La TDT, Televisión Digital Terrestre, ha ampliado el número de canales que pueden sintonizar los hogares españoles, y con ello el pluralismo informativo y de opinión.
Algo que, absolutamente previsible, disgusta a la izquierda mediática. Tan amantes de la libertad… de ellos.
Si El País llama ultras a Intereconomía, Libertad Digital o Veo 7, ¿qué cabría decir, por ejemplo, de la Sexta?
Según la terminología “progre” la derecha siempre es ultra. Cualquiera que se defina de derechas ya no es civilizado, ni dialogante, ni moderado, ni seguramente demócrata: los de derechas son -somos- ultras, por definición. Porque son ellos, investidos de no se sabe qué legitimidad, los que otorgan las credenciales de demócrata. Y, evidentemente, nos la niegan.
Observen qué frases suelta El País:
“La TDT fomenta también un género con una potente carga ideológica: las tertulias de contenido político. Coloquios monocolor en los que se destilan los argumentos más reaccionarios y ultras han conquistado las pantallas de la nueva televisión”.
Evidentemente, la valoración de los argumentos como “reaccionarios” o “ultras” es opinable. Pero el hecho de que esos programas obtengan una amplia aceptación de la audiencia es un hecho contrastable. ¿Y por qué ha crecido su audiencia? Claramente, porque vienen a cubrir un hueco que las grandes televisiones convencionales, cuyas concesiones concedía el Gobierno, no cubrían. Hay una gran demanda de programas de opinión, de ese amplio sector ciudadano que huye de las series, de los concursos y de los programas de entretenimiento. Algo que esta izquierda supuestamente culta y amante de las libertades deplora. ¿Podrían ofrecer ellos a su clientela programas de debate similares? Los hay, por supuesto: 59 segundos, de TVE-1, o La noche en 24 horas, del Canal 24 Horas. Pero la mayor parte de su público potencial no está intelectual ni culturalmente preparado para recibirlos ni entenderlos. Es por eso que las otras cadenas, con opiniones que no les gustan, les están comiendo el terreno. Es un auténtico drama para ellos.
Y lo más peligroso: “PSOE e IU reclaman que un organismo neutral (el futuro Consejo Audiovisual estatal, por ejemplo) tenga capacidad para revocar las licencias de aquellos canales cuyos contenidos no se ajusten a las condiciones de la concesión”. Chavismo puro.
¿Por qué no dejan que se imponga la lógica del mercado? Si esos programas cuya existencia deploran no tuvieran audiencia, ni les preocuparían, y al final desparecerían solos.
Pero la izquierda siempre le ha tenido miedo a la libertad. Quieren que veamos únicamente lo que ellos nos dejen ver.
Addenda:
¿Se acuerdan ustedes del CAC, el Comité Audiovisual de Cataluña? Hagamos memoria:
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2 comentarios:
LADRAN LUEGO CABALGAMOS o más puramente su versión original en latín "Latrant et scitis estatint praetesquitantes estis", que quiere decir: "Ladran y sabéis al momento que cabalgáis por delante de los demás"
Es una frase que me encanta y que creo que viene como anillo al dedo para comentar esta entrada.
Algunas tertulias de calidad como la del programa "EL Gato AL Agua" deben de estar cosechando un nivel de audiencia respetable, mientras que EL País y otros medios, cada vez ven acercarse el suelo con mayor velocidad.
¡Dios mío, Santiago!, ha sido un fantástico rasgo de erudición. La traducción de la frase, que yo no conocía, es mucho mejor que la versión resumida que empleamos habitualmente.
Un fuerte abrazo.
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