viernes, marzo 19, 2010

Banderas lejanas


Jamestown fue el primer asentamiento permanente inglés en el actual territorio de los Estados Unidos. Fue fundada en el 1607 a orillas del río James sobre una península, en el actual estado de Virginia.

El 28 de agosto de 1565, es decir, nada menos que cuarenta y dos años antes, los españoles fundaban la ciudad de San Agustín de La Florida. Cincuenta y cinco años antes de que los Padres Peregrinos arribaran a bordo del Mayflower a las costas americanas. San Agustín es la ciudad más antigua de los Estados Unidos.

Las trece colonias de la costa Este proclamaron su independencia el año 1776. Ese mismo año, 4.000 kilómetros al oeste, en la costa del Pacífico, los españoles fundaban el fuerte y la misión de San Francisco.

La presencia de los españoles al norte del río Grande es una de las partes de nuestra historia más desconocida y escasamente difundida. Creo que son muchos los que piensan que apenas nos aventuramos en América del Norte, cuando la realidad es que nuestra presencia se prolongó durante trescientos años. Hubo asentamientos y posiciones fortificadas españolas en sitios tan lejanos como Vancouver, Dakota del Norte y el lago Michigan, y nuestra Armada alcanzó las inexploradas costas de Alaska y las islas Aleutianas, a finales del siglo XVIII, después de una serie de navegaciones por el litoral del Pacífico norteamericano.

Pocos saben que Rusia y España estuvieron a punto de entrar en guerra cuando los barcos rusos que descendieron por la costa del Pacífico se encontraron frente a los cañones de las fortificaciones españolas que ya llevaban muchos años asentados en San Francisco, Monterrey, Santa Bárbara, Los Ángeles y San Diego.

Fueron españoles los primeros europeos en cruzar el Mississipi, los primeros que avistaron las grandes manadas de bisontes de las praderas del medio Oeste, los primeros que llegaron al Gran Cañón del Colorado (García López de Cárdenas en 1540) y españoles fueron los caballos de los que procedían las manadas que poblaron luego las praderas y que permitieron que en menos de cien años los indios americanos, que jamás habían visto tales animales, se convirtieran en la mejor caballería ligera de la época. Y todo ello pocos años más tarde de la conquista de Granada, cuando todavía habitaban la Península centenares de miles de moriscos, en pleno Renacimiento europeo.

Siempre me ha intrigado esa parte de nuestra historia, tan descocida para mí. Es por eso que ha sido un hallazgo el libro “Banderas lejanas”, de Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales, recomendado por mi amigo Eduardo y que me he regalado por el Día del padre.

Ya les contaré.
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4 comentarios:

Eduardo dijo...

Amigo Oroel, a mí también me han regalado un libro por el día del padre, que te vuelvo a recomendar "Rincones de Historia española" de León Arsenal y Fernando Prado.Extraordinariamente bueno.

Oroel dijo...

Querido Eduardo:

Lo tendré en cuenta, para cuando acabe este que estoy leyendo ahora.

Un fuerte abrazo.

winston dijo...

Hola Oroel. Me alegro de volver a saludarle. Aunque hace mucho tiempo que no participo en su blog, quiero que sepa que siempre tengo un rato al cabo de la semana para leer sus interesantes puntos de vista. Hoy me he decidido a escribir al ver la portada de Banderas Lejanas, verdaderamente un libro desde mi punto de vista pobremente editado, mal escrito y muy confuso, pero a pesar de todo extraordinario por la gran cantidad de hechos que relata y por tratarse éstos de la parte menos conocida de nuestra historia americana. Algunos de ellos son verdaderamente alucinantes, como el episodio de “La Guerra de la Roca”. La admiración que despiertan los hechos de nuestros antepasados tiene sin embargo su parte negativa, ya que es muy difícil no caer en la melancolía cuando se compara con nuestro estado de cosas.
Por otro lado, leo en un post más arriba un artículo de Carrascal en el que cita al profesor Santiago Niño Becerra. El próximo día 25 estoy invitado a un desayuno de trabajo organizado por el Club de Márketing Zaragoza con dicho economista de ponente para hablarnos de su Crash en 2010. No obstante, no es de mis favoritos: filosofa demasiado y se centra en aspectos generales de la economía mundial y financiera. El caso español no trata de pasada. Nunca le he oído ninguna alusión al ruinoso edificio autonómico o a los 3 millones de funcionarios. Si puedo le haré alguna pregunta al respecto.
Un saludo cordial.

Oroel dijo...

Estimado Wilson:

“Pobremente editado, mal escrito y muy confuso”, dice usted. Llevo leído poco del libro, pero he de darle la razón. No obstante, y tal como dice, los hechos que narra son impresionantes y me he propuesto releerlo en cuanto lo acabe, documentando esos hechos y datos en Internet. Una de las ventajas de esta época maravillosa que nos ha tocado vivir (tecnológicamente maravillosa) es que tenemos a nuestro alcance aquella biblioteca universal (aunque todavía defectuosa) que anticipó Borges.

Las aventuras que han dado lugar a los guiones de las películas del Oeste son chiquilladas al lado de las que protagonizaron los españoles en los mismos paisajes: Hernando de Soto recorriendo las tierras de Tennesse en 1540, y siendo enterrado al estilo vikingo en las aguas del Mississipi… Francisco Vázquez de Coronado recorriendo Kansas por la misma fecha… Sus batallas contra los indios, con ballestas, espadas y arcabuces tuvieron que ser muy diferentes, pero no menos sangrientas, que las que hemos visto luego en el cine. La fundación de San Agustín y la matanza del primer contingente francés que se aventuró en Florida, el ataque de Francis Drake a la ciudad... Aventuras increíbles.

Decididamente me documentaré sobre el contenido del libro.

Respecto a Santiago Niño Becerra, le envidio esos encuentros. Espero que nos haga saber las respuestas a sus preguntas.

Un cordial saludo.


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