sábado, diciembre 06, 2008

Conversión a la fe nacionalista

Hay un artículo de Lepoldo Cuesta cuyo enlace incorporé a un artículo mío y que ahora no aparece, que era tremendamente revelador.

Nación histórica frente a Nación planificada

Afortunadamente he podido rescatarlo en Internet. No quiero arriesgarme a perderlo de nuevo.

La nación del PSC


Leopoldo Cuesta

Publicado por Redacción Minuto Digital 22 Septiembre 2008

Pues sí queridos míos. Este verano, ha sorprendido a cronistas tanto de izquierda como de derecha, la conversión del Partido Socialista de Cataluña (PSC) a la fe nacionalista. A unos les ha parecido una traición, a otros simple oportunismo. Y no estoy de acuerdo con ninguno de ellos.

Defiendo la tesis de que la evolución del socialismo en general, y del PSC en particular, hacia posiciones nacionalistas, forma parte del desarrollo coherente del colectivismo, del culto a la Comunidad, y del desprecio al individuo.

El socialismo se basaba en una supuesta ventaja económica de la planificación centralizada, frente a la búsqueda individual de la felicidad a través de la consecución de objetivos personales. Esta suposición, se podía contrastar con la realidad, y eso ha sido precisamente lo que ha ocurrido a lo largo de todo el siglo XX: el fracaso del Socialismo ha sido total y sin paliativos…pero…¿Donde se iban a refugiar los quienes no creen en la persona?, muy fácil: en la Nación Planificada: En el Nacionalismo.Y hablo de Nación Planificada, para distinguir la «Comunidad Popular» nacionalista, de las Naciones Históricas realmente existentes.

Nadie planifica la existencia de las Naciones Históricas. Son fruto de millones de hechos aislados independientes entre sí. Fruto de victorias y derrotas militares, de habilidades y torpezas. Los hechos que modelan una Nación Histórica, podían haber ocurrido de otra manera, pero entre todas las infinitas posibilidades, solo una es históricamente cierta.

En las Naciones Históricas los individuos conservan la libertad, porque no deben ajustarse a ningún modelo preconcebido, es la Nación la que se nutre de ellos. ¿Ejemplos concretos?, tenemos uno muy cerca: España. España es una Nación Histórica.

Las Naciones Planificadas de la mitología nacionalista, obedecen a un proyecto ideológico abstracto. Sus fronteras, su cultura y su idioma, no son fruto de las decisiones de sus ciudadanos, sino del proyecto alucinado de los «verdaderos patriotas». Las naciones Planificadas son un mero artificio, diseñado por burócratas, al margen de cualquier control democrático. Las Naciones Planificadas, al ser falsas, hay que fabricarlas. Y a ese objetivo deben plegarse las vidas y las haciendas de las personas. Quien no lo haga, queda excluido de la «comunidad nacional».

¿Ejemplos concretos?…también los tenemos muy cerca: «Euskal Herria» «Els Països Catalans» «Galiza», son Naciones de diseño, Naciones Planificadas. Falsas Naciones, que no han sido producidas por la Historia.

Esta ideológica, prácticamente una religion, es el refugio ideal para quienes huyen del fracaso del socialismo. Al ser mística, no hay que demostrar nada, pase lo que pase el mito se mantiene. ¿Alguien tiene una idea mejor para seguir viviendo del cuento?. Por supuesto esta «Construcción Nacional» supone la destrucción de las personas que tienen la desgracia de vivir en esos territorios. Incluso la destrucción de la cultura que el nacionalismo dice defender.

Les voy a contar una historia… Puede que a los lectores más jóvenes les cueste creerlo, pero hace más de 30 años, en pleno franquismo, el catalán fue un idioma de enorme prestigio, tenia amigos en todas partes y estaba en plena expansión. A día de hoy, el catalán está perdiendo terreno demográfico. Es un idioma poco atractivo para los estudiantes, y no es económicamente rentable. Cuando la gente puede elegir, elige el castellano. Socialmente, el catalán solo se habla cuando se impone coactivamente. No es autónomo, depende de subvenciones y prebendas. Si el régimen nacional-socialista se desmorona, el idioma catalán va a tener grandes dificultades para sobrevivir al siglo XXI.

¿Qué ha pasado en estos años? ¿Cómo es posible que después de 3 décadas de gastar ingentes sumas de dinero en potenciar el catalán, su crecimiento esté paralizado?.

La verdad es tan simple, que un nacionalista es incapaz de verla: la ciudadanía percibe que el catalán ha dejado de ser un idioma para convertirse en un arma, un instrumento sectario de segregación social y política, con el único objetivo de crear una «comunidad popular» mística, cultural y lingüísticamente pura, cuya identidad se basa en el odio a España.

El mito se alimenta a sí mismo, pues el retroceso social del catalán, es utilizado por el nacionalismo para aumentar el victimismo y la presión sobre la población al grito de… ¡el catalán se extingue!. El separatismo jamás podrá asumir la realidad de que el retroceso del idioma catalán, su perdida de prestigio, y su inutilidad económica, son fenómenos de su exclusiva responsabilidad.

Pero aún asumiendo la realidad de esa decadencia ¿esta justificada la imposición del catalán?. Desde el respeto a la libertad de la persona, en absoluto. Si el nacionalismo cree realmente que el catalán, el vasco, o el gallego están en vías de extinción ¿existe mayor crueldad que formar a una generación de niños en idiomas que se extinguen? ¿Alguien ha pensado en ellos como personas?…en sus vidas, en sus opciones de futuro…¿A alguien se le ocurriría imponer el latín en la escuela para «salvar» ese idioma?

La supuesta nación catalana se ha convertido así, en la nación de los nacionalistas. Sus fronteras son sus prejuicios, su bandera el totalitarismo, y su futuro, el rencor y la pobreza.

Esta «Nación» es la que en su último congreso, asume el PSC como parte de su proyecto. ¿De verdad les parece tan extraño? ¿Creen que hay grandes diferencias entre la «construcción del socialismo» y la «construcción nacional»?

El Socialismo y el Nacionalismo son ideologías anti-persona. No pueden soportar que la gente haga lo que desea hacer, y no «lo correcto». Por eso los puentes entre ellas están siempre abiertos para transitarlos en ambos sentidos.

Si el PSOE todavía no se ha colgado del nacionalismo, es porque no encuentra Nación de la que ahorcarse. En España, el nacionalismo español esta desprestigiado y es prácticamente inexistente……Aunque no crean, en otras latitudes, nuestro idioma también se utiliza para destrozar países. De eso entienden mucho los Estados Unidos, donde grupitos indigenistas, quieren romper la unidad lingüística de la gran republica norteamericana, utilizando el español como ariete…

Aunque eso ya es otra historia…y es demasiado larga para un solo artículo.

Por hoy basta de charla…quizás volvamos a encontrarnos.

¡Hasta otra amigos!
.

13 comentarios:

Cristóbal dijo...

Estimado amigo Oroel:

Desde mi punto de vista la transmutación del socialismo en nacionalista es un fenómeno absolutamente natural y consecuente con sus raíces.

Los nacionalismos y las diversas teorías socialistas se originan a partir de las convulsiones ideológicas que supusieron la caída del antiguo régimen, la revolución francesa. Los dos fueron propagados simultáneamente por el movimiento romántico (es curiosa la militancia simultánea de literatos, músicos y pintores en las dos corrientes). La separación de ambos sólo se da durante un, relativamente, corto periodo de tiempo. La unidad del internacionalismo del socialismo proletario se termina prácticamente en la primera guerra mundial y sólo la actividad de determinados partidos comunistas financiados por la URSS la mantuvieron, mas como una ficción que como un proyecto.

Los dos movimientos se basan en la fijación de unos mitos como puntos de arranque. [Curiosamente se suelen citar como inicio del prerromanticismo la aparición de unos poemas gaélicos compuestos por el bardo Ossian, a pesar de que se demostró que fue un fraude, todavía hay quien se pregunta por el verdadero lugar de nacimiento de este personaje.] Los dos respiran de unos aires cosmopolitas y burgueses y al mismo tiempo religiosos. Los dos mantienen discursos utópicos y proféticos. Los dos se rodean de símbolos, de cánticos y escenografías similares. Y los dos utilizan la presunta existencia de un enemigo para reclamar la unidad y la cancelación temporal de las libertades.

La transmutación de unos en otros es cosa absolutamente natural. ¿No se transformó Mussolini? ¿No lo hizo en su momento Mao? (Para los confusos repasar el conflicto Ruso-chino) ¿De dónde han salido los nacionalistas serbios o croatas? ¿Cómo explicar la transmutación de los líderes soviéticos en nacionalistas (por ejemplo, Eduard Shevardnadze?) ¿Qué es el régimen cubano sino una curiosa mezcla de nacionalismo y comunismo?

En fin, mi tesis es que la evolución del socialismo al nacionalismo es algo consustancial a esas mismas ideologías.

En eso parece que coincidimos.

Anónimo dijo...

La Voz de la Conciencia

Sabes lo que pasa Carlos56?. Pues que tu tesis va coja. Compara el socialismo con el nacionalismo y deduces su convergencia. Coge cualquier otro movimiento político, del signo que sea, y comparalo con el nacionalismo y verás, también, su convergencia. Todos somos nacionalistas, incluso Einstein. Al analizar una parte con elt odo, compruebas que esa parte está incluída en el todo. Es así de sencillo.

Oroel dijo...

Dilecto amigo Carlos56:

Carezco de tu erudición y, especialmente, de esos conocimientos sobre las raíces románticas, y aún anteriores, del socialismo.

Pienso que el principio esencial del socialismo, “la justa remuneración de los medios de producción”, sigue siendo válido, aunque quizás porque trasciende al propio socialismo. Podría ser perfectamente un principio cristiano y desde luego se inscribe sin dificultad en esa aspiración universal por la justicia. Por la Justicia.

No encuentro en el socialismo ningún otro principio que me seduzca. El igualitarismo me espeluzna, sobre todo cuando para alcanzarlo hay que sacrificar la Libertad. “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”, dijo, creo, un presidente americano cuyo nombre no recuerdo.

El socialismo no puede acabar con el capitalismo o, mejor, con el libre mercado y con el derecho de propiedad. Su intento ha sido una inmensa tragedia en el siglo XX que aún perdura en algunos países. La contribución del socialismo a la economía de libre mercado y a la sociedad que ha generado ésta se reduce -aunque tampoco hubiera hecho falta el socialismo para una tarea tan elemental y tan obvia- a señalar los defectos de la misma: la existencia de posiciones de dominio, de externalidades indeseadas, de información privilegiada, de riesgo de concertación de precios, del riesgo de oligopolios... Es por eso que el liberalismo ha aceptado como necesarias determinadas políticas de regulación del mercado que hoy son imprescindibles y sin las que la economía se convertiría en una jungla. Ese es el papel del Estado. E incluso aceptamos la presencia de los poderes públicos como actores económicos -o más bien como prestadores de servicios- en determinados sectores muy tasados, básicamente la sanidad, la educación y las obras públicas.

¿Qué queda entonces del socialismo? Es una pregunta interesante. Y trasladada a España sólo tiene una respuesta desoladora. Pensemos en personas que hoy se dicen socialistas: el alcalde de Getafe por ejemplo, o Almodóvar, Barceló (¿qué piensa Barceló de la justa remuneración de los factores de producción después de cobrar seis millones de euros por la célebre cúpula de las Naciones Unidas?), o Anabelén, Bibiana Aído, José Blanco... ¿Qué piensan todos ellos del igualitarismo? El socialismo que representan todos estos personajes no tiene ciertamente nada de socialista. Sólo es pseudoprogresía: es decir, diletancia, frivolidad e hipocresía. Y en algunos de ellos, mucha estupidez.

¿Tiene un cuerpo doctrinal el socialismo español? ¿Es socialista la imposición del catalán en la educación en Cataluña? ¿Es socialismo la compra de coches de lujo y el derroche público? ¿Es socialista la consagración de las diferencias económicas y de derechos en los estatutos de autonomía? En contra de lo que dice el autor del artículo, Leopoldo Cuesta, a mí sí me sorprende esa confluencia con el nacionalismo, no sólo porque choca frontalmente con las raíces mismas del socialismo, con aquel igualitarismo y aquel noble afán por la justicia social, sino porque choca incluso con esta pseudoprogresía diletante y frívola. Si este socialismo chorras se pretende moderno y liberador (falsamente liberador), el nacionalismo resulta tremendamente arcaico y opresor.

Pero esta gente convive muy bien con sus contradicciones, sin mayores problemas.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

No insistas. Solo sois nacionalistas los tontos. Y te sorprenderá saber que hay gente que no es tonta. O no tan tonta como para ser nacionalista.

Cristóbal dijo...

# Anónimo:

Una característica de determinados estados (me refiero a los febriles) es la desorientación conceptual, temporal y del propio discurso. Es totalmente normal, por lo tanto, su confusión a la hora de reinterpretar los términos, atribuir intenciones a terceros y volver, una y otra vez a los mismos puntos, olvidando las manifestaciones propias.

Aunque un observador poco avisado podrían parecerles estados paranoicos característicos de patologías más serias, créame no es nada que un buen especialista no pueda tratarle. Y sí, no se preocupe, seguro que el especialista también será nacionalista y se lo pasará “chachi piruli” con él. Resulta sencillo ¿No?

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Seguimos teniendo ciertas ensoñaciones que nos hacen creer que el socialismo tiene factores positivos. Recordamos la imagen de una Suecia socialista. Recordamos como en alguna ocasión se nos dijo que el franquismo era una forma de socialismo sin socialistas. Fue, por así decirlo, un modelo que, en nuestra juventud, se nos proponía desde ámbitos muy diferentes.

Entre otros, recordamos los movimientos cristianos por el socialismo. Y, efectivamente debe existir una identificación entre determinados conceptos socialistas y los cristianos:

"En muchos aspectos el socialismo democrático resultaba y resulta cercano a la doctrina social católica. En todo caso, ha contribuido notablemente a la formación de una conciencia social." (Benedicto XVI)

No creo que esa cercanía sea meramente casual. Yo me adhiero, con cierta comodidad, a la idea de Nietzsche del socialismo como una evolución del resentimiento y de la "compasión" del cristianismo. Robert Nisbet, en su explicación del desarrollo del socialismo europeo, apunta que para ello "un factor importante fue la apostasía de judíos y cristianos, que recurrían al socialismo como una alternativa."

Pero no quisiera abandonar el hilo de tu post: La conversión a la fe nacionalista. Insisto ,no es en absoluto nueva.

Una "autoridad" en la cuestión nacionalista, Joseph Goebbels, afirmaba: "Si explicamos al hombre de izquierdas que el nacionalismo y el capitalismo, esto es que la afirmación de la Patria y el mal uso de sus recursos, nada tiene que ver uno con otro, que en verdad son como fuego y agua, entonces, igual que un socialista, afirmará la nación, que deseará conquistar".

Otra "autoridad", J.A. Primo de Rivera, cita en alguna ocasión como su militancia se va nutriendo de socialistas y anarco-sindicalistas.

La actual mudanza tiene varias explicaciones, las que describe Leopoldo Cuesta, y las que tú mismo añades en tu último comentario. Todas ellas son, en mi criterio, compatibles con la general que yo apunto (distintas manifestaciones históricas de un mismo proceso patológico).

Pero hay otra visión, la que niega la mayor. Pablo Castellano, en el 2006, decía "Maragall no tiene nada que ver con el socialismo, y tampoco el PSC, que es un partido meramente nacionalista, que utiliza lo de socialista para agradar a los charnegos y buscar sus votos."

Supongo que tendremos ocasión de continuar la plática. Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

De tu último comentario, todo él interesante, yo me quedaría con la afirmación de Pablo Castellano: "Maragall no tiene nada que ver con el socialismo, y tampoco el PSC, que es un partido meramente nacionalista, que utiliza lo de socialista para agradar a los charnegos y buscar sus votos”, porque es particularmente cierta. Pero observa que no es solamente aplicable al PSC, sino a todo el PSOE en su conjunto, pues todo él asume, refrenda y apoya -salvo alguna voz aislada que clama en el desierto- esos postulados netamente nacionalistas y por ello absoluta, ferozmente liberticidas.

De ahí mi perplejidad. Que el PSOE, y la izquierda en general, en su afán igualitarista, que está en sus raíces, ataque a la Libertad o, mejor, recorte las libertades públicas no es raro. Pero lo que ya es antológico es que en su despiste conceptual e ideológico llegue no sólo a recortar derechos y libertades, sino que lo haga laminando además lo que debieran ser sus principios igualitaristas básicos, consagrando la compartimentación del Estado, troceándolo, profundizando en las desigualdades fiscales, financieras y de derechos. Eso es lo sorprendente. Y que además lo haga revistiéndose de unos ropajes que le son extraños, como son los de la pretendida defensa de las libertades y la modernidad, amparando a un movimiento, el nacionalismo, absolutamente retrógrado, insolidario y que camina a contracorriente de la Historia. Me refiero a la trouppe de los de la ceja y del canto a la alegría: a esos pseudoprogres por los que siento tanto cariño como respeto: ninguno.

¿Qué queda de los principios básicos del socialismo en el PSOE? Hay una máxima evangélica que es muy útil para andar por la vida: “Por sus hechos los conoceréis”. Nunca en toda la historia de España se había alcanzado un nivel más bajo en la participación de los salarios en el PIB. Jamás hasta esta última legislatura de Zapatero. Y observa además dos hechos complementarios, que añaden gravedad al dato. El nivel de capitalización de la economía española es menor que el de otros países europeos más industrializados, por lo que la remuneración del capital ha sido en España desproporcionadamente alta. Y nunca en toda la historia de España había sido mayor el número de asalariados y trabajadores, por lo que pocas veces, en comparación siempre, habían sido menores sus niveles retributivos en relación con las remuneraciones y plusvalías obtenidas por el capital. Con un gobierno que se dice socialista.

¿Tiene un cuerpo doctrinal el socialismo español?, me preguntaba yo ayer. Un amigo me señala que sí, que lo tiene: el blog de José Blanco, Pepiño.

Anónimo dijo...

En este último comentario sí que estoy de acuerdo.

Es cierto que la izquierda (la de verdad) admite recortes en las libertades individuales para aumentar la igualdad.

Yo, por ejemplo, desde postulados de izquierdas, limitaría el derecho a la propiedad privada, poniendo un impuesto tremendo a los pisos vacíos, obligando así a sus dueños a venderlos o alquilarlos. Limito el derecho a hacer con tus propiedades lo que quieras en aras de un fin para mi superior.

También habría limitado la libertad de empresa obligando a los bancos a conceder créditos limitados por los niveles de renta de los hipotecados. Hubiera limitado los niveles de endeudamiento hasta niveles razonables y hoy nuestra situación no sería tan lamentable.

Como veis, a mi no me asusta limitar las libertades, pero simpre con criterios económicos y sin que el Estado intervenga en aspectos de la vida personal como tratan de hacer los nacionalismos.

Por otra parte,como has dicho, los nacionalismos son fundamentalmente egoistas e insolidarios (por su propia naturaleza). Por eso no dejo de alucinar cuando alguien se proclama a la vez "de izquierdas" y nacionalista. Menos mal que ha llegado Rosa Díez a poner un poco de sensatez.

¿Por qué pasa esto? Porque esta gente no son de izquierdas de verdad. Son "progres". Tienen una serie de consignas que aprenden de memoria, pero en cuanto escarbas un poco (como he hecho yo en algún blog de esta gente) te das cuenta de que no hay una verdadera ideología (sobre todo económica) subyacente. De hecho muchas veces les he sorprendido defendiendo ideas claramente liberales o llamándome a mi ultramarxista o stalinista.

Supongo que muchos son personas con ideas simplemente liberticidas o autoritarias (como demuestran a menudo con sus manifestaciones y exabruptos) y que buscan ideologías que justifiquen su manía de controlar, porque sí, las vidas de las gentes.

Cristóbal dijo...

Saludos "desde el pueste":

Con independencia de que, para mí, la muda de socialista a nacionalista sea un proceso "normal", la calidad de las convicciones de unos y otros hace que ese trasiego mucho más fácil.

No es solamente que no practiquen lo que predican: El enriquecimiento fácil, la falta de austeridad en los gastos de representación, su empotramiento en los círculos empresariales o financieros, la corrupción, la creación y mantenimiento de grupos terroristas,… Son contradicciones flagrantes entre determinados principios o "valores" del socialismo democrático y su praxis.

La cuestión es la inexistencia de esa contracción por la incomparecencia de estos principios. Efectivamente. ¿Hasta qué punto nuestros socialistas son homologables a otros socialistas europeos?

Como siempre volvamos a los orígenes, esta vez con dos preguntas. ¿Y los socialistas de los años 76-79, de donde salieron? Durante los años 40-75, en el interior de España no se les conoció. Los que existían estaban exiliados y fueron expulsados del partido, formaron el conocido PSOE(H). ¿Cómo es que casi todos los líderes actuales tienen entre sus progenitores pro-hombres del franquismo? La conjunción de las dos preguntas contiene la respuesta a ambas. (Cuando recuerdo el "el todo está atado y bien atado", no puedo por menos que sonreírme.)

Los actuales socialistas y buena parte de los que he conocido estos años, son calificables de "progres" con todas las connotaciones que eso tienen. Pero, además, hay otra especie, los oportunistas, que en este caso recogieron unas siglas que les eran ajenas y construyeron una máquina política y mediática a la medida de sus ambiciones. Tuvieron sus ayudas, pero eso nos aleja del tema.

Un abrazo. Carlos56.

Cristóbal dijo...

Fe de erratas: Donde dice "pueste" debería decir "puente".

Anónimo dijo...

Desde la caída del muro, cuando se evidenciaron las miserias que el socialismo real traía consigo, la izquierda no tiene un ideario claro al que aferrarse. Sólo su relativismo le caracteriza -el cual le permite, para alcanzar y permanecer en el poder, asociarse y echar mano de las minorías, ya sean homosexuales, feministas, islamistas o nacionalistas, sin que importe lo que éstas defiendan o reclamen-.
Si a esto le sumamos las palabras de A. Finkielkraut: ‘La izquierda ya no tiene ideas. Sólo enemigos’, la ecuación es fácil, sobre todo si hablamos de *nuestra* izquierda. En su afán de ser ‘anti’, crean un cacao irresponsable, propio de niños que no aprueban ni el recreo. Lo único que tienen claro es que son anticristianos (favoreciendo a su vez al islamismo), antiamericanos, antiisraelitas (volviendo a favorecer al islamismo), antiliberales, anticapitalistas (aunque el capitalismo de Estado les encanta)… y antinación española (les debe sonar a lo de Una, Grande y Libre ¡qué asquito les da!).

Esto último les une a los nacionalistas, pero no es lo único que tienen en común. A los nacionalistas no les gusta la libertad individual y luchan descaradamente contra la libertad de expresión. Los socialistas saben muy bien cómo usar esas estratagemas. Y hacen piña. Se apoyan y se tapan los unos a los otros, como en una conjura de necios, para asegurar sus poltronas sin medir las consecuencias de sus actos.

No toda la izquierda es así, evidentemente, pero sí la que representa y ha encumbrado ZP. Extraigo una descripción que hizo en una entrevista –que recomiendo- Hermann Tertsch de este gobierno, que me parece más que acertada:
Creo que la nueva generación que llegó al poder bajo Rodríguez Zapatero y sólo gracias a toda una concatenación increíble de accidentes insólitos es la peor cosecha de los fracasos de la sociedad española tras el franquismo. Los denominadores comunes de la misma son la mediocridad y un relativismo tan profundo que hace que sus miembros sean perfectamente inmunes a cualquier discurso que no sea su propia letanía sectaria. Miedosos e insensatos a un tiempo, sectarios, incultos y por ello perfectamente inmunes a la autocrítica, son gente por talante mucho más cercana a los aparatchiks de los regímenes autoritarios o totalitarios que al político humanista de una sociedad abierta democrática.

http://www.bastaya.org/uploads/noticias/index.php?id=13069

Oroel dijo...

A Nika:

Magnífica tu última intervención. Voy a colgar esa entrevista a Hermann Tertsch en un artículo ad hoc.

A todos:

A modo de conclusión, después de leer vuestras intervenciones y reflexionar sobre ellas, creo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el PSOE no es de izquierdas ni creo que se pueda homologar con la socialdemocracia europea. Un partido que ha originado la mayor quiebra social que se recuerda desde la muerte de Franco, habiendo iniciado un periodo de liquidación de la clase media española –tengo que profundizar en ello- y que ha abrazado todas las causas populistas que se le ponen por delante, pero ninguna realmente social ni de defensa de los trabajadores, creo que puede compararse con bastante rigor con el justicialismo argentino o quizás con el PRI mejicano. Pienso que son sus parientes más próximos.

Es por eso que no nos enfrentamos a una izquierda civilizada y digna de respeto, a una socialdemocracia de corte europeo, leal y respetuosa a su vez con el juego democrático. Lo que tenemos enfrente es bastante peor, más peligroso y con muy pocos escrúpulos.

Anónimo dijo...

Gracias, Oroel. Me alegro de que te haya gustado la aportación. No te lo comento en el 'artículo ad hoc' porque, no tan en el fondo, soy muy vergonzosa... :-P

saludos


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