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No me han gustado los resultados de las elecciones catalanas. Aunque podrían haberme gustado menos. La lectura de las elecciones ha de hacerse en dos claves:
Ideológica. Ha ganado -arrasado- el centro derecha. CiU y PP, suman 80 escaños y el Tripartito 48. Desde este punto de vista me alegro sin reservas. La izquierda sigue insistiendo en que el causante de la crisis ha sido el liberalismo, y sin embargo en toda Europa los votantes están castigando y hundiendo a la socialdemocracia. Quedan unos restos marginales de socialismo en Europa, y uno de ellos es España, donde posiblemente no se trate de socialismo sino de peronismo. Y le queda poco. Han empobrecido a España en las dos ocasiones en que han gobernando y ésta segunda posiblemente han conseguido arruinarnos. Y también a Cataluña. Seguimos cayendo sin que se aprecie el fondo de la sima.
La experiencia del tripartito catalán ha degenerado hacia el esperpento y el intervencionismo más estúpido, imponiendo incluso el menú del desayuno que deben ofrecer los hoteles catalanes. El castigo sufrido ha sido menor que el que se merecían, pero en todo caso es importante.
Aunque quizás desde el punto de vista de este partido, el análisis más relevante sea el de las muchas cosas que ha sacrificado y traicionado Zapatero para mantener su principal granero de votos, allí donde es mayor el diferencial de votos que obtiene respecto al Partido Popular. “Aceptaré el Estatuto que apruebe el Parlamento catalán” dijo, por ejemplo, rompiendo el consenso territorial y el modelo de Estado, entrando en una deriva de revisión de los estatutos (no sólo el de Cataluña) y en uno de los mayores líos jurídico e institucional desde la Transición. Y ha sacrificado principios que deberían ser básicos para el socialismo como la solidaridad interterritorial y la convergencia económica, dándole a Cataluña la mejor financiación de la Historia reciente, a costa, lógicamente, de otras comunidades. Bien, como si nada le debieran, ese es el pago. Puede reflexionar sobre ello. Ya lo estará haciendo, amargamente.
Y el PP ha obtenido los mejores resultados que haya obtenido nunca en Cataluña, aunque exclusivamente gracias a la abstención, porque en el año 1995 obtuvo 420.000 votos. Es decir, más que ahora, en que ha obtenido 381.936. No obstante, se anticipa, ahora sí, el cambio, que ya va siendo imprescindible. Me alegro por el ascenso del PP tanto como me alegra el hundimiento del PSC. Dos placeres en uno.
La Coordinadora Reusenca Independent, en cuyas listas se presentaba el transexual Carmen de Mairena ha obtenido más votos que UPyD. Y también el partido Pirates de Catalunya. También me alegro, porque creo que la arrogancia de Rosa Díez estaba pidiendo a gritos un correctivo. Espero que sepa extraer las consecuencias adecuadas. Lo lógico es que hubiera establecido cualquiera de las fórmulas de coordinación, cooperación o integración con Ciutadans que les hubiera permitido quizás obtener un cuarto diputado y que UPyD tuviera presencia y voz en el Parlamento catalán. Pero ha podido más la arrogancia que la lógica. Han pagado por ello. No cabe culpar a nadie más.
Y finalmente, el PAR, nuestra bizarra representación aragonesa en aquellas tierras, ha obtenido 97 votos.
Pero en clave territorial, o nacionalista, mi disgusto es inocultable. Las fuerzas más o menos independentistas suman 86 escaños por 49 de los no nacionalistas, aunque a la vista del comportamiento del PSC cueste incluirlos entre estos últimos. En las pasadas elecciones el balance era 81 a 54. En definitiva, ha ganado sin reservas Convergencia i Unió, y a la espera de que sepan comportarse con responsabilidad, se suma el temor de que se descuelguen ahora, recrecidos, con nuevas exigencias soberanistas. Ya han anunciado la próxima: quieren el cupo catalán, a semejanza de los regímenes fiscales vasco y navarro que la Constitución española contempla como una excepción de raíces -y justificación- histórica. Uno de esos errores que siempre han contado con mi disconformidad.
Ahora, lejos de enmendar ese error, son otros los que quieren participar en él, comprobado que el sistema de cupo no tiene efectos fiscalmente neutros, sino muy favorables. Un privilegio que también quieren disfrutar. Pero como siempre he dicho, los privilegios no son gratis, ni caen del cielo, ni emanan de la tierra. Los privilegios siempre los paga alguien con recorte de sus derechos.
En resumen, los nacionalismos siguen pugnando por romper España. El modelo federal ya ha sido superado ampliamente, y ahora vamos hacia la confederación, alentada irresponsablemente por Zapatero, como anticipo de la balcanización que ya parece inminente.
Salvo un ejercicio de responsabilidad por parte de CiU, del que yo sería el primer sorprendido, auguro de este resultado una nueva fuente de problemas. Y me preocupa la irresponsabilidad de que puedan hacer gala los dos partidos nacionales, cortejando a los catalanistas y pendientes más de los resultados a corto plazo que de la continuidad de la Nación.
No me ha gustado nada la victoria de CiU. Pero nada, nada.
PD.:
La construcción nacional de Cataluña avanza tenaz: limitación de las libertades, corrupción sin consecuencias y victimismo vergonzante.
PD.:
La construcción nacional de Cataluña avanza tenaz: limitación de las libertades, corrupción sin consecuencias y victimismo vergonzante.
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5 comentarios:
http://carlosmartinezgorriaran.net/2010/11/17/porque-no-tenemos-ni-tendremos-franquicias-en-cataluna/
http://carlosmartinezgorriaran.net/2010/11/25/por-fin-ciudadanos-c%e2%80%99s-se-desnuda-de-verdad/
Confieso que me ha parecido sugestiva la prosa de Martínez Gorriarán y entendibles sus explicaciones sobre la participación de UPyD en las elecciones catalanas.
Pero quizás somos muchos los que hemos creído que C’s es como UPyD, pero circunscrito a Cataluña. Tal vez erróneamente, según señala Gorriarán. Pero desde luego no he sido solo yo. Ahora bien, si yo fuera catalán, con las ideas que tengo y después de ver y oír que Albert Rivera es el único político catalán que emplea el castellano -el español- en el Parlamento de Cataluña, después de oírle denostar valientemente los excesos del nacionalismo, puesto en la tesitura de votar habría de optar por dos partidos -tres realmente- que me ofrecen un ideario perfectamente asumible por mí. Y debo elegir. Cien, mil, varios miles de votantes con mis ideas han debido elegir y dividir su voto, menoscabándolo.
Hay muchos más que piensan como yo:
http://www.abc.es/20101130/opinion/caida-masia-usher-20101130.html
“Los de Rosa Díez sirvieron para lo que estaba previsto: no sacar escaño alguno, pero sí, con sus pocos votos, privar a Ciudadanos de un par de escaños decisivos. Una elemental fidelidad a sus principios hubiera debido llamar a los de Díez a desistir en favor de los dos únicos partidos que en Cataluña representaban su misma defensa de España, a ambos lados del arco ideológico: PP o Ciudadanos. Será difícil para UPyD dar una justificación del favor hecho a los nacionalistas catalanes”.
¿No había más fórmulas que el desistimiento? Seguro que las había.
He aquí lo que dice un miembro de UPD (este no es Gorriarán):
"Los resultados han sido pésimos. Ahora toca analizar, con tranquilidad y sin histeria, las causas de esos malos resultados. Hay que ver lo que hay que cambiar y lo que no hay que cambiar.
Entre lo que no hay que cambiar: mantenernos como un partido de carácter nacional y no tener franquicias autonómicas. Por si acaso no se me entiende: que UPyD es un partido de ámbito nacional y C´s es un partido distinto y de ámbito catalán. ¿Que compartimos el electorado? Sí, es evidente. ¿Que si hubiesemos ido coaligados con C´s ( o incluso no presentarnos y pedir el voto a C´s) habríamos tenido en estas elecciones mejores resultados y ahora los podríamos vender como un éxito? Sí, sin duda. Pero eso sería una política y una visión cortoplacista de pan para hoy y hambre para mañana, y para eso ya tenemos a Zapatero. Sería aceptar que el fin, unos buenos resultados electorales ahora, justifican los medios, renunciar a uno de los rasgos esenciales que definen a UPyD, ser un partido constitucionalista inequivocamente nacional ( ver apartado I.6 de la ponencia de politica general aprobada en el I Congreso) que defiende lo mismo en toda España.
¿Por qué C´s ( el partido que formó parte de la coalición derechista y eurófoba Libertas en las europeas) se ha llevado el gato al agua en esta ocasión? Porque hasta en nuestro potencial electorado hay que hacer mucha pedagogía y hacer ver esa distinción entre ambos partidos y la conveniencia de que sea un mismo partido el que defienda en toda España el mensaje y no distintos partidos según la comunidad autónoma de que se trate. Hacer ver que esa diferencia no sólo tiene un carácter orgánico y formal sino que tiene un rasgo esencial y de fondo. Si en vez de un partido de ámbito nacional, UPyD, existe un a modo de confederación de diversos partidos de carácter autonómico no nacionalista, el mensaje de UPyD, igual en toda España, no tardaría en desaparecer. Sería inevitable la aparición de barones territoriales que manejan el cotarro dentro de su territorio y que en caso de conflicto se desmarcarían haciendo imposible mantener un mismo criterio en todo el Estado.
En esa alternativa, ¿Alguien se imagina a un parlamentario autonómico vasco hablando del injusto sistema del cupo o diciendo que el cálculo de la transferencia de fondos en las políticas activas de empleo al País Vasco es un privilegio porque se entrega al País Vasco más de lo que le corresponde en función de su porcentaje de parados?.
No al cortoplacismo ni al pragmatismo absoluto del fin justifica los medios (porque se empieza utilizando medios equivocados y se acaba desvirtuando el fin). Es una labor de lluvia fina, de que el mensaje vaya calando poco a poco.
Otra cosa es que se podría haber hecho esa labor de lluvia fina algo mejor y haber obtenido unos resultados menos malos. Ahora es el momento de reflexionar sobre ello y corregir los errores.
Por último, también hay que estar en guardia frente a la aparición de baroncitos territoriales dentro de UPyD."
Bueno, pues no se ha sabido explicar. Bien es cierto que UPyD está sufriendo el boicot de los medios y en esas condiciones es difícil llegar al electorado, pero puedo entender las razones esgrimidas.
Yo mismo estoy en contra del cupo vasco. Sé que una gran parte de los votantes de derechas lo estamos y, sin embargo, he oído a Basagoiti defendiéndolo ardorosamente. Y también he Aragón hemos sufrido la experiencia de un Partido Popular sumado con entusiasmo digno de mejor causa a una reforma estatutaria que nadie demandaba y, menos aún, su electorado. Baroncitos territoriales: muy gráfico y muy preciso. Son un peligro, más atentos a su cantera electoral y no al programa nacional de su partido.
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