Como me temía, mi artículo sobre el liderazgo de Rajoy -o sobre la crisis del PP, que viene a ser lo mismo- ha motivado una pequeña avalancha de comentarios. Añadiré algunos elementos adicionales de reflexión, sin ánimo de desarrollarlos.
- 600 avales:
Esta mañana he oído a Vidal Quadras decir que a estas alturas era imposible la presentación de una candidatura alternativa a la de Rajoy, porque es objetivamente imposible obtener los 600 avales que se exigen. En esas condiciones, el “reto” de Rajoy, instando a sus críticos a presentarse, no sería sino una muestra de cinismo -que me resulta difícil imaginarle, pero que quizás no tendré más remedio que aceptar- si sabe que esa no es una posibilidad viable.
- El giro del PP para ser un partido simpático para los nacionalistas y para el electorado del centro izquierda:
A mí, con las cautelas y dudas ya manifestadas en otro artículo reciente, me parece un propósito en principio respetable, aunque creo que equivocado. El problema es si es creíble que el Rajoy del memorable discurso de la Puerta del Sol de Madrid puede liderar ese giro. Si así fuera, demostraría una capacidad de adaptación por lo menos sorprendente. Nunca he creído en conversiones similares a la caída del caballo de Saulo de Tarso, que pasó a convertirse en el primer ideólogo del cristianismo y más conocido como San Pablo.
- El aplauso de la prensa de izquierdas:
Lo de estos días está resultando memorable. El País, Público, La Vanguardia o El Periódico aplauden y jalean a Rajoy mientras descalifican a sus críticos. Y más sorprendente aún: Fraga, reconocido mentor de Gallardón, ha pasado a ser de centro, mientras un bendito como Acebes es un representante genuino de la derecha extrema. Increíble.
De la misma forma en que la defección de María San Gil y Ortega Lara es la muestra de que algo se está haciendo no mal, sino muy mal (Esperanza Aguirre dixit), el aplauso de esos medios de comunicación debiera ser la prueba de que algo no se está haciendo bien, nada bien.
- El silencio de Rajoy sobre su futuro equipo:
Lo siento, pero no me parece presentable que se mantenga a estas alturas el hermetismo más absoluto sobre su equipo. Ese es un dato que los compromisarios del próximo congreso, y el conjunto de la militancia del PP, ya debieran conocer. A estas alturas, su silencio sólo puede ser interpretado como una falta de respeto democrático a sus afiliados y votantes. Un líder verdadero, en los tiempos que corren, debiera evitar esa tentación a mostrarse ante sus fieles mediante designios inescrutables y reservados, que él sólo conoce y decide cuando manifestar.
- ¿Sabe lo que debe hacerse?:
Estos días, cuando Rajoy viene pidiendo confianza suele decir que “sabe lo que se hace” o que “sabe lo que debe hacerse”. Muy bien. Sólo cabe preguntarle ¿cuándo piensa hacerlo? Porque Zapatero sigue gobernando, diseñando el que posiblemente sea el peor gobierno de la democracia, entrevistándose con Ibarreche y pactando en secreto (he ahí las propuestas de Patxi López) la confederación con el País Vasco, hundiéndonos a cada día que pasa en la crisis... y el Partido Popular sigue sin hacer oposición. ¿Cuándo piensa hacer eso que dice que sabe que hay hacer?
Seguramente hay muchas más consideraciones a hacer. Y en los próximos días surgirán nuevos temas y motivos de preocupación.
- 600 avales:
Esta mañana he oído a Vidal Quadras decir que a estas alturas era imposible la presentación de una candidatura alternativa a la de Rajoy, porque es objetivamente imposible obtener los 600 avales que se exigen. En esas condiciones, el “reto” de Rajoy, instando a sus críticos a presentarse, no sería sino una muestra de cinismo -que me resulta difícil imaginarle, pero que quizás no tendré más remedio que aceptar- si sabe que esa no es una posibilidad viable.
- El giro del PP para ser un partido simpático para los nacionalistas y para el electorado del centro izquierda:
A mí, con las cautelas y dudas ya manifestadas en otro artículo reciente, me parece un propósito en principio respetable, aunque creo que equivocado. El problema es si es creíble que el Rajoy del memorable discurso de la Puerta del Sol de Madrid puede liderar ese giro. Si así fuera, demostraría una capacidad de adaptación por lo menos sorprendente. Nunca he creído en conversiones similares a la caída del caballo de Saulo de Tarso, que pasó a convertirse en el primer ideólogo del cristianismo y más conocido como San Pablo.
- El aplauso de la prensa de izquierdas:
Lo de estos días está resultando memorable. El País, Público, La Vanguardia o El Periódico aplauden y jalean a Rajoy mientras descalifican a sus críticos. Y más sorprendente aún: Fraga, reconocido mentor de Gallardón, ha pasado a ser de centro, mientras un bendito como Acebes es un representante genuino de la derecha extrema. Increíble.
De la misma forma en que la defección de María San Gil y Ortega Lara es la muestra de que algo se está haciendo no mal, sino muy mal (Esperanza Aguirre dixit), el aplauso de esos medios de comunicación debiera ser la prueba de que algo no se está haciendo bien, nada bien.
- El silencio de Rajoy sobre su futuro equipo:
Lo siento, pero no me parece presentable que se mantenga a estas alturas el hermetismo más absoluto sobre su equipo. Ese es un dato que los compromisarios del próximo congreso, y el conjunto de la militancia del PP, ya debieran conocer. A estas alturas, su silencio sólo puede ser interpretado como una falta de respeto democrático a sus afiliados y votantes. Un líder verdadero, en los tiempos que corren, debiera evitar esa tentación a mostrarse ante sus fieles mediante designios inescrutables y reservados, que él sólo conoce y decide cuando manifestar.
- ¿Sabe lo que debe hacerse?:
Estos días, cuando Rajoy viene pidiendo confianza suele decir que “sabe lo que se hace” o que “sabe lo que debe hacerse”. Muy bien. Sólo cabe preguntarle ¿cuándo piensa hacerlo? Porque Zapatero sigue gobernando, diseñando el que posiblemente sea el peor gobierno de la democracia, entrevistándose con Ibarreche y pactando en secreto (he ahí las propuestas de Patxi López) la confederación con el País Vasco, hundiéndonos a cada día que pasa en la crisis... y el Partido Popular sigue sin hacer oposición. ¿Cuándo piensa hacer eso que dice que sabe que hay hacer?
Seguramente hay muchas más consideraciones a hacer. Y en los próximos días surgirán nuevos temas y motivos de preocupación.
4 comentarios:
Estimado Oroel:
¿No tendrás más remedio que aceptar que es un cínico? No. Hay alternativas.
En el día de ayer hubo una manifestación (300 personas) y una contra-manifestación (0 personas) a las puertas de la sede del PP en Madrid. Se gritaron consignas a favor de María, contra Rajoy y se abucheó a Gallardón a su llegada a la sede.
Horas después Mariano, creo que en Almería, contaba su versión de los hechos: Se trataba de una manifestación contra los alcaldes del PP, lo cual él no podía admitir, ya que eran alcaldes por elección democrática.
Te he leído estos días algo sobre Goebbels y sus técnicas de propaganda. Como verás esta anécdota encaja perfectamente: No se defiende de los ataques, defiende por elevación la democracia, de donde se deducirá que los manifestantes eran antidemócratas.
O Mariano Rajoy es un cínico o está sonado tras el 9M: En cualquier caso sus procedimientos ya son indistinguibles de los de Blanco o Rodríguez. Lo que le convierte en un político en el que me resulta imposible confiar.
Hay principios que no se pueden abandonar y no son sólo la defensa de las víctimas del terrorismo, la unidad nacional, o las libertades públicas, que también. La lealtad con la verdad y los votantes de hace ¿75 días? no es algo que pueda considerarse banal o prescindible.
En su viaje a por los doce millones de votos ha tirado dos millones, supongo que lo habrá hecho para ir ligero de equipaje y tomar carrerilla. Pues nada buen viaje y hasta mas ver:¡arreur!
Un fuerte abrazo, para ti y tus contertulios habituales. Carlos56.
Estimado Carlos56:
Me he alegrado mucho de volver a contar con tu presencia y con tus siempre ponderados comentarios.
En el que hacías a una de mis anteriores intervenciones, mostrabas tu disconformidad con el diagnóstico de Carrascal, que atribuía la culpa y la máxima responsabilidad de lo que estaba pasando a Rodríguez Zapatero. En ese contexto, las tribulaciones del PP y de Rajoy serían una mera anécdota, que añaden gravedad a la situación solamente porque demuestran la falta de alternativa. Porque, que ante una situación de práctica demolición nacional, económica y moral, no haya una alternativa viable es simplemente demoledor.
No sé qué comentarista fue el que atribuía la responsabilidad de lo que estaba pasando a quienes a pesar de las abundantísimas -abrumadoras- evidencias de la irresponsabilidad y mendacidad de Z le han seguido votando. Lo que me recuerda aquella frase que decía que nunca los votantes se sienten responsables de los errores –o de las traiciones habría que añadir aquí- de aquel a quien han votado.
Efectivamente, volviendo a la última frase de tu primera intervención, los acontecimientos se van sucediendo con la cadencia inevitable de una tragedia clásica. Todo -el Fatum- se confabula para que el desenlace, necesariamente trágico, ocurra, sin que nada pueda remediarlo. Hasta la muerte de Roberto García-Calvo, magistrado del Tribunal Constitucional ocurre en el peor momento, dejando las manos libres a la mayoría “progresista” para dictaminar la constitucionalidad de cualquier barbaridad que perpetre Zapatero.
Y vuelvo a Rajoy. Hace días que formulé, no por escrito sino en conversaciones privadas, mi diagnóstico sobre él. Éste ha arrastrado todo este tiempo, los últimos cuatro años, la carga íntima de su designación digital, como una culpa o una falta de legitimación de su persona, que luego las urnas no refrendaron. Y tras la segunda derrota cayó en una profunda depresión. Estuvo desaparecido, recuerda, dos o tres semanas. Y a su vuelta tuvo algunos arranques de ira insólitos en él, de suyo tan educado: “¡el que no esté contento que se vaya!” Una torpeza como esa no se le había visto nunca. Algo que sólo cabe atribuir a los efectos colaterales de un tratamiento antidepresivo mal regulado. Es difícil acertar con las dosis en ese tipo de tratamientos pues no todas las personas reaccionan igual. Y es fácil que no se supere la fase depresiva, con la apatía inherente a esa dolencia -su desaparición tan prolongada y misteriosa-, o que se produzcan episodios de descontrol emocional cuando se remonta. En cualquier caso, una situación de desequilibrio que no es en absoluto aconsejable en quien tiene que tomar tantas y tan difíciles decisiones.
Conclusión: mucho me temo -y bien que me gustaría equivocarme, aunque no creo- que Rajoy está amortizado. Y eso de momento, como decía Carracal, no es sino un nuevo retraso en la tarea más urgente que tiene España: sustituir a Zapatero.
Un fuerte abrazo y muchos recuerdos.
Estimados tod@s:
La verdad es que no se que se esta cociendo en el PP. Y diría que no quiero saberlo, porque a corto plazo me da igual, dado que no es mi partido.
Pero sigo pensando que si el PP se fractura y se escinde en dos partidos (si, eso parece muy dificil, pero también lo parecía hace dos meses) entonces se acabaron los gobiernos de derecha en este país. A no ser que una de dos, o se pongan de acuerdo los 10 millones de votantes del PP por sms para votar a uno de los dos, o ocurra alguna desgracia como el 11M, que ojalá que no, bajo mandato de ZP. Quiero decir que no se si los secesionistas que hay en el PP se han parado a pensar si será mejor para España lo que están haciendo que dejar a Rajoy hacer lo que le de la gana. Porque esto puede acabar muy mal.
En cuanto a Rajoy, Oroel, no se que esperas que haga. Por mucho que ahora se pusiera a hacer la oposición más salvaje que puedas imaginarte no puede hacer nada para detener los planes de Zapa. Aparte de más escaños, ZP tiene su maquinaria soviética de propaganda particular, el grupo PRISA, y hay que contar también con que el PSOE es el partido que menos asco les da a los nacionalistas. Menos que el PP, desde luego. Así que a lo mejor es precisamente ese acercamiento a los nacionalistas que quiere Rajoy el arma secreta para poder hacerle sombra al presidente. Pero si se empiezan a tirar los trastos a la cabeza...
En estos momentos, la crisis del PP es más mediática que real.
Ahora bien, de aquí al Congreo de Valencia y el desarrollo de éste son otra cosa porque, la crisis no supone que unos u otros nombres dirijan el partido sino que unas u otras ideas, valores y principios sean los que se implanten para hacer política desde el PP.
Ése sería el debate como bien ha explicado, desde hace días, Esperanza Aguirre. Tiempo al tiempo.
Saludos a todos desde una, hace ya muchos días, chipiada Jaca.
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