sábado, abril 10, 2010

¿No hay corrupción en Aragón?

Estos días se ha celebrado en las Cortes de Aragón un extraño e inútil debate sobre la corrupción.

Velasco dice que la corrupción "no existe" en Aragón y que la DGA tiene "las manos limpias". (Javier Velasco es el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón)



Pero, ¿cómo se puede asegurar con esa facundia, como la que emplea Velasco, que en Aragón no existe corrupción? ¿Un tipo que asegura por escrito a las Cortes que sus asesoras, que con toda evidencia no tienen capacidad técnica sobre la materia que se gestiona en su Departamento, le “emiten asesorías orales”? Está escrito en el Diario de las Cortes.

Negar que existe corrupción en Aragón, y además a gran escala, es tanto como negar que hay parasitosis porque no hemos encontrado tenias, cuando estamos ante una infestación masiva con miles de lombrices que está llevando al hospedador a la muerte por consunción.

Aquí todavía no hemos hallado tenias, escasas y grandes, salvo, parece, en La Muela y Herrera de los Navarros, pero hay cientos o quizás miles de lombrices. Se las conoce como “clientela política”. El expolio global de todas ellas es mucho mayor que el de unos pocos parásitos gordos.

¿Qué otra cosa que un entramado corrupto son las empresas públicas o las comarcas?

Otra cosa es que no haya salido todavía un trincón conspicuo y reconocible, salvo en los dos lugares citados, pero toda la administración autonómica es un puro trinque. Negarlo es negar la evidencia. La hija de menganita, el hijo de fulanito, la mujer de zutanito…, todos ellos en un pañuelo. Y todos ellos contratados en las empresas públicas de forma preferente y privilegiada. Son casos conocidos por centenares de personas ¿Eso no es corrupción?

¿Cómo puede decirse que no hay corrupción cuando más del noventa por ciento de los empleados de las comarcas son laborales, contratados con criterios desconocidos, a dedo o quizás a ojo como decía Jesús Solá, el alcalde de Herrera de los Navarros y presidente de ASAEL, y no funcionarios con pruebas selectivas regladas, como corresponde a una administración pública?

En el blog de la Asociación para la Defensa de la Función Pública hay un amplio muestrario de corrupciones. O de corruptelas menudas pero a gran escala, como diferenciaba hace tres días un articulista en la prensa aragonesa.

Hace unos años de esto, cuando a la niña se le quería dar trabajo se le ponía un estanco. Hoy se monta una Agencia Aragonesa de algo, aunque no sirva de nada, pagada con el dinero de los contribuyentes y se la coloca en ella. ¿Esas colocaciones a la carta con nuestro dinero, no son corrupción?

La pretensión de que la oposición entre en los consejos de administración de las empresas públicas, defendido incluso por periodistas que no sé si tachar de ingenuos, y la insistencia en ello mientras se niega información en las Cortes me parece un insulto a la inteligencia y una muestra de desvergüenza y cinismo por parte del Gobierno. Los miembros de los consejos de administración de las empresas, públicas o no, están obligados por el secreto de las deliberaciones, por lo que aunque tengan la información que solicita legítimamente la oposición, no podrían hacer uso de ella. Ni la opinión pública podría disponer de ella ni conocerla. Aunque la supiera la oposición o aquellos de sus miembros que se integraran en los consejos de administración. Eso lo sabe el Gobierno, y por eso insiste. Y eso lo sabe la oposición, y por eso se niega. La tentación es ofensiva: a cambio de unas magras dietas por asistencias, que pagaremos entre todos y que redondearán los ingresos de los agraciados. A cambio de su silencio, que acabará siendo cómplice.

Eso y no otra cosa pretende el Gobierno. ¿O hay alguien que después de la que está cayendo cree que lo ofrece por generosidad o un repentino prurito de transparencia?
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1 comentario:

José Ramón MIRANDA dijo...

En esta ocasión debo darle la razón. En efecto, existe el clientelismo político. Pero, a mi entender, la mayor vergüenza es que los parlamentarios aragoneses cobren dietas cada vez que asisten a un pleno en La Alfafería aún viviendo en Zaragoza.


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