Detalles del debate: el presidente de las cejas perfiladas

Espero que dentro de no mucho nos acordemos vagamente de un tipo con las cejas perfiladas que nos gobernó -muy mal por cierto- accidentalmente. Y cuyo paso por el Gobierno nos sirvió de escarmiento para que blindáramos nuestra Constitución y nuestras leyes para evitar que algún otro indocumentado pudiera llegar a hacer su santa voluntad y pactar con los enemigos de España.

1) Tecleen ustedes en Google tres palabras: “Zapatero”, “cejas” y “perfiladas”. Verán que hay unas cuantas entradas y citas, no pocas. Lo que significa que hemos sido decenas de miles los españoles que nos hemos dado cuenta. Porque, efectivamente, llevaba las cejas perfiladas hasta la caricatura. Y alguien que se deja hacer algo así, o que pide que se lo hagan, para subrayar su rasgo más característico, es un cretino vanidoso.

Me recordó, sin poderlo evitar, al Zapatero que se dejó hacer unas fotos de estudio para fingir que corría sobre la playa, sin dejar huellas sobre la arena.

2) Rajoy debiera apartar definitivamente de su entorno al asesor que le escribió ese empalagoso discurso final, el de la futura niña española. Ese asesor es un peligro. Me dejó sin palabras. Si llega a durar un poco más su parlamento, acaba por tirar por la borda toda la ventaja obtenida en el debate.

3) Rajoy debe evitar llamar mentiroso a Zapatero. Debe recordarle todas sus mentiras, pero dejar que sea el espectador el que extraiga la conclusión de que ha mentido.

a) Cuando propuso el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, ya estaba pactando con ETA.

b) Cuando pidió permiso al Parlamento para negociar, ya estaba negociando.

c) Cuando los etarras incumplieron todas las condiciones impuestas por el Parlamento, Zapatero siguió negociando.

d) Cuando después del atentado de la T-4 dijeron que el proceso estaba roto, siguieron negociando.

“¿Cómo voy a pactar con usted, señor Zapatero, en esas condiciones, con la experiencia acumulada de tantos incumplimientos?”, debiera decirle Rajoy. “Sería o un tonto o un irresponsable si lo hiciera. Mire, si me engaña una vez, suya es la culpa; si me engaña dos, la culpa es mía. No me va a engañar más, señor Zapatero. Tengo la responsabilidad de evitar que me engañe y que mienta al pueblo español. Esa es mi responsabilidad como oposición y no he hecho otra cosa que cumplirla. ¿Que usted considera que eso crispa? No es culpa mía. Ya sé que querría que yo no denunciara sus incumplimientos, pero eso no va a poder ser. Mientras tanto, lo único que ha quedado claro es que usted en todo este largo proceso, a lo largo de todos estos años no ha dicho ni una sola vez la verdad”.

Por ejemplo.