La prueba de la risa

José Blanco ha formulado una sorprendente propuesta al PP: que ceda alguno de los puestos que le corresponden en la mesa del Congreso a los nacionalistas.

Pero lo curioso es que esos mismos nacionalistas, que en la pasada y bronca legislatura aislaron al PP, mucho más allá de la descortesía, hasta la exclusión antidemocrática, ahora van a apoyar al PSOE. La respuesta del PP ha sido la lógica, y espero que se mantenga: que se los ceda el PSOE.

Y es que la propuesta del señor Blanco no supera la célebre prueba de la risa, que es la primera y más elemental. ¿Para qué propondrá esas estupideces?

Responsabilidad socialista

¿Y debe abstenerse el PP en la investidura de Rodríguez Zapatero o debe votar en contra?

Vamos a ver:

¿Va a ofrecer Zapatero al PP grandes acuerdos en los asuntos de Estado necesitados de un consenso básico: en política exterior, en política territorial, en política educativa, en las necesarias reformas constitucionales, en la renovación de los órganos jurisdiccionales?

¿Va a revocar el permiso del Parlamento para negociar con ETA?

¿Va a mantener a Moratinos o a Bermejo como ministros?

Bailando con Zapatero

Y aunque las respuestas anteriores fueran favorables, ¿es de fiar Zapatero? Porque nadie hasta ahora había mentido tanto. Con los antecedentes de la pasada legislatura, favorecer la investidura de Zapatero esperando alguna generosidad o lealtad por su parte sería poco menos que una ingenuidad suicida; algo que difícilmente entenderían los votantes del PP.

La desfachatez del PSOE no es una broma

Debería ser prudente Rajoy, ahora más que nunca, porque sus silencios de estos últimos días, después de las elecciones (¿una depresión?) están sumiendo a su electorado en el desconcierto, y un paso en falso, una señal de debilidad, podrían tener un efecto demoledor sobre el centro derecha sociológico desanimado, irritado y tentado de abandonismo ante la inutilidad de sus esfuerzos en los últimos cuatro años.