domingo, octubre 14, 2007

¿Segunda parada del AVE?

Fue Marcelino Iglesias el que con la banalidad que le caracteriza y ese tono de gravedad con que pretende disimular su vocecilla cuando quiere ponerse solemne aseguró: “la segunda parada del AVE en Zaragoza es irrenunciable”. Una tontería más del personaje.

Porque, discúlpenme la falta de respeto si alguien, además del concernido, pudiera sentirse ofendido, pero yo es que siempre he pensado que Marcelino Iglesias es tonto. (Lo que no está, por supuesto, reñido con la astucia. Creo que fue Sáchez Ferlosio quien acuñó el término “tontiasuto” para referirse a Felipe González; término que sería mucho más preciso aplicado al presidente aragonés) Pero, desengañémonos, si Marcelino Iglesias se mantiene en el poder a pesar de sus manifiestas limitaciones es por la incapacidad de quien tiene enfrente.

Ahora es la oposición quien se suma a esa exigencia de la segunda parada del AVE en Zaragoza, cuando parece que el PSOE, incluyendo aquí a Marcelino, está reconsiderando el asunto. La estación ya no parece tan irrenunciable.

De momento, sin haber comenzado las obras y cuando la decisión todavía parece estar en el aire los costes ya se han multiplicado.

El coste de la segunda estación del AVE se triplica

Hay varios aspectos a analizar en relación con este tema:

1.- ¿Es necesario, útil, lógico o beneficioso que todos los AVEs paren en nuestra ciudad?

Sinceramente no lo creo.

¿Cuál debe ser la aspiración zaragozana respecto al AVE? Claramente, tener el mejor servicio posible. ¿Es necesario para ello que todos los trenes paren en nuestra ciudad? No, sino que haya los suficientes para cubrir la demanda existente. Y una vez cubierta esa demanda, ¿qué sentido tendría que pararan en Zaragoza más de los necesarios si ello encarece el servicio y alarga innecesariamente el viaje a quien no necesita parar en Zaragoza?

2.- ¿Se ha hecho algún estudio de demanda de esa segunda parada del AVE?

No, porque si se hubiera hecho nos lo hubieran dado a conocer para justificar su decisión, salvo que se empecinen en tomar una decisión contraria a lo que mostrara ese hipotético estudio. Lo que debería hacer la oposición en cualquier caso es pedirlo.

No hay demanda. Y lo digo sin ningún estudio previo, basándome en mi intuición.

Cuando se construya esa segunda parada -porque no soy optimista: en esta tierra los despropósitos tienen más opciones de verse ejecutados que las obras lógicas y necesarias-, comprobaremos que es un verdadero fracaso. Que su coste de construcción y mantenimiento no se amortizará jamás. Y nada más fácil que hacer un seguimiento del número de viajeros que hacen uso de una estación.

3.- ¿Hay otras alternativas más necesarias y prioritarias para Zaragoza?

Sí, se me ocurren al menos cuatro:

a) Que se recupere la antigua línea para viajes alternativos al AVE, más lentos pero más baratos, equivalentes a los que había antes de la implantación de la línea.

b) Que se consigan bonificaciones para los desplazamientos a Huesca y Calatayud similares a los que se disfrutan en la línea Madrid-Toledo, y en el AVE a Sevilla.

c) Que se resuelvan los problemas del transporte de cercanías en Zaragoza, que es con diferencia mucho más grave y prioritario que esa segunda estación.

Quiero señalar aquí las palabras del presidente de la patronal catalana, Fomento del Trabajo, Juan Rosell: “para Barcelona es mucho más importante la red de cercanías que el AVE”. Yo estoy seguro que si esto es así en Barcelona, en Zaragoza no puede ser muy diferente. En el área metropolitana de Zaragoza se concentran las tres cuartas partes de la población aragonesa.

d) Que se establezca un enlace directo mediante tranvía, metro o cercanías entre la estación de Delicias y el aeropuerto. Esa es otra necesidad mucho más perentoria que el que paren aquí todos los AVEs.


¿Por qué no plantea todas estas cuestiones la oposición como una solución global, coordinada y coherente para el transporte metropolitano de Zaragoza y de su zona de influencia en lugar de empecinarse con una infraestructura ilógica y que nadie demanda?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Normalmente suelo coincidir con usted en los comentarios que realiza, pero con éste discrepo totalmente.

El hecho de que se plantee la segunda estación no tiene nada que ver con que solucionen el resto de problemas ferroviarios que presenta nuestra comunidad. Ambas cosas no tienen que ser incompatibles, faltaría más.

Reducir el tema de la segunda estación a una cuestión estrictamente económica es, a mi juicio, simplificar las cosas. Si todas las cosas se hicieran por motivos de rentabilidad económica no se habrían hecho la mayor parte de las grandes infraestructuras que tiene Aragón.

Aragón no tiene que renunciar a que sus ciudadanos puedan disfrutar de todos los servicios de los que pueda disponer, aunque sea por una cuestión de equilibrio territorial.

Se podrá luego discutir si tienen que parar o no todos los trenes pero, desde luego, renunciar de antemano a una infraestructura que permite una mayor capacidad potencial de uso que la actual estación es del género tonto (dicho sea con todos los respetos).

En Aragón no podemos permitirnos renunciar a nada, otros desde luego no lo hacen por nosotros (y así nos va).

Oroel dijo...

Querido anónimo:

Yo no renuncio a nada de lo que podamos necesitar. Lo que pasa es que esa segunda estación no la necesitamos. No se ha hecho, repito, ese estudio de demanda. Y hacer esa estación sin ese estudio previo es una irresponsabilidad.

No hay demanda. Nadie va a ir a Valdespartera o al lado de la Feria de Muestras o a mitad de camino entre ésta y el aeropuerto a coger el tren. Eso no ocurrirá, aunque esté la estación disponible -el apeadero más bien- en medio del páramo zaragozano.

Y como esa obra se hará, como consecuencia de esa peculiar variante de la Ley de Murphy, en virtud de la cual las obras disparatadas tienen prioridad en esta tierra sobre las sensatas, le emplazo aqui y ahora para que cuando haya transcurrido un año de su inauguración y se haya constatado su fracaso; cuando se compruebe la ausencia casi total de viajeros que hagan uso de ella, que suban o bajen al tren en ella; cuando se constate que es imposible amortizar los gastos de construcción; cuando ni siquiera se cubran los gastos corrientes de funcionamiento, se pague una mariscada.

Si para entonces ya no le importa su anonimato, nos la podremos comer juntos. Y si prefiere mantenerlo, puede dejarla pagada.

En fin, habiendo tantas cosas en que gastar rentablemente el dinero, lo van a tirar irresponsablemente. Como suelen. Pero no con mi bendición, ni con mi silencio.

Anónimo dijo...

Señor Oroel,

No le conozco a usted (ni se identifica en su blog), pero desde luego la estima que le tenía por sus comentarios está empezando a desaparecer, a la vista de su estilo altanero y soberbio.

Si tan seguro está de lo que dice ¿por qué no se paga usted la mariscada en el caso de sus previsiones sean erróneas?

Un saludo

Oroel dijo...

Estimado anónimo:

Tiene usted razón en lo de mi estilo altanero y soberbio. De hecho sólo me falta ser humilde para ser prefecto. (No tengo ninguna duda de que captará la ironía)

Y sí, efectivamente, estoy convencido de tener razón. De ahí la seguridad con que he dado por supuesto que sería usted quien pagaría la mariscada. Pero, dada la naturaleza del envite, queda implícita la posibilidad de que sea yo quien la pague. No lo dude. Pero me extrañaría tanto equivocarme en este caso que considero muy remota esa posibilidad...

Anónimo dijo...

Sin comentarios.....


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