viernes, enero 12, 2007

Publicado en El País, nada menos

Algo debe estar cambiando en el mundo de la izquierda española, esa que se concentra bajo las siglas PRISOE. Miren qué ha publicado nada menos que El País. ¿A que resulta increíble?







Fernado Savater, en El País:

Los límites de la paz

2 comentarios:

Cristóbal dijo...

Tuve hacia este Sr. una cierta simpatía. Siempre me pareció bastante coherente, comparado con el resto de ganado que corre por las praderas españolas.

Lamentablemente, tuvo aquel episodio en el que decidió avalar el proceso iniciado por ZP. Aquel en el que rectificaba su posición de crítica por otra de connivencia. Utilizó para ello un escrito con los membretes de la Moncloa. El inconveniente de los membretes no era otro que la triste imagen de un individuo, maestro en ética, obrar al dictado … ¡ de la presidencia del Gobierno! ¡del secretario General del PSOE!

Bien está el cambio. Dicen que los cielos están llenos de pecadores arrepentidos. Pero mas me alegraría una rectificación expresa, una presentación de excusas, para aquellos que tuvimos la inocencia de pensar que éste podía ser un hombre de principios.

Supongo que no lo veremos, que tendremos que conformarnos con que vuelva a la senda de la cordura y que tendremos que dar las gracias si no nos exige explicaciones a los que procuramos no apartarnos de ella.

¡Ay… pena, penita, pena!

Un cordial saludo, Carlos56

Oroel dijo...

Presentar excusas y reconocer un error o una conducta inapropiada suele ser doloroso y humillante, un mal trago. Por eso no es frecuente. Pero si la gente que una vez erró retorna a la cordura o, como en este caso, a los principios de la ética y la razón, habremos de conformarnos sin esperar mucho más. Ya es bastante.

El artículo de Savater es luminoso y pone muchas cosas en su sitio. ¿De qué hubiera servido que Rajoy hubiera mostrado su apoyo a Rodríguez en un camino que se ha revelado equivocado? ¿No es acaso más reconfortante para la ciudadanía saber que al menos una de las dos posibles alternativas de gobierno no se ha dejado engañar y ha hecho un juicio certero de la situación? ¿Qué consuelo nos puede ofrecer el que ambos hubieran estado equivocados? Unidos en el error. ¿Tan valiosa es la unidad que podemos preferir que ésta se produzca por una vía equivocada?

En este penoso asunto de la supuesta lucha antiterrorista -que no ha sido tal- hemos comprobado una vez más que los métodos más eficaces coinciden con los más éticos. El pretendido proceso de diálogo y la más que evidente relajación de la presión policial y fiscal nos ofrece al cabo del tiempo una ETA rearmada y de nuevo operativa, un entorno abertzale envalentonado y unas víctimas de nuevo atemorizadas, más que antes del proceso. Y todo ello habiendo hecho, además, abdicación de la dignidad nacional, que debiera encarnar, más que nadie, el Gobierno. Un buen negocio, a fe mía.

Los clásicos son clásicos precisamente porque siguen estando siempre vigentes: "Habéis preferido la indignidad a la guerra, ahora tendréis la indignidad y la guerra" (Winston Churchill). Exactamente lo que le está pasando a Rodríguez. Debe ser duro. Pero el hombre tampoco debe saber mucho de Historia…

Un cordial saludo

Oroel


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