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La tasa de pobreza relativa es el porcentaje de personas que está por debajo del umbral de pobreza, medido éste como el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas. La mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima.
Por tanto, por tratarse de una medida relativa, su valor depende de cómo se distribuya la renta entre la población y no de la riqueza media de esa población.
En el debate que he citado antes, ¿Más ricos que en 2004?, Zapatero se refirió a la pobreza relativa, especialmente del colectivo de personas jubiladas:
“Sobre la encuesta de pobreza relativa voy a dar algún dato. Periodo del Gobierno del PP, la pobreza relativa subió dos puntos en España; periodo de Gobierno del PSOE, 0,9 puntos. Pobreza relativa en un sector decisivo, mayores de 65 años: durante el Gobierno del PP se duplicó -15 puntos más-, Gobierno del PSOE: cinco puntos menos como consecuencia del gran esfuerzo de subida de las pensiones mínimas que hemos hecho”.
Zapatero obvió el hecho de que la pobreza relativa global, referida a todos los grupos de edad, es hoy, siete años después de que él accediera a la presidencia, mayor que cuando Aznar dejó el Gobierno y se centró en aquel sector de la población en que la tasa ha disminuido, aunque en el conjunto ha crecido.
El 19,8% de la población residente en España está por debajo del umbral de pobreza relativa. Esta tasa, similar a la obtenida en la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2004, es mayor en el caso de las mujeres (20,9%) que en el de los hombres (18,6%).
Atendiendo a la edad, los grupos más afectados por la pobreza relativa son las personas de 65 o más años (con una tasa del 29,4%) y los menores de 16 años (cuya tasa es del 24,2%).
El grupo menos afectado, tanto en el caso de hombres como en el de mujeres, es el de 25 a 49 años, con tasas del 14,8% y del 16,7%, respectivamente.
La tasa de pobreza relativa, calculada con los ingresos percibidos por los hogares en 2009, se sitúa en 2010 en el 20,8% de la población residente en España.
Por edades, la mayor tasa de pobreza relativa corresponde a los mayores de 65 años. Sin embargo, cabe destacar la disminución de la tasa de pobreza en este grupo de edad a lo largo de los últimos cuatro años, que ha pasado del 28,2% en 2007 al 24,6% en 2010.
Efectivamente, la tasa de pobreza relativa en los mayores de 65 años ha disminuido notablemente, y es a eso a lo que se agarra Zapatero y de lo que presume ante Rajoy, pero evita reconocer que la tasa global es ahora mayor que en tiempos de Aznar. La reconoce, no obstante, indirectamente: durante el gobierno del PSOE ha subido, pero menos que con Aznar. O sea, que si globalmente ha subido y en el sector de los mayores ha disminuido, es obvio que ha crecido más en los sectores más jóvenes y de mediana edad que tienen hoy un mayor porcentaje de pobres.
No obstante, conviene insistir en que la tasa de pobreza relativa no es una medida de la pobreza relacionada con la riqueza de la población, sino con la forma en que se distribuye ésta. Es por tanto una medida indirecta de la equidad social y del reparto de la riqueza. Por tanto, un incremento de la tasa global de la pobreza relativa no es consecuencia de la crisis ni imputable a ella, sino a las políticas sociales y de empleo y a la evolución del mercado de trabajo.
La equidad social tiene mucho que ver con la remuneración de los factores de producción: trabajo y capital básicamente. Veamos qué dice al respecto el profesor Centeno:
El documento es impresionante y merece la pena leerlo.
Pero por si no se deciden a hacerlo, citaré un dato que me ha parecido especialmente relevante: en el año 2009 la parte del PIB destinada a la remuneración del trabajo es ya inferior al 46%, la más baja desde que existen series históricas en España, y la más baja de Europa donde la participación media de las rentas del trabajo en la formación del PIB es del 53%
Conclusión: la sociedad española bajo el gobierno de Zapatero es hoy menos equitativa que bajo el gobierno de Aznar. Le guste o no le guste a Zapatero.
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3 comentarios:
Y no sólo menos equitativa, sino que aún se ha agudizado más la pobreza en números absolutos.
Son nueve millones de pobres los que habitan nuestro país, los que duermen entre cartones en cualquier portal de nuestras ciudades, los que se hacinan en los comedores de Cáritas o buscan comida en los contenedores en un espectáculo que nos igual con cualquier país tercermundista.
Y ese paisaje se irá agudizando según vayan dejando de cobrar las prestaciones los cinco millones de parados que jalonan el éxito de la hégira zapateril.
Nadie jamás hizo tanto daño a un país en tan poco tiempo.
Querida Natalia:
Uno de los argumentos más recurrentes de la pseudoprogresía hispana es que la crisis es global y ha afectado a todo el mundo. Eso es falso, como señalaba Alberto Recarte recientemente. La crisis ha afectado a los países que tenían burbujas financieras y, como era nuestro caso, inmobiliarias. Ha afectado a Europa con distintos niveles de dureza. Ha afectado a Estados Unidos, pero no a Canadá. No ha afectado a Asia, ni tampoco a Sudamérica o África, más allá, en el caso de estos dos últimos continentes, de las consecuencias derivadas de la contracción de las compras de materias primas por parte de los países desarrollados.
Pero la crisis nos ha afectado a nosotros con especial dureza, a pesar de ser uno de los países “mejor preparados” para afrontarla, al decir del “figura” que nos malgobierna. Y si hemos tenido ese enorme diferencial de daños con respecto a los países de nuestro entorno, a mi no me cabe duda de que es responsabilidad directa e inexcusable de ese “figura”.
Si lees el capítulo 2 del VI informe de Cáritas sobre exclusión social y desarrollo en España, dedicado precisamente a la desigualdad, pobreza y privación, verás que hace hincapié en el bienestar social como una combinación inseparable del crecimiento económico -nivel medio de renta- y una distribución equitativa de la misma. Los aumentos de la desigualdad siempre se interpretan y se perciben como pérdidas globales de bienestar social, porque una distribución injusta o poco equitativa de la riqueza, aunque haya mucha, deja un reguero de pobres.
La disminución de la equidad (que es, la equidad, el valor más emblemático del socialismo, su verdadera razón de ser, con la que justifican incluso los recortes de las libertades) no tiene nada que ver con la crisis, sino con el desarrollo global de sus políticas. No juzgo -no ahora: ya lo he hecho antes muchas veces y volveré a hacerlo en el futuro-, no juzgo, digo, ahora, el aumento de la pobreza derivado de la crisis, en la que también tienen muchas y graves responsabilidades, sino la inequidad de sus políticas, para la que hay muchos indicadores que la miden. La “pobreza relativa” es uno de ellos, pero no el único. Al final, por mucho que presumiera Zapatero en su última intervención en el Congreso, también en esto han fallado, lastimosa y absolutamente.
Próximamente escribiré sobre el crecimiento de los otros indicadores de la inequidad.
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