Parece obligado que hoy haga un análisis del repentino cambio de Gobierno anunciado ayer por Zapatero.
Repentino, digo, porque no hace ni una semana lo negaba. Pero ya saben que tras los derechos a la vida y a la libertad, y quizás por delante incluso del derecho a la dignidad, se sitúa el derecho a cambiar de opinión. Zapatero también tiene ese derecho. Y efectivamente, lo ejerce mucho, tanto que al final nos está resultando un poco difícil conocer cual pueda ser su opinión.
Desde Aragón, este cambio de Gobierno tiene un interés especial, porque nuestro presidente autonómico, quien ya ha anunciado que no se presentará a la reelección tras tres legislaturas en el cargo, ha sido nombrado nuevo Secretario de Organización del PSOE, que compatibilizará con la presidencia de Aragón hasta las próximas elecciones de mayo y la investidura de su previsible sucesora, Rudi o Almunia (salvo que Biel consiga su antiguo anhelo gracias a unos pactos tan forzados que hoy se me antojan improbables).
Algunos apuntes rápidos:
1.- El mayor problema que ahora enfrentan los españoles es la crisis económica. Sin embargo no ha habido modificaciones en esta área, sino en el área estrictamente política. El cambio en el Ministerio de Trabajo no debe entenderse desde la perspectiva económica, sino como una consecuencia de la marcha de Corbacho a Cataluña, donde posiblemente fracasará, aunque se asegure un puesto en las Cortes catalanas como diputado en la oposición. En principio éste era el único cambio previsto.
Los cambios no han tenido, pues, el objetivo de reforzar o cambiar la política económica, sino exclusivamente apuntalar a Zapatero ante el enorme desgaste que está sufriendo. Él, su imagen y su persona siguen siendo la prioridad de su gestión, por delante de los intereses o los problemas de los españoles.
No obstante, ¿es mejor gobierno que el anterior? Sí, sin duda. Reconozcámoslo. Se ha librado de varios (y varias) inútiles, aunque ha incorporado alguna nueva. Pero el balance es positivo.
2.- Gana Rubalcaba, el Fouché español, nombrado vicepresidente primero. El antiguo portavoz del gobierno del GAL, quien aseguró que “España no merecía un gobierno que mintiera”. El que negó la existencia de una negociación política con ETA.
En noviembre de 2009, yo escribía lo siguiente:
¿Qué persigue Rubalcaba? ¿Cuál es su propósito? ¿Cuál el ideario que impulsa sus actos? Son preguntas que me intrigan.
Los efectos de sus actos más celebrados son gravísimos. La planificada destrucción de la educación -porque a estas alturas no creo que los resultados obtenidos hayan sido inadvertidos e impremeditados, porque si así fuera se hubieran volcado en remediarlos-, sus mentiras sobre el GAL -“ni hay pruebas ni las habrá”- o su maquiavélica manipulación del 11-M han dejado una impronta tal que puede asegurarse sin exageración que han cambiado para mal la historia y la sociedad españolas.
Y segundo, ¿poner su talento al servicio de un ser notoriamente inferior como Rodríguez? ¿Es Rodríguez el que planifica y decide y Rubalcaba el que obedece y ejecuta?
A estas alturas, si eso fuera cierto, hay que pensar que Rubalcaba tiene ya un nivel suficientemente elevado como para permitirse disentir de unas encomiendas notoriamente mezquinas o malvadas. Y no lo hace. Luego, aunque sólo se prestara a la obediencia, y no fuera él, como creo, el cerebro, está conforme con el proyecto. ¿Y por qué lo está? Esta pregunta retoma mis dudas. ¿Qué aspira? ¿Qué pretende? ¿Cuál es su ideario? ¿Está conforme su ideario con lo que le encomiendan?
Las preguntas, sea él quien planifique o sólo quien ejecuta, siguen siendo válidas. No creo que la sola obediencia funcionarial justifique y colme sus aspiraciones, o que no tenga otras propias.
3.- Pierde Blanco, quien hasta hace muy poco parecía postularse como futuro vicepresidente.
4.- Sale María Teresa Fernández de la Vega, absolutamente quemada y por quien siento un asco especial desde que dijera que su padre había sido un represaliado del franquismo. ¿Represaliado?, quizás porque no lo nombrara ministro, y nombrara en cambio a Girón de Velasco. Porque D. Wenceslao, el padre de Mari Tere, fue delegado provincial de Trabajo en Zaragoza, y condecorado por Franco. Estos personajillos, y me refiero a la hija, han de inventarse incluso una historia familiar para poder presentar un pedigree antifranquista, absolutamente impostado. ¡Qué asco!
5.- Se eliminan los Ministerios de Vivienda e Igualdad, tal como le había pedido la posición. Zapatero siempre hace lo que le pide la oposición, aunque tarde y a regañadientes, dejándose pelos en la gatera y con un memorial de daños por su retraso en hacer tarde y mal lo que debiera haber hecho a tiempo. No obstante, se libra de la ministra Bibiana Aído, reduciendo las posibilidades de que la muchacha haga más el ridículo desde una tribuna pública. Aunque nadie podrá evitar que lo siga haciendo en ámbitos más privados. Pero, eso sí, sin daños añadidos para la imagen de quien le nombró.
6.- Llora Moratinos. La foto que encabeza el artículo es patética y triste. Pero el personaje es lamentable. Nunca la diplomacia española había llegado a tal grado de descrédito, posiblemente desde la I República. Su presencia en el Gobierno era un factor de indudable desgaste para el Presidente. A Moratinos le sustituye Trinidad Jiménez, quien aparece en la famosa foto de la visita a Mohamed VI junto con Zapatero en el año 2002, cuando todavía estaban en la oposición. Un acto de deslealtad incalificable.
7.- Llega al Ministerio de Trabajo Valeriano Gómez, quien no hace todavía un mes, el 29 de septiembre, participó en la manifestación contra la reforma laboral. Ahora tendrá que asumirla, defenderla y administrarla. Todo un ejemplo de coherencia.
¡Impresionante!
8.- Asciende Marcelino dentro del organigrama del PSOE.
Mi opinión sobre Marcelino ya es conocida de antiguo:
Eso sí, el relevo dentro de Aragón está siendo encajado con precisión. Aunque tampoco hay que magnificarlo. No es un procedimiento excesivamente complejo, sobre todo cuando todos asumen disciplinadamente sus designios.
Eva Almunia, la candidata socialista a la presidencia del gobierno de Aragón en las próximas elecciones de mayo, abandona la Secretaría de Estado para hacerse cargo del Departamento de Presidencia en Aragón.
Las cosas no van a ser fáciles para Marcelino por dos razones. Todas las encuestas auguran una seria derrota electoral para el PSOE, salvo un repentino cambio de escenario político o una nueva catástrofe como la del 11-M que pudiera imputarse al PP (con Rubalcaba dotado de tanto poder, es probable que las denuncias, fundadas o infundadas, e investigación de los cargos del PP se incrementen y filtren interesadamente a la prensa en estos próximos meses). Así, pues, ante un escenario de pérdida de poder, la presencia en los primeros puestos de las listas electorales adquiere una urgencia vital para muchos. Ser relegado a un puesto secundario, supone para muchos militantes socialistas el paro. Y Marcelino tendrá que lidiar eso.
Y tras las elecciones habrá que hacer el recuento de bajas. Un trabajo penoso.
Marcelino siempre ha gobernado con el viento a favor, con presupuestos crecientes, sin problemas de liquidez, inflando organigramas y colocando generosa y discrecionalmente a la clientela.
No está acostumbrado a faenas tan ingratas como las que le aguardan. Quizás me equivoque, pero se desfondará enseguida.
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