jueves, enero 25, 2007

Contra Cromagnon. Nacionalismo, ciudadanía y democracia.

Mientras la izquierda no deja de vaciarse intelectualmente (¿cómo defender desde la coherencia y, especialmente, desde la integridad intelectual a ZP?), la derecha no cesa de armarse de argumentos y razones. He aquí un comentario extraído de la presentación de un libro, “Contra Cromagnon” de Félix Ovejero, que habrá que leer.

"La relación de una parte de la izquierda española con el nacionalismo es enigmática. A la vez que se declara no nacionalista, defiende todo lo que los nacionalistas defienden. La implicación se impone: o bien los nacionalistas no son nacionalistas o bien la izquierda es nacionalista. La primera posibilidad resulta improbable. La segunda nos deja a las puertas de una pregunta: ¿puede ser nacionalista la izquierda? La izquierda no parece haber comprendido que la obligación de defender el derecho de cualquiera a expresar sus puntos de vista no la obliga a defender tales puntos de vista. Una vez garantizado que cada cual puede contar lo que quiera, empieza la crítica política. Eso es verdad con el nacionalismo como con la Iglesia. Si la crítica no se produce, la pregunta acerca de si la izquierda puede ser nacionalista nos deja ahora en el umbral de otra: ¿Es la izquierda nacionalista izquierda?"

2 comentarios:

Cristóbal dijo...

En mi opinió, la izquierda es nacionalista o internacionalista dependiendo de la situación de su lucha por acceder al poder, o mantenerse en él, que tanto da.

En esa lucha es primordial el debilitamiento de sus oponentes: la derecha, el centro, la otra izquierda (cuando los hay). Si el nacionalismo periférico debilita a sus rivales más poderosos no tiene ningún problema en mimetizarse con él. Cuentan con que, una vez llegados al poder, o consolidados suficientemente, podrán desembarazarse fácilmente de sus compañeros de viaje. Ellos no tienen problemas con la coherencia de su discurso intelectual. De hecho, el discurso intelectual es solo otra herramienta en su particular lucha, como lo es un martillo: sirve para golpear.

La coherencia, la integridad, son melindres de la derecha, de los intelectuales revisionistas, de los traidores al partido,… ¡cuántos apelativos han sido capaces de encontrar para descalificar a los se alejan de su discurso! El mas castizo fue aquel guerrista: “el que se mueve no sale la foto”.

Entiendo que, en manos de éstos, el nacionalismo no es más que un recurso. Ahí esta el caso servio, fue el partido comunista el que se transmutó en nacionalista y genocida (ahí si mantuvo la coherencia, mira por donde). El nacionalismo también fue bandera del partido comunista ruso durante la II Guerra Mundial.

Hay quien ve a la izquierda como un todo coordinado. Pero no es cierto, está fragmentada. Se mantienen grupos distintos que pueden llegar a odiarse a muerte (casos históricos los trotskistas con los estalinistas, estos contra los anarquistas, los maoístas por su cuenta). En sus luchas intestinas, alguna de esas izquierdas puede arroparse bajo un nacionalismo-regional. Busca diferenciarse, distanciarse de los grandes partidos., acceder al poder local e independizarse para acto seguido… internacionalizar su lucha por la liberación del proletariado, la revolución, la paz o cualquier otra zarandaja que permita la esclavitud del pueblo. Esclavitud, eso si, en nombre de los sacrificios solidarios y necesarios para extender a otros pueblos los beneficios que, la sabia dirección del partido, ha dado al recién liberado país.

Vamos ¡que no!, que no me creo que el nacionalismo de izquierda sea un mal comprendido respeto a la opinión del otro. En lo que yo conozco para ellos “el respeto del otro” solo actúa en un sentido y en ese sentido no nos beneficia a los demás.

Un cordial saludo de Carlos56

Oroel dijo...

¿La izquierda como un todo coordinado? No lo sé. Esa es la apariencia. El poder coloca en manos del gobernante las llaves de la despensa. Y mi experiencia demuestra que sólo eso suscita unas adhesiones inquebrantables... a las llaves; que aunque también se produce en la derecha, es mucho más acusada en la izquierda. Y esa adhesión va siguiendo, como una gracia o un don, a los sucesivos depositarios de las llaves. ¿Qué grado de adhesión, confianza o simplemente acuerdo con sus ideas suscita ZP entre la clientela -llamarlo militancia me parece excesivo- de su partido? Aparentemente total. ¿Pero es una adhesión sincera? A efectos prácticos -a efectos de su demolición, para entendernos- como si lo fuera. Peor todavía: es una adhesión más fuerte, más salvaje, más dispuesta a todo, que si fuera simplemente ideológica.

Un abrazo.


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