miércoles, noviembre 11, 2009

En España no cabe un solo tonto más


La Junta de Extremadura financia un cursillo de masturbación: ¿tan tontos y carentes de iniciativa son los jóvenes de hoy que hasta eso hay que enseñárselo? No me lo puedo creer.

Los tontos no son los jóvenes, que seguramente han aprendido a masturbarse sin ayuda, sino los adultos que cobran del dinero público, que no sólo tienen estas ideas tan estúpidas -yo mismo tengo cientos de ellas cada día, pero las olvido y, sobre todo, las callo-, sino que en lugar de desecharlas se aprestan a llevarlas a cabo. Paga el contribuyente.

El título del curso: “El placer está en tus manos”. Su propósito, dicen: "fomentar la autoexploración sexual y el autodescubrimiento del placer". Insisto: en serio, ¿hay que fomentar, más aún, la autoexploración sexual entre los jóvenes? ¿No se autoexploran suficientemente? ¿No lo hacen bien, quizás? A los de mi generación nunca nos hizo falta que nos fomentaran eso.

Seré breve porque ya se ha escrito mucho sobre la noticia.

En plena crisis la Junta de Extremadura se gasta el dinero en una campaña de masturbación

Los placeres de la Lola

Pero la estupidez es creativa y abarca todos los ámbitos. La pseudoprogresía la incentiva y promueve, cierto, pero mucho más el nacionalismo. Ya he dicho en alguna ocasión que el nacionalismo tiene sobre los tontos el mismo efecto que la lluvia sobre los champiñones: les hace brotar y sacar la cabeza.

Vean la estupidez de los nacionalistas de ERC y de CiU, no mayor en este caso que su mala educación.

El Parlament contrata traductores de español para atender una visita de Nicaragua

¿Pensarían los miembros de la delegación nicaragüense que sus interlocutores desconocían el castellano? Porque si llegaron a saber -y con seguridad acabarían sabiéndolo- que quienes les hablaban en catalán, dominaban también el castellano, no cabe duda de que llegarían a una penosa conclusión sobre la capacidad intelectual de esos individuos y su profundísima descortesía.

Pero observen: “los dos intérpretes contratados no sólo han traducido del catalán al castellano, sino también del castellano al catalán, pese a lo cual ninguno de los diputados presentes ha utilizado los auriculares del servicio de interpretación”.

¿Qué tienen en común ambas historias? Al menos dos cosas: la profunda estupidez de sus protagonistas y que esa estupidez la sufragamos con dinero público. Si hubieran de pagar esas iniciativas de su bolsillo muy posiblemente no se las permitirían.

¿Creen que en este país podremos salir alguna vez de la crisis sin librarnos antes de todos esos estúpidos que nos gobiernan?
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