viernes, noviembre 26, 2010

Cruce de artículos

Por alguna estúpida razón, los españoles continuamos divididos en torno a la Guerra Civil, en dilucidar quien tenía o no razón, en quien mató más y mejor o si los asesinos lo fueron por propia iniciativa o cumpliendo órdenes.

En lugar de reconocer que aquellos muertos, todos, eran de los nuestros. Y en sabernos herederos de quienes sobrevivieron o de quienes legaron su obra: Muñoz Seca y García Lorca, Ramiro de Maeztu y Antonio Machado, y tantos otros, de uno y otro bando…

Pero somos así de estúpidos. Mientras, se nos hunde España. Los bizantinos, recordemos, discutían sobre cuantos ángeles cabían en la cabeza de un alfiler mientras los turcos preparaban su último asalto a Constatinopla. Subastarán nuestros despojos en los mercados internacionales mientras seguimos discutiendo quienes fueron los buenos y los malos, hace ya más de setenta años.

Enterrar a los muertos de Joaquín Leguina

La condición miserable de Almudena Grandes

La puñetera verdad de Javier Cercas

Y vuelta la burra al trigo de Joaquín Leguina

La insobornable verdad de Gregorio Marañón


Aunque Leguina aprovecha la ocasión para abordar temas de actualidad y no precisamente ni directamente vinculados con la Guerra Civil ni con la Memoria Histórica.

He aquí otra opinión sobre el libro, no del todo complaciente con el autor: Leguina carga contra Zapatero por destapar fosas y olvidar la reconciliación nacional

Y hasta aquí el cruce de opiniones.

No es el momento de hacerlo -ni hacerlo supondrá, cuando lo haga, un posicionamiento ideológico, sino mi particular compromiso con la verdad-, pero algún día me molestaré en desmontar algunas de esas afirmaciones que desde los artículos anteriores pretenden hacérsenos pasar por ciertas, axiomáticamente, sin demostración. Por ejemplo, ¿era la República un régimen legítimo? ¿La represión en el bando republicano -las checas y las patrullas de limpieza- se produjo de forma autónoma, sin conocimiento ni consentimiento de las autoridades, como dice Almudena Grandes?

Esta es una pérdida de tiempo que podemos permitirnos quienes escribimos en un blog y quienes los leen, y los ciudadanos en general, pero que resulta imperdonable en los políticos, cuando ocupan su tiempo, sus desvelos y los fondos públicos en ello.

Parte de la responsabilidad de la situación en que nos hallamos la tiene el tiempo perdido en la anterior legislatura por quien empleó los recursos de la Presidencia del Gobierno en satisfacer sus obsesiones personales.
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