"Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado, los ciudadanos de Catalunya han ratificado en referéndum y Yo vengo en sancionar la siguiente ley orgánica…"
Así comienza el texto del nuevo Estatuto de Cataluña, sometido ahora, y desde hace tres años, al escrutinio del Tribunal Constitucional. A mí no me cabe ninguna duda de que el texto a debate es abiertamente inconstitucional, pues si no lo fuera la sentencia hace mucho que hubiera visto la luz. El retraso, a mi juicio inaceptable, pues mientras tanto las previsiones del Estatuto se han ido desarrollando, no es otra cosa que la confirmación de su inconstitucionalidad y de que se puede estar buscando, algo más inaceptable aún, una solución de compromiso, una componenda en forma de sentencia “interpretativa” que augura un largo periodo de inestabilidad jurídico-política. Una consecuencia más, y de una extrema gravedad ésta, de la irresponsabilidad del iluminado que nos gobierna.
Parece que la sentencia es inminente, después de que el alto (es un decir) Tribunal (es, de nuevo, un decir), se haya demorado ya mucho más de lo que costó debatir, negociar y redactar el texto del Estatuto.
Me permitiré recordar que el texto fue ratificado con el 73,9% de los votos afirmativos, con una participación que no alcanzó ni a la mitad del electorado: el 49,4%. En total votaron afirmativamente el nuevo Estatuto 1,9 millones de catalanes. Sin embargo, el texto estatutario de 1979 fue ratificado con el 88,15% de votos afirmativos y una participación del 59,7%. Pero es que la Constitución fue votada afirmativamente por 15,7 millones de españoles, de los que 2,7 millones fueron catalanes. En términos porcentuales, el Estatuto obtuvo el apoyo del 36% de los votos sobre el censo electoral de Cataluña, mientras que la Constitución obtuvo un 62% de respaldo.
Ayer los diarios catalanes 'El Periódico', 'La Vanguardia', 'Avui', 'El Punt', 'Diari de Girona', 'Diari de Tarragona', 'Segre', 'La Mañana', 'Regió 7', 'El 9 Nou', 'Diari de Sabadell' y 'Diari de Terrassa' publican un editorial conjunto que algunos han interpretado -y yo soy uno de ellos- como un intento de presión al Tribunal Constitucional.
La dignidad de Catalunya
Pero, permítanme, entre los muchos artículos que estos días se han publicado -y más que habrá-, un pequeño muestrario:
Está sobrando el artículo 8º de la Constitución
Golpe de Estado
El caso de Montilla es paradigmático, defendiendo ahora con la fe del converso un texto en el que no creía y que en su momento, cuando el que mandaba en Cataluña era Maragall, no dudó en calificar de disparate.
Hablaban estos meses pasados los socialistas de que el PP estaba roto, pero lo cierto es que poco a poco se ha ido abriendo un auténtico cisma en el socialismo español, que todavía permanece más o menos silenciado, pero que me parece a estas alturas irreparable y casi definitivo. Más pronto que tarde se hará evidente e inocultable.
¿Es el PSC un partido filial del PSOE? ¿Está sujeto el PSC a la disciplina del PSOE o existe entre ambos algún tipo de convergencia ideológica y estratégica en aspectos tales como la configuración del Estado? Dicho de otra manera, ¿es el PSC socialista o nacionalista? ¿Es el PSC un partido constitucionalista o está fuera del sistema? Algo que el PSOE deberá resolver en breve si quiere seguir siendo un partido nacional y no una confederación de partidos.
En resumen, un imbécil -casi tan irresponsable como imbécil-, al que en el curso de un mítin electoral en el Palau Sant Jordi de Barcelona, hace ya unos años, se le calentó la boca, nos ha traído, como consecuencia de aquel calentón, a una de las mayores crisis institucionales que haya vivido España desde la proclamación de la II República y de la Guerra Civil. Lo que demuestra la fragilidad de nuestro sistema institucional, cuando unas declaraciones irresponsables en un mítin pueden hacerlo peligrar.
Así comienza el texto del nuevo Estatuto de Cataluña, sometido ahora, y desde hace tres años, al escrutinio del Tribunal Constitucional. A mí no me cabe ninguna duda de que el texto a debate es abiertamente inconstitucional, pues si no lo fuera la sentencia hace mucho que hubiera visto la luz. El retraso, a mi juicio inaceptable, pues mientras tanto las previsiones del Estatuto se han ido desarrollando, no es otra cosa que la confirmación de su inconstitucionalidad y de que se puede estar buscando, algo más inaceptable aún, una solución de compromiso, una componenda en forma de sentencia “interpretativa” que augura un largo periodo de inestabilidad jurídico-política. Una consecuencia más, y de una extrema gravedad ésta, de la irresponsabilidad del iluminado que nos gobierna.
Parece que la sentencia es inminente, después de que el alto (es un decir) Tribunal (es, de nuevo, un decir), se haya demorado ya mucho más de lo que costó debatir, negociar y redactar el texto del Estatuto.
Me permitiré recordar que el texto fue ratificado con el 73,9% de los votos afirmativos, con una participación que no alcanzó ni a la mitad del electorado: el 49,4%. En total votaron afirmativamente el nuevo Estatuto 1,9 millones de catalanes. Sin embargo, el texto estatutario de 1979 fue ratificado con el 88,15% de votos afirmativos y una participación del 59,7%. Pero es que la Constitución fue votada afirmativamente por 15,7 millones de españoles, de los que 2,7 millones fueron catalanes. En términos porcentuales, el Estatuto obtuvo el apoyo del 36% de los votos sobre el censo electoral de Cataluña, mientras que la Constitución obtuvo un 62% de respaldo.
Ayer los diarios catalanes 'El Periódico', 'La Vanguardia', 'Avui', 'El Punt', 'Diari de Girona', 'Diari de Tarragona', 'Segre', 'La Mañana', 'Regió 7', 'El 9 Nou', 'Diari de Sabadell' y 'Diari de Terrassa' publican un editorial conjunto que algunos han interpretado -y yo soy uno de ellos- como un intento de presión al Tribunal Constitucional.
La dignidad de Catalunya
Pero, permítanme, entre los muchos artículos que estos días se han publicado -y más que habrá-, un pequeño muestrario:
Está sobrando el artículo 8º de la Constitución
Golpe de Estado
El caso de Montilla es paradigmático, defendiendo ahora con la fe del converso un texto en el que no creía y que en su momento, cuando el que mandaba en Cataluña era Maragall, no dudó en calificar de disparate.
Hablaban estos meses pasados los socialistas de que el PP estaba roto, pero lo cierto es que poco a poco se ha ido abriendo un auténtico cisma en el socialismo español, que todavía permanece más o menos silenciado, pero que me parece a estas alturas irreparable y casi definitivo. Más pronto que tarde se hará evidente e inocultable.
¿Es el PSC un partido filial del PSOE? ¿Está sujeto el PSC a la disciplina del PSOE o existe entre ambos algún tipo de convergencia ideológica y estratégica en aspectos tales como la configuración del Estado? Dicho de otra manera, ¿es el PSC socialista o nacionalista? ¿Es el PSC un partido constitucionalista o está fuera del sistema? Algo que el PSOE deberá resolver en breve si quiere seguir siendo un partido nacional y no una confederación de partidos.
En resumen, un imbécil -casi tan irresponsable como imbécil-, al que en el curso de un mítin electoral en el Palau Sant Jordi de Barcelona, hace ya unos años, se le calentó la boca, nos ha traído, como consecuencia de aquel calentón, a una de las mayores crisis institucionales que haya vivido España desde la proclamación de la II República y de la Guerra Civil. Lo que demuestra la fragilidad de nuestro sistema institucional, cuando unas declaraciones irresponsables en un mítin pueden hacerlo peligrar.
Pero, al margen de ello, ese personaje -el Bush español- hace tiempo que debería haber sido apartado de toda responsabilidad política.
3 comentarios:
Hablando en días pasados con Sempietnos-juez en excedencia y que ha ejercido durante venticinco años como Magistrado- me decía que la derogación del Recurso Previo de Inconstitucionalidad durante el gobierno socialista de Felipe González pudo ser subsanado durante los ochos años de gobierno del PP e inexplicablemente no lo hizo.
El gobierno de Aznar pecó de ceguera e incompetencia en la cuestión del Recurso Previo de Inconstitucionalidad, al ser incapaz de percibir su trascendencia futura, ya que debiera de haber repuesto el recurso mediante Ley Orgánica en el momento en que disponía de mayoría absoluta.
El no haberlo hecho nos ha conducido a la sitaución en la cual estamos,Oroel,unido a la tardanza de una sentencia que lleva tres años cocinando y negociando cuando se sabe perfectamente que el Estatut es claramente inconstitucional.
Esa derogación del recurso de recurso previo,ha preparado el terreno a la modificación encubierta de la Constitución a través de la reforma de los Estatutos de autonomía.
Al igual que el hecho establecido en la Constitución de que la aprobación de las modificaciones a los Estatutos autonómicos precisara únicamente de mayoría absoluta y no de los dos tercios de los diputados, es muy probable que la eliminación del Recurso Previo de Inconstitucionalidad se hiciera con la inconfesable intención de modificar la Constitución sin contar con el consenso amplio con el que fue aprobada.
La solución para el futuro, consistiría en incluir el Recurso Previo de Inconstitucionalidad en la Constitución, para evitar que una nueva mayoría absoluta lo pueda eliminar de nuevo sin contar con el consentimiento de la oposición.
Buenas tardes. Parece, señor Oroel, que tiene muy claro que el Estatuto de Cataluña es inconstitucional a pesar de que no ha habido un dictamen al respecto de nadie más que del PP. Yo no lo sé si es inconstitucional, tengo mi opinión pero prefiero que sean los expertos que se supone que son los que saben los que emitan la sentencia. Por cierto, entiendo eprfectamente que tengas dudas sobre el TC pero si no creemos en la "justicia" no sé qué hacemos, la verdad... Es como el que dice que los árbitros en un deporte están manipulados (¿entonces para qué jugamos?). Por cierto, supongo que tu falta de credibilidad en el TC también viene por su falta de renovación que no sé de quién será culpa...
En cuanto al apoyo popular y las votaciones. Pues sí, votarían menos de la mitad de los catalanes pero comparalo con el porcentaje de las autonómicas catalanas. Hay diferencia pero no tanta como haces creer. El problema en Cataluña y en el resto de España es la indiferencia a la que nos han llevado los políticos. No quiere decir, en mi opinión, que todos los que no votaron el Estatuto (a favor o en contra, no se olvide) estén en contra de él o en desacuerdo. Es algo más complejo. Ah, y la consulta es igual de válida aunque solo hubiera votado una persona. Es lo que hay.
Por último, y es algo ya persona, creo que pierde credibilidad y seriedad rebajándose al insulto a los políticos pero, bueno, eres libre de hacer lo que quieras.
P.D.Supongo que es un olvido involuntario el que no hayas hablado en este blog (o yo no lo he visto) de las desbandadas de UPyD, ese partido tan democrático que lidera con mano de hierro Rosa Díez.
Estimado Alberto:
1.- Las razones por las que creo que el Estatuto es inconstitucional ya las he expuesto: no sólo porque lo que he leído de él así me lo parece, sino porque tengo la sospecha fehaciente (el convencimiento) de que el retraso del TC se debe a eso precisamente, a que no saben cómo redactar una sentencia “interpretativa” que no sea un escándalo y una fuente inagotable de problemas. Creo que es un esfuerzo baldío: será ambas cosas. Una vez que sale la pasta de dientes del tubo es imposible volver a meterla.
2.- Te estoy dejando la puerta abierta al contrargumento de los otros estatutos aprobados y con cláusulas similares al catalán. Esa es una lamentable consecuencia del procedimiento de revisión de la posible inconstitucionalidad de las leyes: que alguien debe denunciarlas. Y si por mor de un pacto político, más o menos espurio, nadie denuncia, una ley claramente inconstitucional (que hubiera sido conceptuada así, si hubiera sido juzgada) pasa a incorporarse a nuestro ordenamiento jurídico. No hay país que soporte sin romperse tarde o temprano un sistema legislativo tan estúpido y con tan pocas garantías. Y esa ruptura se producirá tanto más temprano cuanto menor sea la lealtad constitucional de los partidos políticos. En el caso de los nacionalismos, más bien escasa, como es sabido.
Pero, si me has leído en alguna otra ocasión, ya sabrás que yo soy profundamente antiautonomista, postura a la que he llegado progresivamente al ver la evolución de las cosas. Pero no por ello creo ser menos demócrata. Yo voté favorablemente la Constitución. Hoy, visto a dónde hemos llegado, votaría en contra.
3.- La falta de credibilidad en el TC, más que en la falta de renovación, prevista en la Ley, deriva de la forma de nombramiento de los magistrados y, en mi caso, de las vinculaciones del marido de María Emilia Casas con el nacionalismo catalán, y con los trabajos previos a la redacción del Estatuto catalán, algo que debiera haber justificado la recusación de la presidenta.
4.- La consecuencia de las reformas estatutarias que tan irresponsable como estúpidamente alentó Rodríguez están suponiendo la reforma encubierta de la Constitución al margen de los procedimientos legalmente establecidos, algo que para una persona como yo que considera que una de las patas de la Democracia es el imperio del Derecho, resulta inaceptable. Algo que, evidentemente, a Rodríguez, con menos principios que yo y mucho más livianos parece tolerable e incluso deseable.
PD.: Hay muchas cosas de las que no escribo en este blog, porque no las sigo todas con la atención y detalle que debiera, antes de escribir de ellas, y porque no tengo tiempo material.
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