En la fotografía, el incendio del Mar Egeo junto a la torre de Hércules, en la Coruña. Gobernaba el PSOE. Tema olvidado.
Hablábamos esta mañana en el trabajo de la doble vara de medir que aplica la sociedad española según quien nos gobierna.
Todos en el gobierno cometen chapuzas o aparecen implicados en casos de corrupción. El abuso de poder es inherente a su ejercicio. Es una ley vieja como el mundo. Pero en España, quizás por el control del PSOE sobre los medios de comunicación, especialmente audiovisuales, o su infiltración en los colectivos sociales, la movilización frente a la derecha siempre ha sido mayor que frente a la izquierda, cuando ambos han dado motivos para ello.
Si colocamos en dos columnas las chapuzas y/o desmanes de unos y otros, veremos que el listado en ambos casos es abundante, mas o menos equilibrado o puede que incluso más cargado del lado socialista (el mandato de Felipe González dio para mucho). Si ahora colocamos junto a unos y otros la movilización social que han generado, la balanza se desequilibra abrumadoramente.
Olvidemos los GAL, Filesa, Roldán y demás. Vamos sólo a los desastres: Mar Egeo, Aznalcóllar, incendio de Guadalajara, Barajas (accidente, no atentado)... ¿Se imaginan si la responsabilidad política hubiera correspondido al PP? Se ha investigado el Yak. Perfecto, nada que objetar. Pero, ¿y el Cougar? ¿Y las nuevas evidencias aparecidas sobre el 11-M que echan por tierra todas las conclusiones oficiales? Se investigan los trajes de Camps, pero, ¿y el pantanal de Andalucía? ¿Y la inmensa e insondable bolsa de fraude del PER que se perpetúa desde hace veinticinco años? ¿Y el 3% de Cataluña? Se habla de la costa levantina ¿Y la costa del Sol?
Por ejemplo, sólo el importe económico mensual, que pagamos todos, de esas asesorías ficticias del gobierno de Aragón que no se ejercen ya supera con creces -pero por mucho más de lo que nos creemos- el importe de aquellos trajes. Y eso cada mes, uno tras otro desde hace años. Y aquí nadie dice nada ni se escandaliza.
Desmontar la doble vara de medir va a exigir un impresionante ejercicio de energía y determinación por parte de una derecha que arrastra en España no sé qué complejo de deslegitimación, que nunca he entendido, frente a una izquierda que se cree sobrelegitimada; lo que tampoco entiendo.
Todos en el gobierno cometen chapuzas o aparecen implicados en casos de corrupción. El abuso de poder es inherente a su ejercicio. Es una ley vieja como el mundo. Pero en España, quizás por el control del PSOE sobre los medios de comunicación, especialmente audiovisuales, o su infiltración en los colectivos sociales, la movilización frente a la derecha siempre ha sido mayor que frente a la izquierda, cuando ambos han dado motivos para ello.
Si colocamos en dos columnas las chapuzas y/o desmanes de unos y otros, veremos que el listado en ambos casos es abundante, mas o menos equilibrado o puede que incluso más cargado del lado socialista (el mandato de Felipe González dio para mucho). Si ahora colocamos junto a unos y otros la movilización social que han generado, la balanza se desequilibra abrumadoramente.
Olvidemos los GAL, Filesa, Roldán y demás. Vamos sólo a los desastres: Mar Egeo, Aznalcóllar, incendio de Guadalajara, Barajas (accidente, no atentado)... ¿Se imaginan si la responsabilidad política hubiera correspondido al PP? Se ha investigado el Yak. Perfecto, nada que objetar. Pero, ¿y el Cougar? ¿Y las nuevas evidencias aparecidas sobre el 11-M que echan por tierra todas las conclusiones oficiales? Se investigan los trajes de Camps, pero, ¿y el pantanal de Andalucía? ¿Y la inmensa e insondable bolsa de fraude del PER que se perpetúa desde hace veinticinco años? ¿Y el 3% de Cataluña? Se habla de la costa levantina ¿Y la costa del Sol?
Por ejemplo, sólo el importe económico mensual, que pagamos todos, de esas asesorías ficticias del gobierno de Aragón que no se ejercen ya supera con creces -pero por mucho más de lo que nos creemos- el importe de aquellos trajes. Y eso cada mes, uno tras otro desde hace años. Y aquí nadie dice nada ni se escandaliza.
Desmontar la doble vara de medir va a exigir un impresionante ejercicio de energía y determinación por parte de una derecha que arrastra en España no sé qué complejo de deslegitimación, que nunca he entendido, frente a una izquierda que se cree sobrelegitimada; lo que tampoco entiendo.
Aunque sólo sea por un criterio de estricta justicia y porque conviene para el normal desenvolvimiento de la vida pública creo que hay que aplicar la misma vara de medir a unos y a otros. Exactamente como se hace en el resto de Europa.
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