CEDA eran las siglas con que se conocía en tiempos de la II República la Confederación Española de Derechas Autónomas, una prueba, a mi juicio, de las dificultades de articulación de la derecha española con un proyecto genuinamente nacional, fruto quizás de las veleidades caciquiles de muchos de los líderes conservadores de la época.
Yo siempre he visto la existencia de Unión del Pueblo Navarro como una anomalía dentro de la organización de la derecha española, y en particular, claro, del PP.
Aunque alguien no me crea, a estas alturas de mi vida observo que voy amortizando algunos de esos placeres que hasta hace poco alimentaban mi “ego”: la vanidad por un lado (los halagos me suelen resultar más indiferentes que las críticas: uno alcanzará la vejez, supongo, cuando unos y otras le dejen frío) y el placer de sentirme confirmado en mis argumentos cuando los hechos me dan la razón. En particular, cuando anticipo algo indeseado, el verme confirmado no me produce ninguna satisfacción; antes al contrario, una sensación amarga.
Precisamente, para darme la razón, las primeras dificultades han revelado la fragilidad del extraño encaje de Unión del Pueblo Navarro dentro (o con) el Partido Popular:
El presidente de Navarra niega que vaya a ser rehén del PP o del PSOE
Esas palabras de Sanz, referidas al PP, me parecen una torpeza y una prueba de deslealtad.
Pero esta nueva noticia demuestra que no han sido precisamente un lapsus:
Miguel Sanz anuncia que UPN pedirá a Rajoy tener grupo propio en el Congreso
Ni la creciente autonomía de algunas federaciones socialistas, en particular la catalana, ni este repentino afán diferenciador de UPN son una buena noticia para España. Necesitamos partidos con implantación y proyecto común para toda la Nación.
Rajoy o quien le suceda debería empezar a planificar una alternativa a UPN y recuperar la presencia efectiva del PP en Navarra. Pero, ¿cómo hacerlo sin debilitar las alternativas de la derecha en ese territorio ahora que ha perdido además la mayoría absoluta?
Yo siempre he visto la existencia de Unión del Pueblo Navarro como una anomalía dentro de la organización de la derecha española, y en particular, claro, del PP.
Aunque alguien no me crea, a estas alturas de mi vida observo que voy amortizando algunos de esos placeres que hasta hace poco alimentaban mi “ego”: la vanidad por un lado (los halagos me suelen resultar más indiferentes que las críticas: uno alcanzará la vejez, supongo, cuando unos y otras le dejen frío) y el placer de sentirme confirmado en mis argumentos cuando los hechos me dan la razón. En particular, cuando anticipo algo indeseado, el verme confirmado no me produce ninguna satisfacción; antes al contrario, una sensación amarga.
Precisamente, para darme la razón, las primeras dificultades han revelado la fragilidad del extraño encaje de Unión del Pueblo Navarro dentro (o con) el Partido Popular:
El presidente de Navarra niega que vaya a ser rehén del PP o del PSOE
Esas palabras de Sanz, referidas al PP, me parecen una torpeza y una prueba de deslealtad.
Pero esta nueva noticia demuestra que no han sido precisamente un lapsus:
Miguel Sanz anuncia que UPN pedirá a Rajoy tener grupo propio en el Congreso
Ni la creciente autonomía de algunas federaciones socialistas, en particular la catalana, ni este repentino afán diferenciador de UPN son una buena noticia para España. Necesitamos partidos con implantación y proyecto común para toda la Nación.
Rajoy o quien le suceda debería empezar a planificar una alternativa a UPN y recuperar la presencia efectiva del PP en Navarra. Pero, ¿cómo hacerlo sin debilitar las alternativas de la derecha en ese territorio ahora que ha perdido además la mayoría absoluta?
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