La aparición de neologismos, palabras nuevas, antes inexistentes, puede responder a modas efímeras o a la necesidad de expresar nuevos conceptos y realidades emergentes. Son signo de vitalidad de un idioma y, siempre, del ingenio de quienes las inventaron.
Permítanme presentarles dos neologismos que he hallado recientemente y que me han encantado:
Hispanistán: Dícese del territorio sin ley (o con un exceso de leyes, que viene a ser lo mismo) situado en la península Ibérica, que ocupa los límites de lo que durante siglos se ha conocido como España, compuesto en la actualidad por diecisiete taifas mal avenidas, recelosas entre sí y que pugnan por obtener más recursos que las vecinas y blindar sus recursos propios frente a la voracidad o codicia de las demás. Los únicos nexos que mantienen unidas esas diecisiete taifas son la Liga Nacional de Fútbol y la Lotería Nacional. Obsérvese, no obstante, que en ambos casos el empleo del adjetivo “Nacional” no es más que una concesión a la tradición, sin ningún significado real o reconocible.
Progretariado: Dícese de la élite social procedente, en Hispanistán, de la alta burguesía del franquismo y que, mediante la apropiación de los signos y mensajes empleados por el proletariado en los movimientos de lucha de clases de la primera mitad del siglo XX, consigue mantener sus originarios privilegios de clase, impostando un discurso falsamente progresista, radical o supuestamente de izquierdas.
Permítanme presentarles dos neologismos que he hallado recientemente y que me han encantado:
Hispanistán: Dícese del territorio sin ley (o con un exceso de leyes, que viene a ser lo mismo) situado en la península Ibérica, que ocupa los límites de lo que durante siglos se ha conocido como España, compuesto en la actualidad por diecisiete taifas mal avenidas, recelosas entre sí y que pugnan por obtener más recursos que las vecinas y blindar sus recursos propios frente a la voracidad o codicia de las demás. Los únicos nexos que mantienen unidas esas diecisiete taifas son la Liga Nacional de Fútbol y la Lotería Nacional. Obsérvese, no obstante, que en ambos casos el empleo del adjetivo “Nacional” no es más que una concesión a la tradición, sin ningún significado real o reconocible.
Progretariado: Dícese de la élite social procedente, en Hispanistán, de la alta burguesía del franquismo y que, mediante la apropiación de los signos y mensajes empleados por el proletariado en los movimientos de lucha de clases de la primera mitad del siglo XX, consigue mantener sus originarios privilegios de clase, impostando un discurso falsamente progresista, radical o supuestamente de izquierdas.
La mayor parte del progretariado de Hispanistán milita o apoya a un partido que se llama a sí mismo socialista, obrero y español, sin ser ninguna de las tres cosas, y que presenta más semejanza con los partidos Justicialista argentino o Revolucionario Institucional de México que con los partidos socialdemócratas europeos.
PD.: La bella señorita que ilustra este artículo es una afamada "miembra" -ellas se expresan así- del progretariado hispano, de Hispanistán: Leire Pajín, quien ahora controla, dicen, las riendas del PSOE por delegación de su jefe, José Luis Rodríguez Zapatero. Pablo Iglesias, creo, se revuelve en su tumba. Y Felipe González, todavía vivo, también...
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