O lo que es lo mismo, Zapatero enfrentándose a sí mismo y a sus contradicciones. Algo que, por cierto, nunca le ha supuesto ningún problema. ¿Por qué a ETA sí y a Ibarreche no? ¿Qué ha cambiado?
He aquí el texto de las preguntas:
A) ¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia, si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?
B) ¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un Acuerdo Democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco, y que dicho Acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?
¿Les suenan? Seguro que sí. Las han visto escritas estos últimos años, casi con las mismas palabras, idénticas.
Escribe Edurne Iriarte en el ABC de hoy lo siguiente: “La primera pregunta de Ibarretxe, la de la petición de acuerdo para un final negociado de ETA, es exactamente la misma que la planteada por Zapatero al Congreso de Diputados para legitimar su negociación con los terroristas. Y la segunda, la del acuerdo entre los partidos vascos sobre el derecho a decidir, es la que aceptó Zapatero para la mesa de partidos con ETA. La mesa de partidos a la que dio el visto bueno. La que confirmó Rubalcaba. La que comenzó a andar pero fue frustrada por el aumento de exigencias de ETA, que no por el arrepentimiento de Zapatero”.
Comparen este párrafo de Ibarreche: “… un proceso de final dialogado de la violencia… si ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin…” con éste de la Resolución que presentó el Grupo Socialista y aprobó el Congreso en mayo de 2005: “…reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo…”
Y es que la irresponsabilidad siempre acaba por pasar factura. Aunque de momento no la esté pagando Zapatero, sino nosotros (de momento, principalmente en el terreno económico).
Y faltan muchas letras por pagar todavía, como tendremos ocasión de comprobar a lo largo de esta legislatura.
He aquí el texto de las preguntas:
A) ¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia, si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?
B) ¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un Acuerdo Democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco, y que dicho Acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?
¿Les suenan? Seguro que sí. Las han visto escritas estos últimos años, casi con las mismas palabras, idénticas.
Escribe Edurne Iriarte en el ABC de hoy lo siguiente: “La primera pregunta de Ibarretxe, la de la petición de acuerdo para un final negociado de ETA, es exactamente la misma que la planteada por Zapatero al Congreso de Diputados para legitimar su negociación con los terroristas. Y la segunda, la del acuerdo entre los partidos vascos sobre el derecho a decidir, es la que aceptó Zapatero para la mesa de partidos con ETA. La mesa de partidos a la que dio el visto bueno. La que confirmó Rubalcaba. La que comenzó a andar pero fue frustrada por el aumento de exigencias de ETA, que no por el arrepentimiento de Zapatero”.
Comparen este párrafo de Ibarreche: “… un proceso de final dialogado de la violencia… si ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin…” con éste de la Resolución que presentó el Grupo Socialista y aprobó el Congreso en mayo de 2005: “…reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo…”
Y es que la irresponsabilidad siempre acaba por pasar factura. Aunque de momento no la esté pagando Zapatero, sino nosotros (de momento, principalmente en el terreno económico).
Y faltan muchas letras por pagar todavía, como tendremos ocasión de comprobar a lo largo de esta legislatura.
2 comentarios:
Muchas cosas me rechinan, de este asunto.
Una de ellas, sin importancia, es comprobar cómo, cuando les interesa a los nacionalistas, no les importa redactar en español.
Otra, comprobar de nuevo como las preguntas trampa de ciertos políticos, son más grandilocuentes cuantas más palabras tengan. ¿"Voluntad inequivoca"? ¿Es que si fuese equívoca seguiría siendo voluntad?
Y mi ejercicio diario de sospecha y mala milk. Cuenta ya Ibarretxe con que su plan no saldrá adeante, pero sera así más facil colar las modificaciones que pretende Patxi López?
Saludos!
Estimado Mike:
A mí también me rechinan algunas cosas. Como sabes, siento una absoluta desconfianza hacia Rodríguez Zapatero, a quien considero una especie de “impostor universal”, muy útil para saber dónde está la verdad: en lo contrario de lo que afirma o promete. No falla.
Me intranquiliza saber que Zapatero e Ibarreche estuvieron dos horas reunidos, y tengo toda la legitimidad del mundo para desconfiar de esa escenificación de desacuerdo, porque ninguno de los dos son de fiar, y porque el primero ha mentido siempre y en todo. Pero donde mi desconfianza se va tornando en certeza es cuando Patxi López apenas uno o dos días más tarde formula su propia propuesta de referéndum, apoyada además por otros miembros del Gobierno. ¿Referéndum, sobre qué? ¿No sobre lo que propone Ibarreche, aunque sea lo mismo que propuso Zapatero en el Congreso hace tres años? ¿Sobre qué, entonces? ¿Una nueva reforma estatutaria? Observemos que el estatuto vasco se encuentra ya en el límite mismo de la máxima descentralización administrativa que permite la Constitución. ¿Por tanto, puede reformarse sin desbordarla? Los nacionalistas conseguirían así, si es que no la tienen ya, la soñada independencia subvencionada por los tontos de los españolitos.
Creo que realmente eso es lo que pactaron Zapatero e Ibarreche en esas dos horas de reunión, aunque luego dijeran discrepar.
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