Habrá que acabar hablando de Rajoy y del PP.
Lo primero que quiero señalar, para centrar el asunto, es lo mismo que hace pocos días dijo José María Carrascal en otro memorable artículo suyo:
1.- “¿Cuál es el mayor problema de España hoy? No Rajoy, desde luego. Es Zapatero. Un señor que heredó una ETA contra las cuerdas y le ha permitido recuperar su capacidad operativa. Que ha dado alas a los nacionalismos, incluso donde no lo había. Que ha descuidado la economía, la inmigración, la justicia, el agua, la educación y otros grandes problemas del país. Eso es lo que debe preocuparnos y lo que urge resolver”.
2.- “¿Han oído ustedes a algún socialista criticar a Zapatero? ¿O decirle que había perdido la confianza en él? Seguro que no pocos de ellos discrepaban de su negociación con ETA y de su reforma de los estatutos. Pero la única que se atrevió a decirlo en voz alta fue Rosa Díez, y tuvo que abandonar el PSOE”.
Rajoy y sus críticos
Pero dicho esto, no puede negarse la gravedad de la crisis que afronta el PP y que no es otra que la patente falta de liderazgo de Rajoy.
Un gran parlamentario, un líder inexistente
No quiero presumir de haberlo anticipado, pero sí puedo decir que en varias ocasiones he manifestado mi preocupación y descuerdo con las decisiones de Rajoy o con los indicios de falta de liderazgo que iba intuyendo en él.
Mis motivos de discrepancia han sido fundamentalmente tres:
1.- Su resistencia, para mí incomprensible, a reforzar el partido con algunos de los líderes más significados y de más tirón dentro de sus filas, como es el caso de Vidal Quadras. Nunca entenderé cómo pudo dejar pudrirse la situación del PP de Cataluña manteniendo al frente a Piqué contra toda lógica durante tanto tiempo, cuando la solución más lógica hubiera sido la reincorporación de Vidal Quadras mediante su inclusión en la lista al Congreso por Barcelona, precedido mucho antes por su retorno para hacerse cargo allí del partido.
2.- La clamorosa abdicación de principios y la dejación de liderazgo que significaron para mí las reformas estatutarias en Andalucía, Valencia y Aragón; y en estas dos últimas comunidades sin ni siquiera consulta popular. Todo ello después de haberse opuesto a la reforma del Estatuto catalán, con toda razón por cierto.
3.- Permitir que el Partido Popular de Aragón mantuviera una política hidráulica autónoma, errática y contradictoria con la mantenida por el partido a nivel nacional, lo que ha laminado de nuevo su liderazgo, su credibilidad y su coherencia, cuando se podría haber defendido con absoluta solvencia y rigor el Plan Hidrológico Nacional de Aznar, en toda España: en Aragón y fuera de él. Pero para ello hubiera sido necesario que los líderes del PP de Aragón se lo hubieran leído y lo hubieran entendido. Sólo así hubieran podido ejercer una oposición solvente y demostrar, con uno o dos años de anticipación, que Marcelino Iglesias siempre ha mentido a los aragoneses en este tema -y en otros- y que no dudaría en traicionarlos a la primera ocasión, como luego ha sucedido. Pero hubiera sido necesario también un gesto de autoridad de Rajoy que nunca se ha producido.
Recuperar a Vidal-Quadras
El PP aragonés: recopilación sobre la refundación
Hay dos frases recientes que quiero glosar y que resumen en parte lo que está pasando en el PP:
Alberto Núñez Feijoo: "Los populares deben trabajar para presentarse como un partido simpático de cara a los nacionalistas”.
Alberto Ruiz Gallardón: "El PP debe ganar al PSOE el centro izquierda”.
Son dos apuestas programáticas ciertamente arriesgadas porque afectan a la esencia misma del proyecto “popular”.
¿Puede el PP ser un partido simpático para los nacionalistas sin dejar de tener como referencia máxima de su ideario la defensa de la Nación española, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la denuncia de la laminación de libertades y merma de derechos que sufren muchos españoles a manos del nacionalismo identitario?
¿Puede ampliarse el PP al centro izquierda sin provocar la desafección de su electorado tradicional de derechas?
Ya he contestado en un artículo reciente a la primera cuestión:
Un partido simpático
Permítanme contestar a la segunda: en los tiempos que corren las diferencias entre derecha e izquierda son cada vez más tenues. Por eso mismo pienso que la invocación al centro izquierda como objetivo a conquistar es, primero, una ingenuidad, por el recelo que puede suscitar en el electorado tradicional del PP y, segundo, un reconocimiento subliminal del complejo clásico de la derecha, y de su necesidad de abrazar causas que supone -que Gallardón supone- que le son ajenas. Me explicaré: la derecha no necesita invadir el terreno del centro izquierda para reivindicar la honradez (¿es de izquierdas la honradez?), la justicia social (que no es patrimonio de la izquierda, sino de los hombres y mujeres justos) o la defensa de la clase media. El PP, efectivamente, ha de ser un partido “de clase”, como decían serlo los partidos de izquierdas hace todavía medio siglo: pero de la clase media española, esa que no se resigna a dejar de ser española y que no se resigna a verse proletarizada y a ver cómo la generación de sus hijos va a ser, como pasa raras veces en la Historia, pero pasa, más pobre que la que le precedió. Porque esto es lo está pasando ya, delante de nuestros ojos. Y de la mano del socialismo, como consecuencia de su irresponsabilidad y sectarismo.
Y acabo: Rajoy ya no puede aspirar a ganar el congreso de su partido del 20 de junio, sino a no perderlo.
Ha habido hasta ahora gente de la que puede suponerse que han permanecido callados desde la lealtad o que han mostrado sus ideas discrepantes desde esa misma lealtad. A esta gente, la lealtad ahora mismo les exigiría dar un paso adelante.
Hoy mismo, o a lo largo de este fin de semana como muy tarde, deberían reunirse a comer Rato, Cascos, Mayor Oreja, Vidal Quadras, Esperanza Aguirre, Pizarro, María San Gil... y quizás pocos más, y entre todos alumbrar una candidatura conjunta y alternativa para el próximo congreso. Es la única y posiblemente última esperanza de salvación que yo le veo al PP.
Lo primero que quiero señalar, para centrar el asunto, es lo mismo que hace pocos días dijo José María Carrascal en otro memorable artículo suyo:
1.- “¿Cuál es el mayor problema de España hoy? No Rajoy, desde luego. Es Zapatero. Un señor que heredó una ETA contra las cuerdas y le ha permitido recuperar su capacidad operativa. Que ha dado alas a los nacionalismos, incluso donde no lo había. Que ha descuidado la economía, la inmigración, la justicia, el agua, la educación y otros grandes problemas del país. Eso es lo que debe preocuparnos y lo que urge resolver”.
2.- “¿Han oído ustedes a algún socialista criticar a Zapatero? ¿O decirle que había perdido la confianza en él? Seguro que no pocos de ellos discrepaban de su negociación con ETA y de su reforma de los estatutos. Pero la única que se atrevió a decirlo en voz alta fue Rosa Díez, y tuvo que abandonar el PSOE”.
Rajoy y sus críticos
Pero dicho esto, no puede negarse la gravedad de la crisis que afronta el PP y que no es otra que la patente falta de liderazgo de Rajoy.
Un gran parlamentario, un líder inexistente
No quiero presumir de haberlo anticipado, pero sí puedo decir que en varias ocasiones he manifestado mi preocupación y descuerdo con las decisiones de Rajoy o con los indicios de falta de liderazgo que iba intuyendo en él.
Mis motivos de discrepancia han sido fundamentalmente tres:
1.- Su resistencia, para mí incomprensible, a reforzar el partido con algunos de los líderes más significados y de más tirón dentro de sus filas, como es el caso de Vidal Quadras. Nunca entenderé cómo pudo dejar pudrirse la situación del PP de Cataluña manteniendo al frente a Piqué contra toda lógica durante tanto tiempo, cuando la solución más lógica hubiera sido la reincorporación de Vidal Quadras mediante su inclusión en la lista al Congreso por Barcelona, precedido mucho antes por su retorno para hacerse cargo allí del partido.
2.- La clamorosa abdicación de principios y la dejación de liderazgo que significaron para mí las reformas estatutarias en Andalucía, Valencia y Aragón; y en estas dos últimas comunidades sin ni siquiera consulta popular. Todo ello después de haberse opuesto a la reforma del Estatuto catalán, con toda razón por cierto.
3.- Permitir que el Partido Popular de Aragón mantuviera una política hidráulica autónoma, errática y contradictoria con la mantenida por el partido a nivel nacional, lo que ha laminado de nuevo su liderazgo, su credibilidad y su coherencia, cuando se podría haber defendido con absoluta solvencia y rigor el Plan Hidrológico Nacional de Aznar, en toda España: en Aragón y fuera de él. Pero para ello hubiera sido necesario que los líderes del PP de Aragón se lo hubieran leído y lo hubieran entendido. Sólo así hubieran podido ejercer una oposición solvente y demostrar, con uno o dos años de anticipación, que Marcelino Iglesias siempre ha mentido a los aragoneses en este tema -y en otros- y que no dudaría en traicionarlos a la primera ocasión, como luego ha sucedido. Pero hubiera sido necesario también un gesto de autoridad de Rajoy que nunca se ha producido.
Recuperar a Vidal-Quadras
El PP aragonés: recopilación sobre la refundación
Hay dos frases recientes que quiero glosar y que resumen en parte lo que está pasando en el PP:
Alberto Núñez Feijoo: "Los populares deben trabajar para presentarse como un partido simpático de cara a los nacionalistas”.
Alberto Ruiz Gallardón: "El PP debe ganar al PSOE el centro izquierda”.
Son dos apuestas programáticas ciertamente arriesgadas porque afectan a la esencia misma del proyecto “popular”.
¿Puede el PP ser un partido simpático para los nacionalistas sin dejar de tener como referencia máxima de su ideario la defensa de la Nación española, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la denuncia de la laminación de libertades y merma de derechos que sufren muchos españoles a manos del nacionalismo identitario?
¿Puede ampliarse el PP al centro izquierda sin provocar la desafección de su electorado tradicional de derechas?
Ya he contestado en un artículo reciente a la primera cuestión:
Un partido simpático
Permítanme contestar a la segunda: en los tiempos que corren las diferencias entre derecha e izquierda son cada vez más tenues. Por eso mismo pienso que la invocación al centro izquierda como objetivo a conquistar es, primero, una ingenuidad, por el recelo que puede suscitar en el electorado tradicional del PP y, segundo, un reconocimiento subliminal del complejo clásico de la derecha, y de su necesidad de abrazar causas que supone -que Gallardón supone- que le son ajenas. Me explicaré: la derecha no necesita invadir el terreno del centro izquierda para reivindicar la honradez (¿es de izquierdas la honradez?), la justicia social (que no es patrimonio de la izquierda, sino de los hombres y mujeres justos) o la defensa de la clase media. El PP, efectivamente, ha de ser un partido “de clase”, como decían serlo los partidos de izquierdas hace todavía medio siglo: pero de la clase media española, esa que no se resigna a dejar de ser española y que no se resigna a verse proletarizada y a ver cómo la generación de sus hijos va a ser, como pasa raras veces en la Historia, pero pasa, más pobre que la que le precedió. Porque esto es lo está pasando ya, delante de nuestros ojos. Y de la mano del socialismo, como consecuencia de su irresponsabilidad y sectarismo.
Y acabo: Rajoy ya no puede aspirar a ganar el congreso de su partido del 20 de junio, sino a no perderlo.
Ha habido hasta ahora gente de la que puede suponerse que han permanecido callados desde la lealtad o que han mostrado sus ideas discrepantes desde esa misma lealtad. A esta gente, la lealtad ahora mismo les exigiría dar un paso adelante.
Hoy mismo, o a lo largo de este fin de semana como muy tarde, deberían reunirse a comer Rato, Cascos, Mayor Oreja, Vidal Quadras, Esperanza Aguirre, Pizarro, María San Gil... y quizás pocos más, y entre todos alumbrar una candidatura conjunta y alternativa para el próximo congreso. Es la única y posiblemente última esperanza de salvación que yo le veo al PP.
Por lealtad a un proyecto que tiene más de veinte años de vida y que se puede hundir en tres meses.
13 comentarios:
Estimado Oroel:
Disiento del diagnóstico de Carrascal. No creo que el problema de España sea Zapatero. Este hombre no es más que la personificación del verdadero problema: la forma de entender la política (el bien común o la cosa pública) de una buena parte de nuestros políticos y de nuestros conciudadanos. De hecho, si el Sr. Rodríguez se evaporara súbitamente no desaparecería con él ninguno de nuestros problemas, pues sus políticas no son contestadas desde la izquierda ni desde su electorado.
Para muchos, para mí, Rajoy era parte de la solución. Ahora sabemos que se ha convertido en parte del problema, él y una buena parte del Partido Popular que no ha puesto distancias por medio.
Simultáneamente el Tribunal Constitucional ha admitido como válida la ley que establece diferencias de tratamiento penal por razones de sexo. Con esto tenemos perfectamente iluminado el camino que se va a recorrer.
Dados estos dos pasos, creo que el proceso se convierte ya en irreversible. A mi entender será muy difícil que en un periodo de cuatro años podamos disponer de una alternativa democrática al régimen, que crea en España y en la igualdad entre los españoles. Incluso, aún en el caso en que aparezca una segunda candidatura en el congreso de Valencia y que esta ganara, veo muy arduo que el PP se recupere de la sensación de ruptura ideológica y emocional que se ha producido entre el centro derecha organizado en el partido y el centro derecha social. Creo que han tirado todo el poder de convocatoria que en la pasada legislatura tuvieron y que se ha instalado entre los que hemos sido sus votantes una desconfianza muy difícil de salvar. Y no es solo desconfianza, es algo más íntimo: es vergüenza.
Como César a los pies de la estatua de Pompeyo, cuando vio el puñal en las manos de Bruto, no podemos más que taparnos la cabeza, inermes por la vergüenza de la traición, y aguardar la certera puñalada final.
Un abrazo, Carlos56.
Yo también estoy por una candidatura alternativa, con toda la gente que citas.
En respuesta al comentario que haces sobre el PSOE y la escasa disensión que hay en él, llegué a la conclusión, hace tiempo, que el electorado de izquierdas, en general, muestra poco criterio para opinar, disentir y criticar a sus propios lideres.
Además, ya sabes que la izquierda lo tiene muy fácil con sus electores. Basta con hablarles de Aznar, Franco, Irak y dos o tres intelequias progresistas, y a cerrar filas. Ya se demostrón con González y no han parado hasta el día de hoy.
Saludos!
Estimado Oroel:
Como viste, pedí hace días parte de lo que acabo de leer. Tu artículo desprende cierta simetría con la postura que en estos momentos puedo mantener.
Sinceramente, nunca me he movido por siglas ni mucho menos por personas. Lo que realmente importa, la masa mollar, la miga, la médula neurálgica se halla en el terreno de las ideas. Lamentablemente el PP se encuentra ahora mismo a años luz de un debate de ideas, y que más bien parece una organización mafiosa, barriobajera, que reparte puñaladas garbanceras a todo aquel que ose erguir la cerviz al caesar.
Ningunear a personas como Arístegui (siento una especial atracción por él), Aguirre, Vidal Quadras, Oreja... es tan grave y despreciable como intolerable. Si algo ha sido estandarte de los populares es su amor por la libertad, cosa que no parece ser virtud por estos pagos, sino más bien inconveniente. De igual que el ciego pillaba al Lazarillo comiendo las uvas de dos en dos, el conjunto de los simpatizantes del PP nos hemos dado cuenta de la quiebra de las mismas esencias democráticas del partido, cosa que bajo ninguna circunsancia debemos respetar. Un señor encumbrado, que pierde el contacto con la realidad y en plena génesis neurótica debe ser puesto sobre la mesa como lo que es, y bajo ningún concepto bailarle el agua. Rajoy -a mi parecer- ahora mismo es la viva imagen de la inseguridad llevada a los altares; un conato de Dios en tierra y,lo que es más grave, el claro ejemplo del bombero pirómano. No creo que el PP sea un reflejo de la muerte de UCD porque la naturaleza y composición del mismo es muy otra, pero sí que está castrándose a sí mismo (conquistar el centro izquierda, por ejemplo, como dijo Gallardón) con gestos y oprobios al votante de una ralea nunca vista.
Confieso que siento verdadero asco por este grupo de superhéroes -así se ven-, ávidos de poder, enseñas de la podredumbre moral y ética, enfermos, despreciables y tiranos, que en su búsqueda por el poder venderían su alma -¡qué digo la suya!, ¡la de sus madres!- al mismísimo diablo -o Zapatero- con tal de acariciar el cetro.
Que unos políticos se prostituyan ideológicamente y su competición por los votos no pase de una simple cuestión táctica de movimiento al centro, en lugar de luchar por las ideas -el famoso discurso de Esperanza Aguirre, con el aplaudido "no me resigno" en el foro ABC es un ejemplo de cómo debiera ser esta lucha- es la pantomima del suicidio político. El problema es que vende. El problema es que el enemigo aplaude, guiña el ojo, acaricia el lomo, da tirones cómplices de orejilla...
Por ello y más, no siento respeto alguno por Rajoy y mucho menos por esa víbora muda que es Gallardón.
De verdad, el liberalismo es la mejor opción: eficiente, barato, pragmático, solidario...No defender que, lisa y llanamente, nos encontramos en un posición más alta y que incluso uncimos el cuello es realmente vomitivo. Ser los mamporreros del PSOE y los palafreneros de PRISA...es para echarse a dormir y no despertar.
Por ello, ahora mismo puedo afirmar que mi voto no es del PP. Y lo sostendré a capa y espada. Seguiré siendo de derechas, liberal, amante de los Aguirre, Arístegui, Quadras y compañía, pero para nada quiero ser miembro de un partido centrista y amoral.
Del mismo que una empresa ha de ser valorada por unos criterios de rentabilidad y no aumentando las partidas presupuestarias, un político, como gestor del ciudadano, ha de ser transparente, eficiente y, ante todo, condescendente con aquel que deposita su voto y confianza en él a cambio de una gestión que se pliegue a sus deseos. Éste, sinceramente, no es el caso del PP.
Despreciable.
PD: Me alegra leerte carlos56. Hacía tiempo que no te veía por estos lares!
Un saludo para ambos.
Pues yo tenía entendido que a Vidal Quadras lo defenestró Aznar, a instancias de Jordi Pujol.
La alternativa era clara, con Vidal obtendría más votos en Cataluña pero NUNCA podría pactar con CiU para gobernar. Aznar lo tuvo claro.
Ahora el problema es similar. Si el PP mantiene una línea "dura" quizás gane más votos, pero no podrá pactar con nadie. Tendría que conseguir mayoría absoluta para gobernar, lo cual es harto improbable.
Si, en cambio, realiza ese viraje al centro (incluso al "centro-izquierda") perderá votos por la derecha pero podrá realizar pactos, es decir, llegar a gobernar en algún momento.
¿Qué es mejor? ¿Un partido que defienda tus principios pero que jamás llegue al poder o uno que ceda en algunos de ellos pero que tenga la posibilidad de gobernar algún día?
Difícil respuesta. Yo lo único que sé es que no me gustaría ser Rajoy en este momento.
La respuesta quizás esté, como casi siempre, en un punto intermedio. No se tiene porque ser, o bien inalterable y monolítico, o bien maleable y "faldero".
Digo yo que se podrán mantener unos principios inalterables (los más importantes para el bienestar, justicia y libertad de los ciudadanos) y ceder en otros más "accesorios"; de forma que no se traicione (en exceso) a los votantes y por otro lado se abra alguna puerta a un posible pacto en el futuro. Complicado.
En todo caso, y si esta es la solución de Rajoy, sería de agradecer que aclarara cuales son los principios "irrenunciables" de este nuevo PP.
Un saludo
Estimados todos
Alejandro, la respuesta yo la tengo clarísima: es mejor un partido que defienda tus principios y no tenga posibilidad de gobernar. Porque yo a un partido que tiene posibilidad de gobernar y no defiende mis principios (PSOE y PP) no le voto, dado que no lo considero mi partido. Voté a UPD, porque creía en lo que defiende, aun cuando sabía que era imposible 100% que Rosa Diez se convirtiera en Presidente, o Presidenta, de España.
Pasarte al otro bando porque una batalla esta perdida de antemano lo considero de cobardes inteligentes. Permanecer, de valientes tontos.
Y ya depende de a que le des más importancia, a obtener el poder o a mantener tu orgullo, y eso es terreno de cada cual. Yo, evidentemente, prefiero anteponer la valentía y el orgullo a la inteligencia y el poder, y por eso no dejaré de votar a UPD aunque dentro de cuatro años nos echen del Parlamento.
¿Para que voy a ayudar a ZP a obtener el poder, si ni siquiera va a hacer lo que yo quiero que haga?
Por cierto, Oroel, disiento en un punto. Lo que le pasa a España no es culpa del Socialismo. Es culpa de los socialistas, que es muy diferente. Hay un abismo.
Y si el electorado progresista cierra filas cuando se le habla de Aznar, Irak, etc...por algo será.
No oigo a nadie de derechas decir "que buena persona" cuando le hablan del Che...
Saludos
"Por cierto, Oroel, disiento en un punto. Lo que le pasa a España no es culpa del Socialismo. Es culpa de los socialistas, que es muy diferente. Hay un abismo."
Comunista, vengo siguiéndote en la sombra desde hace tiempo. Siempre respeto todos los puntos de vista, pero eso que dices, sinceramente, es farfolla, un escudo protector, humo de paja.
Viene a situarse en lo que Kolakowski definió como la "posición nihilista ante la historia", negar los hechos mismos y la esencia para aceptar sólo interpretaciones y señalar a personas, no a la ideología misma. Pero para nada es nuevo: más de un siglo lleváis agarrados al mismo clavo ardiendo.
Te recomiendo encarecidamente la lectura de "Camino de servidumbre", de Hayek, para que entiendas bien la genealogía del fracaso socialista, cualquiera que sea su rama. Sería bastante instructivo y aleccionador.
No obstante, entiendo tu postura, pues siempre es más cómodo y barato manchar al vecino que escupir al cielo. Sin embargo, la realidad es muy otra. Os movéis por un escenario de doble fondo, pues juzgáis a la oposición por sus hechos, mientras que os ufanáis -ahí está el problema- de vuestros objetivos. Así, siempre tendréis más campo a favor y, claro, bendita la utopía, ¿verdad?
Saludos de un ex-socialista, y casi de tu quinta, que defendió las mismas consignas que ahora devoras tenedor en ristre.
¿Ah, si?
Vaya, ahora me entero que ser socialista (en el buen sentido) significa mandar a 20, a 60, a 100 millones de personas a la muerte porque no piensan igual que tu. Que ser socialista siginifica estar corrupto hasta las trancas. Que significa censurar, torturar y perseguir. Que significa promover los nacionalismos resquebrajadores, cuando yo creia que se trataba de justamente lo contrario.
Y es extraño, porque no recuerdo haber leido eso cuando leí el Manifiesto Comunista (muy aburrido, por cierto).
Habrá, pues, que dejar de ser socialista.
Yo, personalmente, no niego ningún hecho. Reconozco los brutales crímenes que se han cometido a lo largo y ancho del mundo en nombre del comunismo. Es más, reconozco que no hace muchos años, cuando aun era un niñato adolescente y bastante estúpido, no solo no los negaba, sino que los jaleaba. Pero eso no cambia otro hecho, que tampoco se puede negar. Que hubo unos culpables de aquello. Y que no fui yo, desde luego. Quiero creer que de haber sido yo quien hubiera estado al mando, o cualquier socialista que te puedas encontrar por la calle, las cosas habrían sido muy distintas.
En cambio, tu pareces creer que da igual quien hubiera sido. Si hubiera sido socialista, habría ocurrido exactamente lo mismo, ya que es problema de ideología, y no de persona. Soy para ti, pues, un genocida en potencia. Me encanta que se me tenga en tan buena estima.
¿Tienes en la misma estima a todos los cristianos, dados los antecedentes tan lamentables que tiene la Iglesia Católica?
Todo el mundo se ufana y se enorgullece de sus objetivos. Todos sin excepción, porque sino no los tendrían como objetivos. ¿Para que voy a querer conseguir una cosa que no quiero conseguir?
No me voy a leer el libro que me has recomendado por varios motivos. El primero es que podría (si supiera del tema) encontrar cien mil libros que dijeran lo contrario, y otros cien mil libros que rebatieran a esos cien mil, en una espiral de palabrería y fanatismo en la que todo el mundo tiene razón y todo el mundo se equivoca.
El segundo es que me imagino como será el libro, y no tengo esa capacidad de entendimiento, me conozco. Muchos datos. Me aburriré, no rentendré nada y no servirá para nada. No soy excesivamente intelectual, soy bastante más mundano, me gusta la historia militar, los libros de historia, aventuras, o similares, y las películas del mismo estilo, aparte de los videojuegos. No estoy hecho para inmiscuirme en debates largos, profundos y con profesionales, por eso trato de evitarlos, a no ser que se me entre al trapo directamente como es el caso. Puedes reaccionar como supongo que lo harías, con la ya mítica frase del "no hay más ciego que el que no quiere ver". No importa.
Se que el comunismo tiene un problema insalvable. Pero no es que todos seamos unos desequilibrados mentales. Es que es una ideología para una raza humana perfecta. Una raza humana que no tenga envidia del otro, que no se pelee por tonterías, que respete otras formas de pensar y acepte su existencia, que sea capaz de renunciar al bien personal por el bien general.
En fin, para una raza humana que no existe. Y que no creo que exista nunca, a no ser que evolucionemos y dejemos de ser tan imbéciles. Quizá en unos millones de años, cuando nuestro cerebro haya evolucionado a mejor, espero, si sería algo viable. Pero con las cantidades industriales de gentuza que hay por el mundo ahora...buf, impensable.
Y sin embargo seguiré siendolo por lo que ya he comentado. Para mi, que la batalla este perdida de antemano es lo de menos. Lo que importa es lo que defiendo.
Saludos
“No me voy a leer el libro que me has recomendado por varios motivos. El primero es que podría (si supiera del tema) encontrar cien mil libros que dijeran lo contrario, y otros cien mil libros que rebatieran a esos cien mil, en una espiral de palabrería y fanatismo en la que todo el mundo tiene razón y todo el mundo se equivoca.”
Sinceramente, comunista: mi respeto por ti ha quedado a nivel del mar ante semejante soflama relativista. Pavonearse y hacer gala de algo tan despreciable como la ignorancia es, lisa y llanamente, de cólico nefrítico. “Sapere aude!”, chico. ¿Para qué estamos si no?
No obstante, me gustaría tratar de aclarar una serie de puntos:
Todo este juego del relativismo, del nada es absoluto, la verdad no existe sino que existen sólo interpretaciones subjetivas de la misma, del todo vale, y demás consignas del actual sistema de valores dominantes –entiéndase, la corrección política- es un mero marasmo intelectual. Negarle al hombre su mayor virtud –la de razonar- y que mediante ésta podamos llegar a verdades universales, al margen de ciertas verdades individuales y, por tanto, pasionales, es como negar al hombre mismo. Por ello, todo lo que se desprende de tu discurso queda a las puertas mismas del sofisma.
Claro que la verdad existe –no digo que sea la mía. Ese es tema aparte- y ante semejante meta, debemos hacer oriflama de la razón. Sé que el relativismo se ha vuelto para vosotros dogma de fe incuestionable de un tiempo a esta parte, y que en él habéis hallado una suerte de corte de los milagros con la que driblar cualquier presunción de error intelectual, pero es tanto como tratar de cruzar el río tanteando las piedras.
En cuanto a la cuestión de Hayek en concreto, huelga aclarar que ningunear a un personaje que fuera Alter Ego de la revolución de ideas de Margaret Thatcher, Premio Nobel de economía y a quien –en parte- le debes buena parte de tu goce y disfrute de la videoconsola, es de un infantilismo mordaz. Si lees de qué modo reorientó la economía mundial con sus teorías me entenderás. Dudo por ello que encuentres esos “miles de libros” de los que hablas que pudieran borrar las palabras de Hayek.
Para que puedas orientarte, decía Schumpeter: “Es un libro cortés que casi nunca atribuye a sus contrarios otra cosa que el error intelectual”. Claro, quizás él también sea uno de esos fanáticos de los que hablas. Por cierto, quizás desconozcas que Hayek, ése que hizo cuestionarse al mismo Keynes sus propias teorías, fue socialista cuando serlo era un peligro. Ahora todo sale tan baratito… Oye, ¿Qué tendrá el socialismo que decepciona tanto a intelectuales? ¿Será que no les gustará sentirse unos “tontos útiles”, como dijera Lenin? Algo tendrá esa “enfermedad infantil del izquierdismo”… -tampoco son palabras mías. Sabrás de quién hablo-
Respecto a ese discurso manido y trillado de “cantidades industriales de gentuza", egoístas y demás, te transcribo algo que quizás desconozcas de un personaje que te sonará. Las palabras son de un libro –no, no voy a recomendártelo- de Murray Rothbard, Historia del Pensamiento Económico II: La economía clásica: “[…]Parece ser que durante gran parte de su vida, Marx disfrutó de una renta que le situaba en el estrato del 2 por ciento de las personas más ricas de Inglaterra. Durante sus últimos diecisiete años percibió de Engels una asignación equivalente, de acuerdo con el precio actual del oro, a 15 millones de pesetas. Si consideramos que el oro no tiene hoy día un papel monetario tan predominante como entonces, no es exagerado elevar a 50 millones el equivalente actual. Lo grande es que se lo gastaba todo y pedía más. La "conciencia del proletariado" jamás trabajó como asalariado”.
Una doctrina que nace de una mente tan sumamente hipócrita y deletérea lleva en sí misma el alelo de la misma hipocresía. Por ello que el socialismo sea tan opaco y haga del relativismo su tabla de salvación…¡Si ya no queda nada! Ni siquiera la tercera vía, el modelo sueco, el Estado del Bienestar…
Por último, una cuestión que, sinceramente, ha sido para desternillarse de risa. Hablo de tu particular visión de la evolución humana. Barrunto que no eres de ciencias y, por ende, que no has recibido una sola lección de genética. Añadirle a la dialéctica hegeliana y a los elementos del evolucionismo darwinista estimaciones económicas y sociales es tal patada en la boca a la ciencia y, más que a Darwin, al mismo Watson, que sólo se sostiene en vuestro círculo de socialismo “científico”. O sea, agua de borrajas, esoterismo puro y duro, negación de un Dios para reafirmar el vuestro. Humo.
Saludos
Como ya he dicho, no soy intelectual, no sirvo para debates largos y profundos. Por eso quería evitar esto.
No he entendido casi absolutamente nada de lo que has dicho. Palabras como "hegeliano", "nefrítico", etc...me suenan, pero ni remotamente podría darles un significado concreto.
También he buscado "relativismo" en Wikipedia, y chico, creeme que lo he intentado, pero no lo he entendido completamente. Y lo poco que he entendido he sido incapaz de asociarlo con algo de lo que he dicho anteriormente, lo que me hace sospechar que realmente no he entendido nada.
Lo cierto es que no sabía nada del tal Hayek, cosa que se aclara con el hecho de que es un economista. La economía me aburre en extremo, y es una de las secciones del periódico que paso sin piedad y sin echar un ojo siquiera. Ahora que se que gracias a el tengo videojuegos (y yo que pensaba que era gracias a Nintendo) Dios mio, quiza le haga un altar.
Pero me juego el cuello a que, como todos los personajes importantes, tiene enemigos, y algunos muy inteligentes, que habrán escrito libros diciendo exactamente lo contrario. Pasa con todo. En España especialmente con nuestra Guerra Civil.
Y no, no se a quien te refieres con lo de la enfermedad infantil del izquierdismo, lo siento.
Y desconocía lo de Marx, aunque jamás pensé que hubiera sido soldador, albañil, barrendero, etc...
Para inventar una filosofía como el marxismo hace falta tener buenos estudios. Y para tener buenos estudios en el s.XIX era requisito indispensable tener perras o ser hijo de papá. Por eso no me sorprende. Y sin embargo eso no cambia al marxismo en si.
Y, por fin, llegamos a la parte en la que el gran señor ha errado. Si soy de ciencias.
Pero no, no he dado genética porque odio la biología. Soy más de física y química inorgánica. Por eso escogí en 4º de ESO la opción que no la daba. Y en Bachiller tambien. Así que si, es probable que le haya dado una patada en la boca a Darwin, ya lo siento si le ha dolido al pobre señor, no era mi intención.
Lo único que he entendido ha sido el segundo párrafo, que es revelador. Por supuesto, no hago gala ni me pavoneo de mi propia ignorancia. ¡Ojalá lo supiera todo, que más quisiera yo! O aunque no lo supiera, me daría con un canto en los dientes si tuviera la capacidad de saberlo y entenderlo todo. Pero no es el caso. No me pavoneo, pero reconozco lo que hay. No soy el tio más culto del barrio, ya se ha demostrado. Cualquiera puede pegarme una paliza en un debate. Pero intento entender algunas cosas, y me esfuerzo lo que puedo por conseguirlo.
El párrafo es revelador porque demuestra que desprecias a los que saben menos que tu, a los "despreciables ignorantes", parece que te regodeas soltándoles argumentos que apenas tienen capacidad de entender, no digamos de rebatir. Te hace sentir superior, el jefazo. Orgulloso de ti mismo, si señor. Me alegro. Por eso no me extraña que ya no seas socialista. Antes de que alguien salte, no quiere decir esto que todos los que no son socialistas sean como tu. Dios nos libre. Pero ya sabes, para un socialista todos somos iguales, etc...No importa que alguien sea un ignorante, seguro que algo mejor sabe hacer. Y si no, en vez de machacarle riéndote en su cara, puedes ayudarle.
¿Sabes? ahora que lo pienso, la sensación de impotencia por ser un ignorante se convierte en satisfacción por no ser como tu. No es como ser Platón, pero algo es algo.
Ah, por cierto, huelga decir que el respeto que tenga una persona como tu hacia mi me importa una mierda que no cabría en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar
Que pases un buen día.
¡Olé! ¡Con dos cojones!
A Alejandro:
Mientras dejamos que comunista y doblesobresendillo profundicen en su amistad (me caéis bien ambos por lo que no voy a erigirme en árbitro ni intermediar entre vosotros), paso a responderte.
Efectivamente a Vidal Quadras lo defenestró Aznar, seguramente por imposición de Pujol, para quien el amigo Aleix era una china en el zapato, un tipo que no le tenía ningún respeto ni político ni intelectual y que le cantaba las verdades del barquero. Yo en el pellejo de Aznar también hubiera defenestrado a Vidal Quadras (después de una larga conversación con él), pero al día siguiente de ganar las segundas elecciones por mayoría absoluta lo hubiera repuesto en el cargo con todos los honores. Y a Pujol que le fueran dando. Pero, claro, yo no soy Aznar. Yo hubiera cometido mis propios errores, y no los suyos.
El problema de pactar con los nacionalistas aquí y ahora es que los temas a pactar y las posibilidades de llegar a acuerdos son ahora mucho menores que hace años, porque nos hemos ido acercando al borde mismo de lo innegociable, en el límite mismo de la Constitución, si es que ya no se ha rebasado. Desde luego, ya se ha rebasado -de eso estoy seguro- el límite mismo de lo conveniente y de lo sensato. Y en algunos aspectos, como el de los derechos lingüísticos, incluso el límite mismo de lo tolerable. Quiero con esto decir, que pactar en estas condiciones quizás ya no sea ni posible siquiera sin una vergonzosa abdicación de principios.
Tengo el íntimo convencimiento de que hay una inmensa mayoría de españoles, entre los que incluyo a no menos de la mitad de los votantes socialistas, que están más que hartos de las cesiones ante los nacionalistas, de sus abusos, de sus imposiciones, de su evidente vulneración de los derechos de nuestros conciudadanos, de lo injusto de sus pretensiones y de que el modelo de Estado se esté construyendo según sus deseos -siendo al cabo una minoría- que no los de la mayoría. Si el PP hubiera acertado -que obviamente no lo ha hecho- con el fondo y la forma del mensaje hoy día estaría gobernando con una cómoda mayoría.
Para mí, volviendo a Vidal Quadras, su experiencia es todo un ejemplo. Con él era imposible lograr un pacto con los nacionalistas. Pero con él, tan denostado, tan anticatalán -como injustamente se le acusaba- el PP obtuvo en Cataluña los mejores resultados de su historia. Con Piqué, tan centrista y moderado, tan tibio y simpático al nacionalismo, tampoco era posible pactar, porque los resultados que obtenía eran progresivamente peores, tanto que la aritmética parlamentaria hacía inútil el pacto: ¿para qué pactar con alguien que se deslizaba irremediablemente a la irrelevancia política? Conclusión: mejor la honradez con el propio ideario y con el de los votantes, mejor los principios que el perfil bajo, mejor la coherencia que la acomodación, mejor ser referente que camuflarse con el paisaje...
Creo que me he explicado.
Un cordial saludo.
A Mike:
Totalmente de acuerdo.
Gregarismo debe ser la palabra.
Un saludo.
A Oroel:
Me parece que voy a buscar un poco más sobre el Sr. Vidal Quadras, porque no se casi nada. La verdad es que no es como otros políticos como Rubalcaba, Bono o Acebes, de los que más o menos oyes hablar y te haces una idea. O yo por lo menos no he oido demasiado sobre él. Habrá que tirar de Wikipedia.
Y si, yo puedo corroborarte que muchos socialistas estan hartos de los nacionalistas. Otra vez pongo el ejemplo de mi padre, que no los puede ver. Y como él, conozco muchos (algunos son mis amigos) que pasan de la política la mayoría de las veces pero que votan al PSOE, y que tambien están hartos.
Quizá no hayan votado a UPD en masa porque no le veian futuro, pensaban que ni siquiera entraria al Parlamento.
Espero que ahora que los votantes de ese valiente partido hemos superado esa primera prueba, arrastraremos a un número importante de socialistas...y populares, quizá. Quien sabe.
Un saludo cordial.
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