En los meses de septiembre y octubre de 2007, Rodríguez Zapatero nos quería hacer creer que estábamos en la Champions League de la economía.
En fechas más recientes acusaba a quien cuestionara la buena marcha de la economía de antipatriotismo, y en los pasados debates preelectorales, hace apenas un mes, presumía de los abundantes logros conseguidos, sin ninguna concesión a la autocrítica ni a la preocupación. Y a pesar de que todos los analistas advertían desde hace más de un año de lo que se avecinaba, una gran parte del electorado prefirió creerle. Y eso, que Zapatero tenía datos suficientes para haber previsto esto, y para haber tomado medidas. Era su obligación. A pesar de ello, los últimos meses de la legislatura han estado preñados de promesas y ofertas de muy difícil cumplimiento en una fase de recesión, o cuyo cumplimiento puede incluso agudizarla, incrementado el más que previsible y próximo déficit presupuestario.
Se conjeturaba hasta hace unos meses si la burbuja inmobiliaria se desinflaría de forma controlada o estallaría, si la economía aterrizaría suavemente o se precipitaría en picado. Ninguno de nosotros, pobres mortales, tenemos ningún resorte en nuestras manos para decidir sobre estos temas. Ni más indicadores que los que suministran los analistas y expertos a través de la prensa. ¿No los tiene Zapatero? El optimismo o, mejor dicho, la inconsciencia, en esas condiciones, con esos datos, con esas previsiones, conducía al suicidio.
En febrero de 2007 la inflación era en España del 2’5%. Un año más tarde es del 4’5%
En enero de 2008 se han vendido un 27% menos de viviendas que hace un año. ¿Se imagina alguien que a un sector, el del taxi, el de la hostelería o el de la automoción, se le dice que en un año se va a reducir su volumen de negocio en un 27%? Pues estamos hablando del sector más importante de estos últimos años en España, que supera en importancia a todos los anteriores, con repercusiones sobre la fabricación de cemento, de ladrillos, de muebles...
Todo ello en un año, como se pronosticaba.
¿Y quién tenía la responsabilidad, y los medios, de saberlo? ¿Quién debía adoptar las medidas oportunas, aunque fueran impopulares? ¿Quién no ha hecho nada de lo que debía haber hecho, mientras nos metía de lleno en inútiles debates y propuestas sobre la Memoria Histórica, las reformas estatutarias, la Alianza de Civilizaciones y el Contrato con el Planeta?: Zeta.
En fechas más recientes acusaba a quien cuestionara la buena marcha de la economía de antipatriotismo, y en los pasados debates preelectorales, hace apenas un mes, presumía de los abundantes logros conseguidos, sin ninguna concesión a la autocrítica ni a la preocupación. Y a pesar de que todos los analistas advertían desde hace más de un año de lo que se avecinaba, una gran parte del electorado prefirió creerle. Y eso, que Zapatero tenía datos suficientes para haber previsto esto, y para haber tomado medidas. Era su obligación. A pesar de ello, los últimos meses de la legislatura han estado preñados de promesas y ofertas de muy difícil cumplimiento en una fase de recesión, o cuyo cumplimiento puede incluso agudizarla, incrementado el más que previsible y próximo déficit presupuestario.
Se conjeturaba hasta hace unos meses si la burbuja inmobiliaria se desinflaría de forma controlada o estallaría, si la economía aterrizaría suavemente o se precipitaría en picado. Ninguno de nosotros, pobres mortales, tenemos ningún resorte en nuestras manos para decidir sobre estos temas. Ni más indicadores que los que suministran los analistas y expertos a través de la prensa. ¿No los tiene Zapatero? El optimismo o, mejor dicho, la inconsciencia, en esas condiciones, con esos datos, con esas previsiones, conducía al suicidio.
En febrero de 2007 la inflación era en España del 2’5%. Un año más tarde es del 4’5%
En enero de 2008 se han vendido un 27% menos de viviendas que hace un año. ¿Se imagina alguien que a un sector, el del taxi, el de la hostelería o el de la automoción, se le dice que en un año se va a reducir su volumen de negocio en un 27%? Pues estamos hablando del sector más importante de estos últimos años en España, que supera en importancia a todos los anteriores, con repercusiones sobre la fabricación de cemento, de ladrillos, de muebles...
Todo ello en un año, como se pronosticaba.
¿Y quién tenía la responsabilidad, y los medios, de saberlo? ¿Quién debía adoptar las medidas oportunas, aunque fueran impopulares? ¿Quién no ha hecho nada de lo que debía haber hecho, mientras nos metía de lleno en inútiles debates y propuestas sobre la Memoria Histórica, las reformas estatutarias, la Alianza de Civilizaciones y el Contrato con el Planeta?: Zeta.
No se le han pedido responsabilidades. Pero la tiene. Toda.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo.
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