Mi anterior artículo ha generado comentarios dentro y fuera del blog de personas para quienes, aparentemente, la suavidad en las formas, que era lo que yo proponía, puede interpretarse como una claudicación o un abandono de principios por parte de Rajoy. Y no es eso.
Los principios de Rajoy me parecen firmes y, especialmente, razonables. Los suscribo. Posiblemente su mejor discurso, el más vibrante, el que debiera marcar el eje de su programa político y electoral fue el que pronunció a primeros de diciembre de 2005 en el homenaje a la Constitución celebrado en la Puerta del Sol de Madrid.
Pero si quiere seducir a quienes se instalan en el centro político, a quienes sin convicciones ideológicas identificables con las de un partido político cambian el sentido de su voto en función de las circunstancias, los liderazgos o los programas, a quienes sin adhesiones inquebrantables juzgan el ejercicio del poder y las propuestas alternativas, a quienes a lo largo de los años deciden y provocan la alternancia política, debe prestar especial atención a las formas, él y sus más directos colaboradores.
Pilar Cernuda publica en la prensa de hoy un artículo, Mariano Rajoy ocupa el centro, que viene a expresar con bastante aproximación, creo, lo que yo pretendía decir con mi artículo de ayer.
PD. Podría haber empleado en el título de este artículo los términos “conquista” o, como Cernuda, “ocupación”, pero he empleado precisamente “seducción”, porque de eso se trata.
Pero si quiere seducir a quienes se instalan en el centro político, a quienes sin convicciones ideológicas identificables con las de un partido político cambian el sentido de su voto en función de las circunstancias, los liderazgos o los programas, a quienes sin adhesiones inquebrantables juzgan el ejercicio del poder y las propuestas alternativas, a quienes a lo largo de los años deciden y provocan la alternancia política, debe prestar especial atención a las formas, él y sus más directos colaboradores.
Pilar Cernuda publica en la prensa de hoy un artículo, Mariano Rajoy ocupa el centro, que viene a expresar con bastante aproximación, creo, lo que yo pretendía decir con mi artículo de ayer.
PD. Podría haber empleado en el título de este artículo los términos “conquista” o, como Cernuda, “ocupación”, pero he empleado precisamente “seducción”, porque de eso se trata.
6 comentarios:
Estimado Oroel:
Lo siento; pero sigo sin estar de acuerdo. Quizás mi desacuerdo sea más con lo expuesto por Pilar Cernuda, que con tus comentarios. Pero no quiero dejar pasar la ocasión de exponer ciertas ideas
1º Las elecciones de 2004 no se perdieron por haber abandonado el centro. Ni siquiera por episodios como el Presige o la guerra de Irak. Las encuestas ya daban por amortizados esos sucesos para el electorado.
2º La causa de la derrota electoral fue el atentado terrorista del 11M y el “cúmulo de gestiones” de la crisis:
2ºA. Existen estudios sobre el voto español en el extranjero su comportamiento en las diversas elecciones y su correlación estadística con el resultado final. La característica de este voto es que se emitió con antelación suficiente como para que no se viese afectado por el atentado. Pues bien, según esos estudios los resultados, de no mediar las bombas, hubieran sido 162-167 diputados para el PP y 145-142 para el PSOE.
2ºB. Además de la gestión del gobierno del PP, estuvo la gestión que se realizó desde el PSOE y el grupo PRISA. Me refiero a la feroz campaña para sembrar la duda en relación al Gobierno, el ataque antidemocrático a las sedes y candidatos del PP,… pero sobre todo al bloqueo y control de la información que desde el Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se le hizo al Gobierno. Algún ministro dijo en relación al PRISOE “Iban por delante de nosotros varias horas”.
Cualquier análisis de la situación actual que pretenda ignorar estos hechos se dará de bruces con la realidad. En España el centro político apenas existe. Ese ciudadano que, en función de programas y candidatos, puede ahora votar A, ahora votar B, hace tiempo que ya vota al PP. Esa gente fue atraída cuando se realizó la refundación del PP y se sumaron al proyecto la antigua militancia de UCD y CDS. En ese tiempo se rompió el célebre techo electoral de la derecha y ya… ¡No hay más gente en el centro!
Hasta donde yo recuerdo no existió en el 2004 un descenso notable de los votos del PP. En ese momento no existió una pérdida del centro.
Los votos obtenidos in extremis por el Sr. Rodríguez, en combinación con las bombas, fueron votos de los muchos antisistemas y comunistas de IU (recuerda que la situación electoral de IU se vio empeorada) que se movilizaron en el último momento, para castigar a la “derechona”. Son gentes que en condiciones normales no votaría y que será difícil que voten con cierta regularidad.
El PP ya está en el centro. Es el PSOE el que ha virado a la izquierda y deja huérfanos a unos puñados de electores que no votarán jamás al PP ni a nada que no identifiquen como de izquierda (aunque sea moderada, ligeramente encarnada, algo que les permita mantener la convicción de que ellos son progresistas).
Insisto en que el PP tiene que cuidar sus votos. Sus votantes están muy mosqueados. Cuando se siente en peligro el sistema democrático, los principios de igualdad ante la ley, la seguridad jurídica, la integridad de la Nación… no se entiende muy bien esas incursiones a un centro que se pretende encontrar situado a la izquierda del PP.
La perseverancia es una virtud, la terquedad un defecto, la tozudez baturra un folklorismo.
Un cordial saludo de Carlos56, esta vez empecinado.
PD a esos que desde fuera del blog han comentado: ¡Un paso al frente, hombre! ¡salta al tablero y a discutir!.
Estimado Carlos56:
En política hay una regla no escrita, que más o menos dice lo siguiente: “primero hay que contentar a los propios”.
La frase admite varios matices. Cuando se gobierna hay que contentar a la buena gente, a la mayoría del cuerpo social, porque los “propios” entonces son más. Luego, si se puede convencer a los antisistema, a los nacionalistas que quieren largarse con sus patrias a otra parte, a los cabrones, pues bien… Si se puede… Pero primero a los propios. Y si para contentar a los segundos, hay que descuidar a los propios, entonces a los antisistema, nacionalistas y cabrones les pueden ir dando. Porque primero los propios.
Cuando se está en la oposición no hay que contentar a los propios, sino a todos -insisto: a todos- los que se aspira que alguna vez sean propios. Porque, observa la obviedad, si se está en la oposición es porque los propios son pocos o, al menos, insuficientes para gobernar.
Llegados a este punto pasemos a analizar la política de Rajoy o, más propiamente, la de esos barones regionales que le están dejando con el culo al aire. O la del PP en su conjunto.
Mi tesis es la siguiente:
a) El PP está fallando en el fondo en muchos aspectos ideológicos y programáticos. Lo está haciendo muy bien, coherentemente, en el tema antiterrorista, donde mantiene una doctrina impecable, solidísima desde un punto de vista intelectual y ético. Y lo está haciendo muy mal, por ejemplo, en el tema territorial, donde está derivando a posiciones incoherentes y estúpidas (algún día habrá que escribir sobre eso) que desagradan e irritan a nueve de cada diez de sus votantes. Que si no le abandonan es porque quizás no hay alternativa. Hasta el día en que la haya.
b) El PP está fallando en las formas, de manera que se puede confundir la firmeza en sus posiciones con la intolerancia.
Ya he dicho que hay que ser intolerante en los principios. Aunque flexible, quizás, en la forma de defenderlos.
Uno de los ejemplos a seguir es el de Tatcher, cuando permitió sin ceder que hasta diez terroristas del IRA murieran en huelga de hambre nada menos que porque no les permitió vestir ropa de calle en prisión en lugar del uniforme carcelario. Manda huevos. Ellos argumentaban que eran presos políticos, y ella que delincuentes comunes, en prisión por sus crímenes y no por sus ideas. Ni los unos ni la otra cedieron. Alguien le pregunto si no se estaba comportando de forma intolerante. Y ella respondió que sí, que era intolerante. En defensa de la legalidad, de las vidas y de la seguridad de sus ciudadanos era intolerante. Y, qué coño, hay que serlo.
(Aquí entre nosotros: ninguno de los valientes gudaris que nos ha tocado sufrir se dejará morir de hambre)
Observa la paradoja: el PP está cediendo en lo que nunca debiera ceder (¡qué papelón el de Arenas con su realidad nacional!: ¿se puede ser más tonto y acomodaticio? ¡qué vergüenza!) y sin embargo no puede suavizar su discurso (y me refiero sólo a las formas) en materia antiterrorista.
Es claro que un discurso duro puede contentar a los propios y dejar satisfecha a la parroquia. Pero, ¿te has parado a pensar si no hay forma de conseguir lo mismo de forma que su vez atraigas a quienes no lo son, o no ahora? La clave del asunto es que la impresión que se sacó del debate sobre terrorismo es que fue Rajoy el que rechazó todos los puentes que se le tendían. ¡Y Zapatero no tendió ninguno! ¿Cómo se puede llegar a esa tergiversación, a ese truco de ilusionismo? Tenía que haber sido Rajoy, encastillado en su posición, sin ceder ni un ápice, el que tendiera una y otra vez los puentes. No sé si me entiendes. Tenderlos, pero sin avanzar ni un paso, sin ceder ni un centímetro. De forma que el que los rechazara fuera Zapatero. La clave sería la siguiente: usted se ha equivocado; a usted corresponde rectificar. Pero suavemente: por favor, rectifique; por el interés nacional, rectifique; por su propio bien, rectifique… Tenga en cuenta que el equivocado es usted. Y así mil veces, hasta que la gente llegue a oír ese elemental razonamiento porque de tanto repetirlo, a las televisiones, radios y periódicos, incluso afines al Gobierno, no les quede otro remedio que exponerlo.
Un fuerte abrazo, mi empecinado amigo.
Oroel.
Estimado Oroel:
Sigo, inasequible al desaliento. Te comento brevemente tres puntos en los que podemos tener desacuerdos:
1. “observa la obviedad, si se está en la oposición es porque los propios son pocos o, al menos, insuficientes para gobernar.”
La frase necesita algún matiz: Los propios son pocos en relación a los otros. Esa relación se modifica por aumento de los propios o disminución de los otros.
Mi tesis es que los propios ya no pueden crecer sensiblemente mientras que los otros están en proceso de menguar. En esa tesitura es más rentable intentar conservar a los propios que correr riesgos.
2. ”hasta que la gente llegue a oír ese elemental razonamiento”
Insisto, construir un discurso pensando en como será recibido por los votantes del PSOE, es inútil. Ese mensaje es sistemáticamente dinamitado por los medios de comunicación a los que acceden esos votantes.
3. ”Tenía que haber sido Rajoy, encastillado en su posición, sin ceder ni un ápice, el que tendiera una y otra vez los puentes”
En mi opinión hay que mantener una distancia exquisita con el PSOE. El Sr. Rodríguez no se ha equivocado en casi nada, sabe lo que hace y lo hace según un propósito determinado. ¿Tender puentes? ¿Y si después de todo este proceso es necesario instruir procesos por alta traición? Que haremos… ¿nuevos indultos, como a Barrio Nuevo y Vera?
La necesidad de que el electorado del PP reciba un mensaje diáfano es, a mi entender, más imperiosa y rentable al partido y a la democracia española que el tender puentes a aquel que no está dispuesto a cruzarlos. La diferencia entre nosotros estriba, posiblemente, que tú crees que es factible compatibilizarlo, mientras que yo opino que con la actual situación de los medios de comunicación es inviable.
Por cierto a la sombra de la Peña Oroel ¿Siguen celebrándose las fiestas de gigantes y cabezudos? Me temo que hoy estoy más cerca de los segundos que de los primeros, lo que te reservaría a ti el papel de los primeros.
Un fuerte abrazo, Carlos56
PD. He tenido algún error en un primer envio de de este comentario. si sale duplicado ruego disculpas.
Mi apreciado e inasequible Carlos56:
Tu punto nº 1 es una impecable construcción lógica. Pero tiene un pequeño fallo, una premisa falsa, aunque no excesivamente. Creo que sostienes que los conjuntos de votantes de PP y PSOE son absolutamente disjuntos y que no existe ni siquiera un pequeño conjunto intersección. Y eso no es cierto: yo conozco algún elemento de ese conjunto intersección. No sé, sin embargo si su tamaño lo convierte o no en irrelevante a efectos prácticos, esto es, a efectos de un vuelco electoral. Según tu tesis, el vuelco electoral se produce porque alternativamente una parte de los votantes de un partido se abstienen mientras los otros se movilizan. ¿No es así? Pero ello no invalida mi razonamiento, dando por supuesto que los que alguna vez se desmovilizan son los que tienen una menor vinculación ideológica, que a su vez se traduce en una menor fidelidad. Por eso, una moderación en el tono -que no equivale, en absoluto a una abdicación de principios- puede volver a incentivar a esa porción del electorado que la vez anterior se abstuvo, y a su vez desincentivar a los electores del PSOE que ven que el PP, al que no piensan votar, puede tener más razón que Zapatero. Por ejemplo.
2º. Los medios de comunicación pueden mucho, pero no lo pueden todo. No pueden tapar ni tergiversar toda la verdad, aunque sí mucha. No se puede renunciar a vender el mensaje propio. Nunca se puede renunciar. Con el fondo y la forma adecuados.
3º. Claro que hay que mantener una distancia exquisita con el PSOE, con “este” PSOE especialmente. Eso lo tengo claro. Pero no se puede subir a la tribuna del Congreso, echarle una filípica y llamarle imbécil o vendepatrias a Zapatero, aunque lo pensemos -yo no sé tú, pero yo sí lo pienso-. Y ello por una exclusiva razón: porque no conviene. Porque hay que tener un espectro electoral lo más amplio posible, y éste se amplía con un lenguaje moderado, firme en el fondo, pero moderado. Fíjate que soy de la opinión de que Rajoy se dejó argumentos importantes en el tintero, que si hubiera hecho un discurso más reflexivo quizás no hubiera olvidado.
Soy de la opinión de que Zapatero, aun en el supuesto -humillante para él- de haber aceptado su retorno al Pacto por las Libertades, no hubiera tardado en traicionarlo.
Y por supuesto, si hay que procesarlo por alta traición, pues a por él. Los puentes que debía tender Rajoy no eran para que Zapatero los aceptara, sino para dejarlo en la tesitura de parecer él, Zapatero, como el intolerante y el obcecado. Vuelvo a insistir: parece que Rajoy ha rechazado todo, y realmente es que Zapatero no ofreció nada. Qué juego maquiavélico y sutil. ¿Cómo luchar contra él? Con más inteligencia y más sutileza. No se me ocurre otra forma. Y firmeza, por supuesto. Ya lo he dicho: ni un centímetro.
¿Gigantes y cabezudos? Creo que sí, todavía, aunque no creas que estoy muy enterado.
Un fuerte abrazo.
Oroel.
Querido amigo:
Sirva esta para zanjar la presente discusión. Me enseñaron que el exceso de insistencia con mis mayores, más que perseverancia, podía ser mala educación.
Fuera de bromas. Creo que tu posición ha quedado meridianamente clara y las posibles diferencias de matiz no merecen, por el momento, más nuestra atención.
Sin duda, en próximos hilos de tu blog tendremos ocasión de sacar a relucir esas diferencias y será un placer volver a disentir.
Por cierto, según San Google bendito, el día 29 de junio de 2006, por Santa Orosia y San Pedro, se programa a las “13.00 h. Salida de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos”. Luego eso lo tenemos confirmado.
Un fuerte abrazo de Carlos56
Estimado Carlos56:
Zanjemos pues esta discusión puesto que nos movemos, creo, en diferencias de matiz sobre las que no merece la pensa insistir, como bien dices.
Buscaré otros temas en los que podamos disentir.
El día de Sta. Orosia, salvo que coincida con fin de semana -y aún así, tampoco siempre- no suelo estar en Jaca. Por eso no lo sabía. Y aunque estuviera, no será fácil que se me encuentre cerca de los gigantes y cabezudos.
Pero, en fin, soso que es uno...
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario