viernes, marzo 27, 2009

Análisis sobre la corrupción

No estoy enteramente de acuerdo con el autor del artículo, pero coincido con él en su principal conclusión: que “la principal causa de los escándalos es el alto número de cargos de designación política en las instituciones nacionales, autonómicas y locales. Son redes clientelares que viven de que su partido gane las elecciones”.

Creo que la situación será similar en otras instituciones y en otros lugares de España, pero es particularmente cierta en Aragón.

¿Por qué hay tanta corrupción en España?

En mi opinión, el que quiera trabajar en la Administración, que oposite. Pero ahora parece que no, que se puede trabajar en ella con más responsabilidades y mejor sueldo si se tienen los contactos adecuados en el partido que gane las elecciones. Personal de confianza, les llaman (lo que implica, quizás, que los funcionarios, entonces, no son de confianza)
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Y este otro artículo de José Barea:

Ética y transparencia en la gestión pública

Comparen ahora estos análisis con la tibieza de Marcelino Iglesias:

Iglesias lamenta las "desviaciones" urbanísticas y las atribuye a "un problema ético".

El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, lamentó hoy las "desviaciones" y "excesos" vinculados al desarrollo urbanístico, fenómenos que vinculó a "un problema de actitud personal, ético". ¿Si es un problema de actitud personal, cómo demonios podríamos afrontarlo con garantías? ¿Tal vez instituyendo órganos de control eficaces o comprometiéndose a que los que ya hay funcionen? ¿Tiene Marcelino Iglesias algún compromiso en ese sentido?

Esto es lo que he escrito en el foro de El Periódico de Aragón, como comentario a esa última noticia: “Muy bien, Marcelino, yo te reclamo esa actitud personal, ética: el lunes mismo presentas ante las Cortes el proyecto de ley de creación de la Cámara de Cuentas como prueba indeclinable de tu compromiso ético y personal. Con siete años de retraso ha debido darte tiempo de prepararlo. Lo debes tener en algún cajón. Sólo falta encontrar la llave, desempolvarlo y llevarlo al registro de las Cortes.

Hagamos apuestas: a que no...”
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