El Cupo vasco

Para cualquiera que no conozca la razón que se esconde detrás, puede sorprender el hecho de que los vascos extiendan su área de influencia económica -lo compran todo- desde Sabiñánigo hasta Santoña.

Ellos parecen estar convencidos de una cierta superioridad emprendedora o trabajadora sobre el resto, lo que explicaría su éxito.

La realidad es bien distinta: hemos creado y todavía mantenemos -¿hasta cuando?- un sistema fiscal injusto, en donde coexisten tres haciendas -la general, la vasca, subdividida a su vez entre sus tres provincias, y la navarra-. En su virtud, en el resto de España pagamos más que ellos. Eso, en un solo ejercicio quizás no se notara, pero, después de treinta, ha creado un efecto acumulativo que les otorga, sin duda, una enorme ventaja sobre el resto de los españoles. Uno de los peajes que hemos pagado para hacerles “cómoda” su pertenencia a España, que ni reconocen, ni agradecen ni ha servido para nada.

Todo ello basado en unos supuestos “derechos históricos” que yo siempre he denostado y que considero uno de los errores de nuestra Constitución. Tiene varios. A mi juicio, los derechos históricos no existen y son un concepto profundamente antidemocrático.

Menos mal que en el panorama político empiezan a surgir voces que ya dicen lo obvio, lo que llevo tantos años diciendo y esperando oír en un programa electoral o como formulación política. Por fin.

Sobre el Cupo vasco y demás

No me ha satisfecho que no concurrieran a las próximas elecciones en coalición con Ciudadanos, porque creo que eso esteriliza sus esfuerzos, pero no me queda sino desearles suerte a los amigos de UPyD. Creo que son necesarios, sólo por decir lo que dicen.

PD.: Pese a todo me inclinaré por el voto útil. Es mucho lo que nos jugamos. Cuatro años más de Z pueden ser mortales para esta vieja nación. Una dosis excesiva de talante puede hundir a nuestra generación y la de nuestros hijos. Y ante eso no se pueden dispersar esfuerzos.