Necesito sólo tres palabras para definirle, pero ni una menos.
Los niños españoles pagan la crisis
La beneficencia y la caridad suben hasta un 72%, pero todavía son insuficientes
Pasarán dos o tres lustros. Nos olvidaremos de su rostro y hasta de su sonrisa y de sus gestos, y seguiremos pagando las consecuencias de su paso por el Gobierno. Su capacidad de destrucción es increíble, tanta es su incompetencia y su sectarismo.
A veces, oyéndole hablar me recuerda a aquellos progres fuertemente ideologizados de mi época de estudiante. Me hubiera estremecido pensar que alguno de ellos, con un bagaje ideológico y cultural claramente radicalizado y esquemático, pudiera tener entonces la más mínima responsabilidad de gobierno. Y pasados los años, aquella pesadilla se ha hecho realidad. Las consecuencias van a durar mucho tiempo.
Los niños españoles pagan la crisis
La beneficencia y la caridad suben hasta un 72%, pero todavía son insuficientes
Pasarán dos o tres lustros. Nos olvidaremos de su rostro y hasta de su sonrisa y de sus gestos, y seguiremos pagando las consecuencias de su paso por el Gobierno. Su capacidad de destrucción es increíble, tanta es su incompetencia y su sectarismo.
A veces, oyéndole hablar me recuerda a aquellos progres fuertemente ideologizados de mi época de estudiante. Me hubiera estremecido pensar que alguno de ellos, con un bagaje ideológico y cultural claramente radicalizado y esquemático, pudiera tener entonces la más mínima responsabilidad de gobierno. Y pasados los años, aquella pesadilla se ha hecho realidad. Las consecuencias van a durar mucho tiempo.
¡Pobre España, pobres españoles!
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