Pues no, no se cumplieron las encuestas.
Los resultados son los que se muestran en los diagramas adjuntos.
El estancamiento del PP es una mala noticia, que demuestra que este partido no ha sabido realizar una oposición eficaz. Habrá tiempo de referirse a ello, porque es claro que los líderes y militantes de este partido deberán evitar la complacencia. Sólo los inconformistas hacen avanzar el mundo, y una actitud complaciente o conformada del PP en la legislatura recién estrenada sería suicida para él y para la sociedad aragonesa. La senda de corrupción por la que se ha empezado a transitar en los ocho últimos años nos conduce al desastre, al “corralito argentino”.
Un dato: el PP ha pasado de un porcentaje de voto de 30,75% en el 2003 al 31,09% en las elecciones de ayer. Una ridiculez, enfrentándose al presidente autonómico menos dotado intelectualmente y con menor formación cultural de toda España, y a un gobierno absolutamente corrupto.
Una buena noticia: a pesar del gasto desorbitado del PAR, de la campaña arrolladora -y precisamente por ello, particularmente zafia- de su presidente José Ángel Biel (candidato a las Cortes de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza) y a pesar del pesebrismo ejercido en las comarcas, éste partido ha pasado del 11,20% en el 2003 al 12,12% ayer. A pesar de ello, y por muy poco, pasa de ocho diputados a nueve. En Zaragoza, mantiene sus dos concejales con el 8,36% de los votos.
La capital, ajena al clientelismo practicado por este partido en el ámbito rural, y más informada, ha sabido colocarle en su sitio. Menos mal.
Los resultados son los que se muestran en los diagramas adjuntos.
El estancamiento del PP es una mala noticia, que demuestra que este partido no ha sabido realizar una oposición eficaz. Habrá tiempo de referirse a ello, porque es claro que los líderes y militantes de este partido deberán evitar la complacencia. Sólo los inconformistas hacen avanzar el mundo, y una actitud complaciente o conformada del PP en la legislatura recién estrenada sería suicida para él y para la sociedad aragonesa. La senda de corrupción por la que se ha empezado a transitar en los ocho últimos años nos conduce al desastre, al “corralito argentino”.
Un dato: el PP ha pasado de un porcentaje de voto de 30,75% en el 2003 al 31,09% en las elecciones de ayer. Una ridiculez, enfrentándose al presidente autonómico menos dotado intelectualmente y con menor formación cultural de toda España, y a un gobierno absolutamente corrupto.
Una buena noticia: a pesar del gasto desorbitado del PAR, de la campaña arrolladora -y precisamente por ello, particularmente zafia- de su presidente José Ángel Biel (candidato a las Cortes de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza) y a pesar del pesebrismo ejercido en las comarcas, éste partido ha pasado del 11,20% en el 2003 al 12,12% ayer. A pesar de ello, y por muy poco, pasa de ocho diputados a nueve. En Zaragoza, mantiene sus dos concejales con el 8,36% de los votos.
La capital, ajena al clientelismo practicado por este partido en el ámbito rural, y más informada, ha sabido colocarle en su sitio. Menos mal.
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