No pienso que Carlos Carnicero llegue a caer de ese guindo: lleva muchos años instalado en el sectarismo, como para reconocer alguna vez algún valor digno de encomio al Partido Popular o a ninguno de sus líderes. Pero cada vez se le ve menos complacido por Rodríguez Zapatero.
Llegará un momento en que acabará valorándolo como merece: con más desprecio que condescendencia, cuando se percate que hay en el personaje mucha más vileza que torpeza, cuando vea que no hay en él rastro de ingenuidad ni de buenas intenciones, sino sólo frío cálculo y rencor.
No hace mucho exponía sus reticencias hacia Rodríguez Zapatero; Reticencias que no hacen sino agudizarse.
Hasta Carlos Carnicero...
Aún así y como señalaba un sagaz contertulio, sigue instando, de forma insólita, sólo explicable desde ese sectarismo extremo, a que se le siga votando, porque para él es el mal menor... aunque nos conduzca al desastre.
A propósito de la patria
Creo no obstante, que Carnicero se equivoca. Vean este último párrafo de su artículo: “Zapatero anda enredado en soñaciones mayores de planes de paz, campeones energéticos que al final han sido italianos, memorias históricas, pactados sus retazos a última hora, guerras mediáticas... Se ha quedado, incluso, sin bandera para una España que no es capaz de formular. Para mí que Zapatero ni siquiera sabe lo que quiere”.
Llegará un momento en que acabará valorándolo como merece: con más desprecio que condescendencia, cuando se percate que hay en el personaje mucha más vileza que torpeza, cuando vea que no hay en él rastro de ingenuidad ni de buenas intenciones, sino sólo frío cálculo y rencor.
No hace mucho exponía sus reticencias hacia Rodríguez Zapatero; Reticencias que no hacen sino agudizarse.
Hasta Carlos Carnicero...
Aún así y como señalaba un sagaz contertulio, sigue instando, de forma insólita, sólo explicable desde ese sectarismo extremo, a que se le siga votando, porque para él es el mal menor... aunque nos conduzca al desastre.
A propósito de la patria
Creo no obstante, que Carnicero se equivoca. Vean este último párrafo de su artículo: “Zapatero anda enredado en soñaciones mayores de planes de paz, campeones energéticos que al final han sido italianos, memorias históricas, pactados sus retazos a última hora, guerras mediáticas... Se ha quedado, incluso, sin bandera para una España que no es capaz de formular. Para mí que Zapatero ni siquiera sabe lo que quiere”.
Yo, al contrario que él, creo que Zapatero si sabe lo que quiere. Lo que ocurre es que ni lo expuso en la pasada campaña electoral ni nos lo hará saber nunca. Porque sus planes son inconfesables.
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