la misma.

- El penoso intento de regalar Endesa a la Caixa por la mitad de su valor de mercado.

En aquellos asuntos que afectan a Aragón, el papel que está desempeñando Marcelino Iglesias, desviando la atención y atemperando cualquier intento de reivindicación frente a Cataluña, está siendo impagable para su partido.

Pero tal como señala en El Mundo de hoy Casimiro García-Abadillo, el Centre d’Estudis d’Opinió (el CIS catalán) ha sacado a la luz su barómetro según el cual el PSC cae 10 puntos respecto al mes de noviembre y obtiene su peor resultado en cuatro años. ¿Un intento de movilizar al electorado o el reflejo cierto de la mala gestión del tripartito?

Como señala el mismo periodista, si los datos citados son ciertos, la apuesta de Rodríguez Zapatero por Cataluña ha sido la peor apuesta estratégica para su partido.

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Porque precisamente ese apoyo, que se vive como un agravio por el resto de comunidades, le está creando grandes problemas y le puede pasar factura en el resto de España.