Los tontos son legión.
Ya santo Tomás de Aquino se entretuvo en clasificarnos (a los tontos, quiero decir). Pero como no sé latín, haré que me traduzcan sus definiciones. El listado es largo: asyneti, cataplex, credulus, fatuus, grossus, hebes, idiota, imbecillis, inanis, incrassatus, inexpertus, insensatus, insipiens, nescius, rusticus, stolidus, stultus, stupidus, tardus, turpis, vacuus y vecors. Veintidós, si se entretienen en contarlos.
No obstante, se ha seguido reflexionando sobre ese inagotable y apasionante tema. Particularmente interesantes me han parecido las leyes fundamentales sobre la estupidez humana enunciadas por Carlo M. Cipolla en su libro Allegro ma non troppo.
Ley de Oro: una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
Los seres humanos se clasifican en cuatro tipos de personas:
Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
Los tres primeros tipos no suelen ser consistentes. Unas veces actúan de una manera generosa y altruista y otras no. Sin embargo, todas ellas actúan más o menos racionalmente por lo que pueden resultar previsibles, pese a su inconstancia.
El último tipo suele ser muy constante, insistentemente estúpido. Es esa perseverancia en la estupidez lo que les hace particularmente peligrosos. Y además, puesto que no es racional, no es previsible. Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
De esa Ley de Oro derivan las demás:
Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación
a. Personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
b. Día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.
Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
Tercera Ley Fundamental: Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables.
Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.
La personas inteligentes, frente a los estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.
Incluso asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio suele ser desastroso.
Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Pero sobre este apasionante tema ha habido mucha más gente interesada:
El argentino Leonardo Castellani, clasificaba a los tontos “atendiendo al grado de conciencia que tenían sobre su cortedad de ingenio”:
1) Tonto a secas; esto es, ignorante.
2) Simple; esto es, tonto que se sabe tonto.
3) Necio; esto es, tonto que no se sabe tonto.
4) Fatuo; esto es, tonto que no se sabe tonto y además quiere hacerse el listo.
5) Insensato; esto es, tonto que no se sabe tonto y encima quiere gobernar (o hacer que gobierna) a otros.
Paco Sánchez, incluye una sexta categoría:
6) Insensato peligroso; esto es, el insensato que además trabaja mucho.
Mi modesta aportación al tema ha sido la definición del “tonto esférico”, el que lo es desde cualquier punto de vista que se le mire. Conozco alguno.
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4 comentarios:
Espléndida taxonomía, vive Dios.
Le dejo noticia de mi blog por si le apetece darle un vistazo.
Saludos y gracias
http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com/
Por otro lado, Scott Adams en "El principio de Dilbert" (Divertidísima parodia de "El principio de Peter" y del mundo de la empresa) tiene la siguiente tesis que se desarrolla de forma desopilante a lo largo del libro:
"...Me incluyo. Todo el mundo es imbécil, no sólo la gente que no aprueba los exámenes finales de secundaria. Lo único que nos diferencia es que somos imbéciles con respecto a diferentes cosas, en momentos distintos. Por muy inteligente que uno sea, se pasa la mayor parte del día siendo imbécil. He aquí la premisa central de esta erudita obra."
Y lo malo es que te explica el porqué de la teoría y te acaba convenciendo.
Son tres libros MUY recomendables:
- El péndulo de Foucault, denso y duro de leer pero muy irónico y con un sentido del humor muy sutil. Lo he leido varias veces y sigo encontrando cosas nuevas y sorprendentes. Y me sigo riendo aunque no es un libro de humor.
- El principio de Peter: Inquietantemente lúcido. El señor Peter comprende demasiado bien la naturaleza humana como para resultar cómodo. Empiezas con una sonrisa que acaba convertida en rictus. El libro se consideró en un principio un libro de humor y ha acabado estudiándose en muchas universidades.
- El principio de Dilbert (y los demás de la serie Dilbert): Delirantemente divertido pero, inquietantemente, basado en testimonios reales (Y estúpidos) del mundo de la empresa.
No me deja subir mi primer comentario, quizás por que la cita es muy larga, o sea que pondré un enlace.
Decía que Umberto Eco en el Péndulo de Foucault propone otra interesante clasificación. Léanlo aquí
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