martes, enero 02, 2007

Tres líneas de actuación

La oposición encarna la esperanza de que las cosas mejoren y debe encabezar la lucha en defensa de la sociedad frente a los abusos, manipulaciones y mentiras del Poder.



A pesar de que presto una evidente atención a las decisiones del Gobierno de Aragón, lo cierto es que no tengo ninguna esperanza puesta en él. A estas alturas ha acreditado ser un lobby de intereses más que un gobierno, que se mueve por criterios empresariales, cuando no abiertamente mafiosos, y cuyos intereses no son ni los de Aragón ni los de los aragoneses. Es por eso por lo que he de volver los ojos a la oposición, porque en ella reside la posibilidad de alternativa y, en definitiva, de esperanza. Si ante un gobierno como éste la oposición falla, falla todo.

Debe entenderse que la actuación de la oposición es imprescindible, no para el desgaste del gobierno, sino para la defensa de la sociedad ante los abusos, manipulaciones y mentiras del Poder.

Es por eso que, con ánimo constructivo, por si me leen, quiero señalar tres líneas de ataque al Gobierno (que son otras tantas líneas defensivas para la sociedad) en las que debe batirse la oposición, y que creo que ha descuidado a lo largo de esta legislatura. Poco, pero queda tiempo para desenmascarar tantas mentiras.

1.- La lucha contra la corrupción. Ahora, cuando concluye la legislatura, PP, Chunta e IU, cada uno con su particular estrategia, han abierto los ojos ante lo que es un escándalo sin precedentes en Aragón: la opacidad del entramado de las empresas públicas aragonesas esconde más de lo que imaginan e infinitamente más de lo que el inadvertido pueblo aragonés pueda siquiera intuir.

Hace poco leía una carta de un lector en la prensa aragonesa, quien hablaba, sin duda con más información que la media, que las empresas públicas aragonesas eran un negocio privado. Y efectivamente, así es. El simple hecho de convertirlas, como ha ocurrido, en una inmensa agencia de colocación para la militancia y familiares de los partidos en el gobierno hace dudar, con fundamento, de los propósitos que animaron su creación y de a qué intereses sirven. Dejar de denunciarlo sería tanto como incurrir en un supuesto de complicidad ante el delito.

Igualmente, la administración se ha convertido en un cortijo, y la función pública y sus normas de funcionamiento han sido directamente laminadas.

2.- Como consecuencia de lo anterior, los aragoneses somos los españoles que más impuestos pagamos. Alguien tiene que pagar toda esa trama. Ya se sabe que la corrpución tiene un coste altísimo. Y eso es algo que el pueblo aragonés desconoce. Somos, junto con Andalucía, las dos últimas comunidades en mantener el Impuesto de Sucesiones prácticamente íntegro. Y somos la comunidad autónoma con las menores desgravaciones en el tramo autonómico del Impuesto sobre la Renta.

Que no haya un auténtico escándalo en Aragón por este agravio, imputable exclusivamente a la voracidad recaudadora de nuestro gobierno autonómico es, sin duda, un lamentable fallo de la oposición.

Y 3.- La oposición ha fallado en la labor de desenmascarar el inmenso fraude, el monumental engaño en que se ha convertido el nuevo Plan Hidrológico Nacional socialista y las cesiones a Cataluña. Tiempo habrá de denunciarlo pormenorizadamente desde estas páginas. Pero no es razonable que siga agitándose el fantasma del trasvase cuando es mucho más lo que nos han robado y lo que están dispuestos a seguir haciendo.

Si la ciudadanía conociera la inmensa tomadura de pelo de Rodríguez Zapatero y, especialmente, de Marcelino Iglesias con el tema hidráulico, éste tendría muy difícil la reelección.

Como digo, la oposición debe defender a la sociedad frente a un gobierno depredador y embustero. Es la única esperanza que nos queda.

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