Sabido es el desprecio que me suscita el personaje. Pero ahora sí, después de una legislatura, en cuya primera mitad me tuvo perplejo, sin entenderle, he llegado a conocerle. Ahora sé cómo es. Y en el caso de Zapatero, conocerle es despreciarle.
Somos muchos los españoles y los comentaristas políticos que al cabo de estos años hemos llegado a saber quién es el presidente, cuales son sus principios -prácticamente ninguno- y cuál el valor de su palabra.
Lean el magnífico artículo de José María Carrascal en el ABC de hoy:
Zapatero dos
Su primera frase es extraordinaria: “Que alguien que se ha metido en el berenjenal de la negociación con ETA y en la zarabanda de los estatutos de autonomía se atreva a decir «aventuras, no» nos advierte de la naturaleza del personaje”.
¿Y qué hay de esos errores que dice reconocer? Carrascal los enumera: ¿Haber negociado con ETA cuando había vuelto a matar? ¿Abrir un proceso de reformas autonómicas que puede acabar como el rosario de la aurora? ¿No haber previsto la extensión y profundidad de la crisis económica? ¡Si no los reconoce como errores! ¿De qué errores está hablando si no reconoce haber cometido ninguno?
Nos hallamos frente a un escenario de recesión económica sin precedentes, largamente anunciado desde todas las instancias nacionales e internacionales, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, OCDE, Banco y Comisión Europeos… No sólo ha ignorado las advertencias, sin haber adoptado ninguna medida para enfrentarse a lo que se avecinaba, sino que sus medidas presuntamente “sociales”, en las que se empecina sin que esté claro si se van poder pagar, van a agravar el escenario.
Dos han sido sus grandes “logros”, de los que se vanagloria: el incremento del PIB y el superávit de las cuentas públicas. Presumir de un incremento del PIB cuando han estado entrando en España más de seiscientos mil inmigrantes al año en edad y disposición de trabajar es una irresponsabilidad y una muestra de desconocimiento absoluto de cualquier mínima noción de economía. Y otro tanto cabe decir del superávit logrado en esas condiciones. Como muestra, en sólo tres meses se ha evaporado la mitad del mismo. Posiblemente dentro de unos meses haya desaparecido por completo y entremos en un escenario de déficit. ¿Qué nos explicará entonces el maestro de la “neolengua”? ¿Superávit negativo?
De todo lo que está empezando a pasar y de lo que pueda venir en estos próximos años: del crecimiento del paro -maquillado además- de más de un cuarto de millón de personas en un trimestre, de la inflación que supera en más de un punto la media europea, del descenso de nuestra productividad, de la falta de medidas ante nuestra dependencia energética, del crecimiento del déficit comercial, del endeudamiento de las familias, del hundimiento del consumo y de la mayor parte los desequilibrios a los que nos enfrentamos y que no se ha hecho nada por corregir, él es el único responsable.
En esas condiciones, a pesar de que en la anterior legislatura intentó por todos los medios demonizar al PP, en ésta necesita su apoyo y, a ser posible, su complicidad. Como señala de forma clarividente José María Carrascal, necesita compartir sus culpas y, a ser posible, endosarlas.
Somos muchos los españoles y los comentaristas políticos que al cabo de estos años hemos llegado a saber quién es el presidente, cuales son sus principios -prácticamente ninguno- y cuál el valor de su palabra.
Lean el magnífico artículo de José María Carrascal en el ABC de hoy:
Zapatero dos
Su primera frase es extraordinaria: “Que alguien que se ha metido en el berenjenal de la negociación con ETA y en la zarabanda de los estatutos de autonomía se atreva a decir «aventuras, no» nos advierte de la naturaleza del personaje”.
¿Y qué hay de esos errores que dice reconocer? Carrascal los enumera: ¿Haber negociado con ETA cuando había vuelto a matar? ¿Abrir un proceso de reformas autonómicas que puede acabar como el rosario de la aurora? ¿No haber previsto la extensión y profundidad de la crisis económica? ¡Si no los reconoce como errores! ¿De qué errores está hablando si no reconoce haber cometido ninguno?
Nos hallamos frente a un escenario de recesión económica sin precedentes, largamente anunciado desde todas las instancias nacionales e internacionales, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, OCDE, Banco y Comisión Europeos… No sólo ha ignorado las advertencias, sin haber adoptado ninguna medida para enfrentarse a lo que se avecinaba, sino que sus medidas presuntamente “sociales”, en las que se empecina sin que esté claro si se van poder pagar, van a agravar el escenario.
Dos han sido sus grandes “logros”, de los que se vanagloria: el incremento del PIB y el superávit de las cuentas públicas. Presumir de un incremento del PIB cuando han estado entrando en España más de seiscientos mil inmigrantes al año en edad y disposición de trabajar es una irresponsabilidad y una muestra de desconocimiento absoluto de cualquier mínima noción de economía. Y otro tanto cabe decir del superávit logrado en esas condiciones. Como muestra, en sólo tres meses se ha evaporado la mitad del mismo. Posiblemente dentro de unos meses haya desaparecido por completo y entremos en un escenario de déficit. ¿Qué nos explicará entonces el maestro de la “neolengua”? ¿Superávit negativo?
De todo lo que está empezando a pasar y de lo que pueda venir en estos próximos años: del crecimiento del paro -maquillado además- de más de un cuarto de millón de personas en un trimestre, de la inflación que supera en más de un punto la media europea, del descenso de nuestra productividad, de la falta de medidas ante nuestra dependencia energética, del crecimiento del déficit comercial, del endeudamiento de las familias, del hundimiento del consumo y de la mayor parte los desequilibrios a los que nos enfrentamos y que no se ha hecho nada por corregir, él es el único responsable.
En esas condiciones, a pesar de que en la anterior legislatura intentó por todos los medios demonizar al PP, en ésta necesita su apoyo y, a ser posible, su complicidad. Como señala de forma clarividente José María Carrascal, necesita compartir sus culpas y, a ser posible, endosarlas.
Sólo espero que Rajoy y sus asesores sepan ver los indicios que apuntan ese propósito o al menos lean las advertencias que se les hacen. Que recuerden que Zapatero no sólo no es de fiar, sino que es, esencialmente, despreciable.
2 comentarios:
Estimado Oroel:
Vd. ya lo dijo todo en aquel estupendo artículo titulado "La tormenta perfecta" ¿Se acuerda? Bueno, pues ya estamos inmersos en ella. Hoy se ha dado un dato estremecedor. El crecimiento del primer trimestre del PIB, según el Banco de España y su seguro maquillaje (la noticia la encabezaba el engañoso crecimiento interanual del 2,8%), ha sido del 0,4%, de modo que vamos encaminados a crecimientos por debajo del 1%, tal y como habían pronosticado Centeno y Recarte. La cosa de ver las piruetas y la cara que se les va a ir poniendo a ZP y a su Gobierno de inútiles sería hasta divertido sino fuera porque la extensión y la profundidad de esta crisis va a llevar a millones de personas a la ruina. Mal, muy mal se están poniendo las cosas y peor que se van a poner. Los infelices y los sectarios que han votado al PRISOE no sé si ahora se darán cuenta de lo que han hecho (de la gran mayoría, lo dudo), pero que van a sentir en sus propias carnes cómo se las gasta el partido de los pobres, eso sí que no admite ninguna duda.
Efectivamente, Winston, he vuelto a leer el artículo y me he quedado sorprendido de la precisión de las predicciones, que no eran mías, sino de quienes me informaron y de los articulistas de los que me documenté. Y estas cosas, escritas en febrero de 2008, un mes antes de las elecciones, pero ya anticipadas -como se puede comprobar- un año antes, son las que Zapatero y todo su equipo económico nos han estado negando hasta ayer mismo como quien dice.
En la última entrevista en televisión, hace dos días, que no he visto, pero de la que he leído y oído comentarios en prensa y de amigos que la vieron, Zapatero siguió negando la gravedad de la crisis, y en el colmo del cinismo, anticipando una breve duración. Es decir, cuando tenía datos los negaba y ocultaba, y ahora que no los tiene, porque no hay un solo experto ni organismo internacional que se atreva a hacer pronósticos sobre su duración, se los inventa. ¿Qué datos maneja Zapatero para decirnos que la crisis -la desaceleración- va a ser de corta duración? Ninguno en absoluto, porque no los hay.
El tipejo -¿de qué otra forma se le podría llamar?- que negociaba con ETA desde antes de alcanzar el poder; el que mientras negaba el trasvase ya había iniciado los trámites de adquisición de material y contratación de la obra; y el que nos ha estado negando la crisis inminente a pesar de que se acumulaban los indicios, se ha permitido anteponer sus particulares obsesiones a nuestro bienestar y al futuro de nuestros hijos. ¿Qué pensar de un capitán iluminado que ha llevado con pulso firme el barco contra los rompientes? ¿Qué pensar de la tripulación que fiada de su palabra vuelve a depositar en él su confianza?
Cuando recuerdo los chuscos episodios que han jalonado la pasada legislatura: la retirada de la estatua de Franco el mismo día que agasajaban a Carrillo; la Ley de la Memoria Histórica; la Educación para la Ciudadanía; los papeles de Salamanca; Endesa; los intentos de cerrar la COPE en Cataluña sin que Zapatero moviera un dedo en defensa de la libertad de expresión; los estatutos de autonomía... mientras la economía española se dirigía directamente al precipicio ante la alarma de los que, quizás por informarnos más, somos un poco más lúcidos, no puedo evitar verme invadido por la impotencia y la indignación.
Si al menos hubiera enfrente una oposición digna de tal nombre...
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