viernes, agosto 29, 2008

Una historia de estruendo y furia, contada por un idiota.

Eso parece la historia de la España de hoy.

El artículo de Álvaro Delgado-Gal en el ABC de hoy es de los que merecen ser releídos una y otra vez:

¡Es la política, estúpido!

Hay en él frases e ideas ciertamente reseñables:

1.- El Estatut no tiene encaje, y tampoco remedio. Aunque el Tribunal Constitucional lo declarara inconstitucional, los partidos nacionalistas ya tienen un motivo de agravio explotable durante años.

2.- Zapatero no calculó, ni remotamente, la avería que le estaba haciendo al país cuando convocó a Mas en secreto y dio curso al Estatut. (¡Qué demonios va a calcular ese irresponsable...!)

3.- Las reclamaciones autonómicas agregadas suman más del cien por cien. Algo imposible (matemáticamente imposible) de satisfacer, dirán algunos. No, no es imposible. Siempre es posible endeudarse. Ese es un recurso siempre disponible. Pero, ¿hacerlo en tiempos de crisis? Sería, cierto, una irresponsabilidad. ¿Pero desde cuando eso, la prevención ante la irresponsabilidad, ha frenado a Zapatero?

4.- Mucho más me interesa el desarrollo de la idea de la “vinculación causal” entre la crisis económica y sus posibles orígenes, lo que traerá diferentes consecuencias políticas.

Se me ocurren al menos tres orígenes, aunque Delgado-Gal sólo cita dos:


a) La crisis internacional que es a la que se agarra ahora Zapatero, aunque hace menos de un año negaba que nos fuera a afectar. De aceptar esta como origen, no cabría sino aguantar el chaparrón. Ningún cambio realizado en España tendría efectos en la corrección de la crisis puesto que su origen sería externo.

b) La torpeza presidencial y de su Gobierno. La solución de la crisis pasaría por un cambio de Gobierno. Algo temible para el PSOE.

c) La inviabilidad de nuestro actual modelo territorial, que es la que yo considero la causa principal. El Estado autonómico, sin control del gasto y con sucesivas y crecientes transferencias (que se han prolongado durante treinta años en un larguísimo y agotador proceso constituyente que se debería hacer cerrado hace al menos dos décadas) es inviable sin el soporte de las ayudas comunitarias que hasta ahora hemos disfrutado y que a partir de ahora se transfieren a los países del Este recién integrados en la Unión Europea.

Admitir esta posible causa es una eventualidad temible para la clase política, cuyos aparatos, hipertrofiados, viven de las autonomías. E imagínense ya para los partidos nacionalistas y regionalistas.

En la medida en que la ciudadanía acierte a establecer la vinculación causal correcta demandará una solución u otra. O quizás una sucesiva a la otra, ante la constatación de que la primera es insuficiente.

La tercera de las hipótesis (la tercera de las vinculaciones causales) implica nada menos que un cambio de modelo, que vendrá, en mi opinión, forzado, no por el sentido común, sino por la fuerza imbatible de las circunstancias. Ya lo dijo Darwin: o adaptarse o morir. Y nuestro modelo territorial no es el adecuado para las actuales circunstancias económicas, que van a ser duraderas.

China y la India han venido para quedarse y ante su irrupción en un mercado globalizado las ensoñaciones de los partidos nacionalistas españoles tienen muy poco valor. Y menos aún los intereses de sus respectivas clientelas.
.

2 comentarios:

Jose CM dijo...

El mayor problema que tiene España no es la crisis, sino quiénes deben gestionarla. Uno ve al gobierno de este país y le entran ganas de:

1. Pegarse un tiro, o
2. Tonto el último.

Saludos

Oroel dijo...

O hacer algo por cambiar la situación...


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