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Ella había permanecido a su lado todos los días esperando su recuperación y cuando finalmente volvió en sí, él le pidió que se acercara, con lágrimas en los ojos:
- Querida, has estado conmigo siempre en las malas: Cuando fui despedido, estabas ahí para apoyarme. Cuando quebró mi negocio, estabas ahí. Cuando me dispararon, continuaste ahí. Cuando perdimos la casa, permaneciste conmigo. Cuando mi salud comenzó a fallar, seguías a mi lado. ¿Sabes qué?
- Dime, mi vida…
- Creo que me traes mala suerte.
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