martes, abril 28, 2009

Cosas del nacionalismo

Consecuencias:


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¿Y por qué no Santa Coloma de Gramanet?


¡Es tan difícil ser coherente!
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9 comentarios:

Mike dijo...

Vaya nivelazo, eh???

Alejandro dijo...

Esta misma discusión la tuve yo con uno de estos que me hablaba del derecho de autodeterminación de los pueblos (el derecho a decidir por si mismos).

Y precisamente puse el ejemplo del Valle de Arán.

El problema es que "pueblo" es un concepto difuso y, en muchos caso, subjetivo. Difícilmente se puede legislar en virtud de un concepto tan etéreo.

Cuando lo hacemos, nos ocurren cosas como estas: los araneses dicen que no son catalanes, y, con suerte, tres pueblos del valle de Arán dirán que no se consideran Araneses.

Pasa lo mismo en Baleares. Hay gente que dice que el Mallorquín no es catalán. Quieren que lo que se estudie en su tierra sea el mallorquín. Los catalanistas dicen que esto es una tontería, que lo que se habla en Baleares es catalán.

Pero ¿y el sentimiento de los mallorquines donde queda? Oprimido y sojuzgado por una autoridad superior intervencionista y "centralista".

Esto es lo que pasa cuando tratamos de dividir a la gente según un concepto abstracto como el de "pueblo". ¿Qué es un "pueblo"? ¿dónde empieza uno y acaba el otro? ¿Los araneses a qué pueblo pertenecen?

¿Pertenezco yo al mismo "pueblo", a la misma "identidad nacional" que un pastor del valle de Hecho, cuando tengo mucho más en común con una persona Australiana de mi edad, formación y nivel cultural?

Oroel dijo...

Alejandro:

Esta apelación al pueblo tal o al pueblo cual debería ser desterrado definitivamente del vocabulario político. El concepto de pueblo, y más tal como lo emplean los nacionalistas, es muy similar al que usaba el fascismo, y no tiene nada que ver con el concepto anglosajón “people”. Pueblo, para los nacionalistas, es el conjunto que engloba a un colectivo diferenciado, dotado de ciertas características distintas del resto y únicas: algo que identifica a los miembros de la tribu. La raza, la cultura o, mejor aún, la lengua. Y esos rasgos diferenciales justifican diferentes derechos y deberes. No vale la ciudadanía moderna, amparada por un conjunto de normas establecidas de forma democrática. No sirven los derechos y deberes constitucionales de un país democrático, moderno y consolidado. Tienen que ser “otros” derechos y “otros” deberes.

Y no digamos ya cuando el pueblo en su conjunto se erige en titular de derechos, con preeminencia sobre los individuales... El fascismo está servido.

Es tan elástico el concepto, y tan equívoco, que puede justificar una segregación infinita: Cataluña frente a España, el valle de Arán frente a Cataluña... Los nacionalistas necesitan un territorio e identifican todo lo que se encuentra dentro de sus fronteras como “su” pueblo. Pero, ¿y el pueblo gitano? O, ¿son parte del “pueblo” catalán quienes se sienten españoles, quienes votan a Ciudadanos o al PP, quienes critican y se sienten agredidos por las imposiciones lingüísticas?

Alejandro dijo...

Hombre, evidentemente, al ser el de "pueblo" un concepto subjetivo y elástico es posible excluir de él a voluntad a todos los que te apetezca.

Todos hemos oido cosas como "no son verdaderos catalanes" y cosas mucho peores.

A MI "pueblo" pertenece el que yo quiero y como es imposible hacer una definición o delimitación exacta, pues no hay forma de discutir.

En la misma discusión citada anteriormente yo alegaba que el concepto de "pueblo" no existe de forma real, si lo hace es en el mismo nivel que la "hermosura" o la "bondad".

Pero, me replicaban. Los pueblos son reales, todo el mundo se siente perteneciente a un pueblo o nacionalidad.

Bueno, pero también muchísima gente cree en Dios y eso en modo alguno demuestra su existencia.

El que todo (o casi) el mundo SIENTA que pertenece a un colectivo superior a sí mismo no quiere decir que ello le de carta de naturaleza política a ese colectivo, ya que los sentimientos son irracionales, libres, cambiantes y no mensurables.

Alejandro dijo...

Parece que Carlos Martínez Gorriarán nos haya leido el pensamiento. He aquí un fragmento de su último artículo aparecido en la web de UPD.

...la política no debe caer en sentimentalismo. En efecto, el sentimentalismo, esa plaga herencia del romanticismo –en España no demasiado brillante, todo hay que decirlo, y por eso más afectada por la plaga-, se expresa políticamente en el nacionalismo, y también en los diversos populismos y totalitarismos con los que aquél anda habitualmente entreverado. ¿Quién no ha oído decir mil veces, sobre todo si vive en Cataluña o en el País Vasco, que el nacionalismo es un sentimiento íntimo que no puede comprender quien no lo experimenta? Pues si hemos de dar la razón a esa tesis, la consecuencia inmediata es que tal sentimiento debe ser excluido de la política democrática, necesariamente racionalista porque debe ser comprensible para cualquier mente normal sean cuales sean sus sentimientos. Una política irracional, volcada en los sentimientos de una parte de la población y concebida para satisfacerlos, es cualquier cosa menos democrática, entre otras cosas porque excluye a la parte con unos sentimientos diferentes o que, sencillamente, no pone sus sentimientos, que son privados o para su círculo más íntimo, por delante de sus convicciones, derechos, obligaciones o legítimos intereses. Esta es una de las razones de que la política nacionalista siempre acabe colisionando, tarde o temprano y violentamente o no, con la política democrática."

Oroel dijo...

A Alejandro:

Brillante, ciertamente.

La Voz de la Conciencia dijo...

Es curioso que los que suelen hablar de "pueblo" son los nacionalistas españoles. Y se empeñan en que los demás son los que utilizan esa palabra y/o concepto. Son los que hablan de banderas y se la ponen en la solapa los domingos.
Por cierto, lo del catalán en las Baleares no solo lo dicen los catalanes, lo dice el estatuto de las Islas Baleares que creo que fue apoyado por el PP.

Alejandro dijo...

Pues serás tú el que te pones banderas en la solapa.

Yo no lo he hecho nunca, desde luego.

Oroel dijo...

A Alejandro y a la Voz de la Conciencia:

Yo sí me pongo la bandera de España en la solapa, un día: el 12 de octubre, día del Pilar y de la Hispanidad. Traje, corbata, cachirulo al cuello y un pin con la bandera de España en la solapa. A celebrar las dos cosas, a la patrona de Zaragoza y la Hispanidad.


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