Hoy día es más importante -y quizás más difícil- saber lograr un buen titular que saber hacer un buen discurso. Oroel
Tengo para mí que lo más grave para el PP, o más dañino, del caso Gürtel, ya de por sí muy grave, puede ser una reacción equivocada (o lenta, o timorata, o percibida como insuficiente) frente a él.
Lo que más me desalienta e indigna de este asunto es que pueda retrasar o frustrar la alternativa, más urgente e inaplazable que nunca, a este gobierno demencial y sectario que está asolando España.
Parece claro que la trama Gürtel no ha tenido como objeto la financiación irregular del Partido Popular como lo fueron las tramas de Filesa, Malesa o Time Export en los tiempos en que gobernaba Felipe González. Aquello ya fue juzgado y algunos, quizás no todos, de sus responsables fueron juzgados, condenados y encarcelados. Poco más puede decirse de aquello, salvo recordar que el máximo implicado, José María Sala, fue recibido a la salida de prisión por José Montilla y que fue objeto de público reconocimiento, ovaciones incluidas, y rehabilitado por su partido y muy especialmente por Pasqal Maragall. En cuanto se cumplió el periodo de inhabilitación a que fue condenado de forma accesoria, se incorporó a la ejecutiva del PSC. Delinquió por el partido y ese sacrificio se reconoce y agradece. Curioso baremo para juzgar la corrupción.
Por otro lado, parece que también el Gobierno socialista ha contratado con las empresas implicadas en la red Gürtel sin que esos contratos hayan sido objeto de la investigación a que han sido sometidos los firmados con comunidades gobernadas por el PP. Pero ese es un detalle menor.
En cualquier caso, parece que ninguno de los dos grandes partidos están en disposición de lanzarse acusaciones el uno al otro. Para nuestra desgracia, en este aspecto concreto se neutralizan mutuamente. Quizás lo único resaltable es que en uno la corrupción es más extendida y difusa, y más personalizada por determinados “trincones” en el otro. Pero precisamente por ello mismo, debiera ser más fácil actuar en este segundo caso, que es el que afecta al PP. En el primer caso, la lucha contra la corrupción desmantelaría una extensa trama clientelar y disolvería gran parte de la base electoral, comprada con nuestro dinero a base de contratos de trabajo y subsidios. El PP no tiene por qué temer eso.
Pero quizás, como señalaba antes, el mayor daño que puede causar este caso al Partido Popular es la demostración de la falta de reflejos y de decisión de Rajoy, algo que ya se le viene atribuyendo de antiguo. La rápida reacción de Esperanza Aguirre, por el contraste que demuestra, incrementa esa percepción.
Rajoy es un parlamentario brillantísimo, pero nadie, o muy pocos, leemos los discursos hoy día. Sin embargo Rajoy no sabe lograr buenos titulares, como Esperanza Aguirre. Y es que los discursos son fruto del trabajo y la meditación, sin duda alguna meritorios, pero los titulares brillantes, rápidos y oportunos, los que dicen exactamente lo que la gente está esperando y deseando oír, son consecuencia de un don innato.
Un don que se conoce como olfato político.
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1 comentario:
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