Me está costando empezar a plasmar mis reflexiones sobre la necesaria renovación del PP aragonés. Sin embargo el editorial de Libertad Digital casi me ha dado este artículo hecho (o ya reflexionado).
Las próximas elecciones comienzan ahora
Uno de los hechos más resaltables de estas pasadas elecciones, en el que los líderes de los partidos debieran reflexionar -y especialmente los del PP, cuyo futuro, por razones obvias me preocupa- es el de la desigual distribución de los votos en el territorio nacional. La cosa ha ido por comunidades. Si extrapolamos los resultados de Madrid al conjunto de España, el PP barrería. Y si pudiéramos extrapolar los de Cataluña, pasaría, por el contrario, a ser una fuerza casi residual.
La importancia del liderazgo y del comportamiento y organización del partido a nivel regional y provincial es por tanto decisiva.
El PP ha sacado 400.000 votos más que en las pasadas elecciones nacionales. Puede ser por tanto discutible y opinable la continuidad de Rajoy.
Pero el PP ha disminuido de nuevo sus votos en Aragón frente a un PSOE en claro aumento. Y esa disminución es la quinta consecutiva. La continuidad de la actual directiva regional, y de las respectivas provinciales, no debiera ser por tanto tan discutible, sino que su renovación parece impuesta por las circunstancias; más que necesaria, imprescindible. Hubiera sido necesaria ya después de las pasadas autonómicas y municipales donde el PP sufrió un importantísimo retroceso. La proximidad de las elecciones generales que se acaban de celebrar, con menos de un año de diferencia, no debiera haber sido un obstáculo, y más teniendo en cuenta que las candidaturas han sido en gran medida independientes de la estructura orgánica del partido. Bien, la proximidad de las elecciones fue entonces una excusa aceptada disciplinadamente por la militancia. Pero hoy ya no hay esa excusa. Y como dice Libertad Digital, estamos ya en la campaña electoral de los próximos comicios.
Retrasar los procesos de renovación y acallar el debate y discusión en el seno del partido parece más bien un encastillamiento en donde se anteponen intereses personales a los generales del partido y del país. Porque los cambios son necesarios. Y si no, ¿qué más se puede esperar sin hacer cambios? ¿Que el PSOE se inmole colectivamente? ¿Qué Marcelino Iglesias se suicide? ¿Qué se espera poder hacer con los mismos equipos, las mismas personas, la misma organización y estructura, el mismo funcionamiento y la misma estrategia si todo ello ha cosechado ya cinco resultados electorales adversos y cada uno peor que el anterior?
El problema es que existe la percepción en la prensa, como hoy señala José Luis Valero en el Heraldo de Aragón de que en el PP de Aragón hay “un inmenso vacío de personas con capacidad y criterios políticos y de gestión”. Nada más falso. Conozco los suficientes militantes de ese partido como para saber que eso no es cierto.
Pero otra cosa más preocupante sería que eso mismo lo pensaran los líderes del partido, que en estos años han creado un pequeña oligarquía casi estanca, pues sería tanto como suponer que se consideran a sí mismos como los mejores activos del partido y los más preparados, los únicos preparados, para dirigirlo. ¿Dirigirlo, a dónde?
Las próximas elecciones comienzan ahora
Uno de los hechos más resaltables de estas pasadas elecciones, en el que los líderes de los partidos debieran reflexionar -y especialmente los del PP, cuyo futuro, por razones obvias me preocupa- es el de la desigual distribución de los votos en el territorio nacional. La cosa ha ido por comunidades. Si extrapolamos los resultados de Madrid al conjunto de España, el PP barrería. Y si pudiéramos extrapolar los de Cataluña, pasaría, por el contrario, a ser una fuerza casi residual.
La importancia del liderazgo y del comportamiento y organización del partido a nivel regional y provincial es por tanto decisiva.
El PP ha sacado 400.000 votos más que en las pasadas elecciones nacionales. Puede ser por tanto discutible y opinable la continuidad de Rajoy.
Pero el PP ha disminuido de nuevo sus votos en Aragón frente a un PSOE en claro aumento. Y esa disminución es la quinta consecutiva. La continuidad de la actual directiva regional, y de las respectivas provinciales, no debiera ser por tanto tan discutible, sino que su renovación parece impuesta por las circunstancias; más que necesaria, imprescindible. Hubiera sido necesaria ya después de las pasadas autonómicas y municipales donde el PP sufrió un importantísimo retroceso. La proximidad de las elecciones generales que se acaban de celebrar, con menos de un año de diferencia, no debiera haber sido un obstáculo, y más teniendo en cuenta que las candidaturas han sido en gran medida independientes de la estructura orgánica del partido. Bien, la proximidad de las elecciones fue entonces una excusa aceptada disciplinadamente por la militancia. Pero hoy ya no hay esa excusa. Y como dice Libertad Digital, estamos ya en la campaña electoral de los próximos comicios.
Retrasar los procesos de renovación y acallar el debate y discusión en el seno del partido parece más bien un encastillamiento en donde se anteponen intereses personales a los generales del partido y del país. Porque los cambios son necesarios. Y si no, ¿qué más se puede esperar sin hacer cambios? ¿Que el PSOE se inmole colectivamente? ¿Qué Marcelino Iglesias se suicide? ¿Qué se espera poder hacer con los mismos equipos, las mismas personas, la misma organización y estructura, el mismo funcionamiento y la misma estrategia si todo ello ha cosechado ya cinco resultados electorales adversos y cada uno peor que el anterior?
El problema es que existe la percepción en la prensa, como hoy señala José Luis Valero en el Heraldo de Aragón de que en el PP de Aragón hay “un inmenso vacío de personas con capacidad y criterios políticos y de gestión”. Nada más falso. Conozco los suficientes militantes de ese partido como para saber que eso no es cierto.
Pero otra cosa más preocupante sería que eso mismo lo pensaran los líderes del partido, que en estos años han creado un pequeña oligarquía casi estanca, pues sería tanto como suponer que se consideran a sí mismos como los mejores activos del partido y los más preparados, los únicos preparados, para dirigirlo. ¿Dirigirlo, a dónde?
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P.: Buesa señaló que "las voces que piden la renovación son de fuera del partido".
Buesa respalda al Alcalde
Buesa respalda al Alcalde
Pero, ¿ha oído este señor a los afiliados y militantes? ¿Tiene idea de lo que piensan? Mal va el partido con esa ceguera de los supuestos “líderes”.
4 comentarios:
Me parece que la batalla para el PP en Aragón esta tan perdida como en Cataluña. Y por un motivo estrella como el trasvase del Ebro, que hace que el PP sea odiado en una parte de la población aragonesa bastante considerable. Que nadie se lance ya a degollarme todavía. A mi el trasvase me da exactamente igual, ya que no soy yo el que utiliza el agua del río. Pero ya sea por que son socialistas, porque odian al PP, porque sienten el río como algo suyo, porque tienen cosechas que se socarran en verano sin una misera gota de agua, porque recuerdan aquella frase de Aznar de "lo que Dios ha creado no debe cambiarlo el hombre con construcciones faraónicas" o porque son simple y llanamente egoistas, una gran mayoría de la gente de Aragón castigan al PP dandole su voto al PSOE.
A ello, por supuesto, ayuda bien poco que el PP de aquí diga que no habrá trasvase y Mariano Rajoy o el PP de Murcia y Valencia digan que si que lo habrá. Eso confunde a la gente, que si ya se fia poco de los políticos, pues eso ya es la rematadera...
...creo yo.
Saludos
A comunista:
Tienes y no tienes razón. Tienes razón, porque el trasvase es una asignatura pendiente del PP de Aragón. Y es una asignatura pendiente, no porque le trasvase sea malo para Aragón, que no lo es –ni bueno tampoco- sino porque el PP no ha sabido ni explicarlo ni defenderlo, ni siquiera denunciar las incoherencias del PSOE sobre este tema, que son inmensas, ni los peligros que se ciernen en materia hidráulica sobre Aragón de la mano de los socialistas y que son muchísimo más graves que el trasvase. (Ojo con las demandas catalanas que multiplican por nueve los caudales del trasvase) No puede ser que teniendo en las filas populares a expresidentes de la CHE acuda a un debate sobre temas del agua una persona que no sabe nada del tema, como Antonio Suárez. Y que un indocumentado como Boné se lo coma con patatas. Pero el afán de protagonismo de unos esteriliza la solvencia con que cuenta –o debería contar- el PP, y que sin duda tiene.
Y no tienes razón porque el tema del trasvase ya está más que amortizado. Creo que todos aquellos que en su momento abandonaron al PP o dejaron de votarlo ya lo hicieron en la época álgida del tema. Ahora ha de haber otras causas. Se me ocurren muchas. La falta de oposición solvente. La falta de un mensaje claro y diferenciado. Unos muy malos candidatos, sin ningún carisma ni atractivo (antiguos más que viejos). Un partido que lleva muchos años sin ilusionar a la gente, sin proponer alternativas, sin saber oponerse a la corrupción galopante del Gobierno de Aragón, sin decir nada de lo que la gente está deseando oír... Un partido que no es un referente de nada. Hasta un jeta como Biel se saca conejos de la chistera, que a la gente le hacen gracia y ni le castiga a pesar de engañarlos: siete líneas de metro, Gran Scala...
El tema del trasvase además puede ser la excusa perfecta de algún político mediocre para tratar de perpetuarse en el poder. Ya sabes: la culpa es del trasvase. Pues aunque lo fuera, que no creo, el trasvase forma parte del paisaje político aragonés y con él hay que hacer política.
No obstante, recuerdo la frase de Manuel Giménez Abad: el agua no es ni el único ni el principal problema de Aragón. Y es verdad.
Un cordial saludo.
Oroel
Mmmh, no se yo, la gente tiene muy buena memoria cuando de recordar agravios se trata. Aparte que por supuesto los medios se han ocupado de preguntar puntualmente a Rajoy por el trasvase cuando se pasaba por aquí o por Murcia y Valencia. Ya sabes, no hay que subestimar la capacidad de PRISA para hacer preguntas con mala leche.
E igual que yo recuerdo aquella perla de Arias Cañete de que el PHN se aprobará por cojones (aun me estoy descojonando de él por dentro, y eso que a mi me daba igual, pero no soporto la prepotencia que da una mayoría absoluta) pueden recordarla muchas más personas, a las que además no les daba igual.
En fin, no se. A mi desde luego no me pillarán votando al PSOE o al PP. No al menos a este PSOE y a este PP
Yo, como militante de base y que alguna vez sí ha hablado con algún dirigente, creo que desde hace ya tiempo se barruntan cambios en el PP nacional(esos estaban asegurados fueran los que fueran los resultados generales) y en el PP regional.
Los militantes de base los demandamos hace tiempo pero es verdad que hay corrientes de importancia, dirigentes incluso, que lo estudian hace tiempo. Chocamos entonces con el meneo interno,la guerra fraticida puede ser fatal pero, si no se dan esos cambios acabaremos en ello. Tiempo al tiempo.
En cuanto a lo del trasvase...Mira comunista, la buena o mala memoria es según el cristal con que se mire. Nadie se acuerda del trasvase Borrel. Lo único cierto es que, como bien dice oroel, el PP no ha tenido ni puta idea en explicar el tema. Pero no ahora, que han empezao a enmendarlo, no, desde hace años. Sobre todo al principio.
También es verdad que la prensa juega su papel. En una conversación que tuve con Gustavo Alcalde, lo he comentao alguna vez en mi blog, no pude reprimirme en decirle estas cosas que hablamos. Que el PP es pésimo en su comunicación y que el tema trasvase ha sido tratado de forma pésima, sin saber vender sus beneficios para Aragón y dejándoselo en las manos del oponente que son, los profesionales de la propaganda del miedo. La respuesta de Gustavo Alcalde no sé si puedo darla, fue algo privado pero, hizo referencia a la soledad del PP y los medios de comunicación. No diré más. Y tiene razón, pero la culpa también en ello ha sido, en gran parte, del PP de Aznar.
Saludos a todos.
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