sábado, agosto 02, 2008

¿Hemos tocado fondo?

A lo largo de la Historia el declive económico de las naciones siempre ha ido unido al declive moral.

Entiéndaseme: no me estoy refiriendo sólo al declive ético, aunque también. Me refiero al descrédito de las instituciones (Tribunal Constitucional), a la constatación de su inutilidad (Senado, consejos comarcales aragoneses, Justicia de Aragón...), a la pérdida de los principios que dan razón de su existencia (independencia del Poder Judicial respecto a los otros dos poderes), a la insuficiencia de las leyes y a su injusticia (liberación de Iñaki de Juana Chaos), a la ausencia de cauces de participación (partidos políticos convertidos en oligarquías que no sólo no facilitan la participación política sino que la dificultan y obstruyen), a la perversión y corrupción de los órganos de representación de la sociedad civil (sindicatos, tan silenciosos ahora, tan domesticados por el poder socialista)...

El modelo del que nos dotamos hace ya treinta años presentaba entonces notables insuficiencias y defectos, tantos que hubiera necesitado a lo largo de este tiempo de una dosis sobreañadida de lealtad constitucional para funcionar sin fricciones o, al menos, sin riesgo de ruptura de todo el edificio nacional. Es obvio que esa lealtad ha faltado. Como consecuencia llevamos treinta años de periodo constituyente, traspasando de forma ininterrumpida competencias del Estado a las autonomías y todavía en la última legislatura hemos procedido ‑de forma harto insensata- a modificar un buen número de Estatutos de autonomía, y a hacerlo de forma contraria a lo que la lógica exigiría. Y todavía hay quien propone modificar los que faltan. Estamos acercándonos peligrosamente al precipicio y nuestros políticos siguen apretando el acelerador cuando debieran llevar ya bastante tiempo pisando el freno.

El modelo territorial, este sistema autonómico, que debiera haber concluido siendo o funcionando como un modelo federal, ha derivado, especialmente en esta última legislatura y como consecuencia de la irresponsabilidad presidencial, en un modelo confederal, que por su propia naturaleza tiende a la disgregación (Imperio Austrohúngaro, Yugoslavia, URRS... Es evidente que Suiza no sirve como ejemplo pues los cantones son tan pequeños que no tendrían viabilidad como naciones). Todos los principios que sustentan la existencia de las naciones, sentimiento de pertenencia común, cooperación, solidaridad, lealtad, subordinación al bien común, han saltado por los aires: confrontación por la financiación, por los bienes culturales, por el agua...

Las comunidades autónomas han multiplicado el gasto público, han creado multitud de organismos inútiles, empresas públicas, comarcas, medios de comunicación de titularidad pública, oficinas de representación en el extranjero, defensores del pueblo... Ese modelo de gasto es inviable a largo plazo, y mientras que otros países como Irlanda han aprovechado las ayudas europeas, nosotros las hemos dilapidado de forma lastimosa. Y no habrá más. Habría que haber revisado nuestro modelo por convicción, por lógica, por inteligencia, por simple previsión. Ahora habrá que revisarlo por obligación, ineludiblemente...

Y finalmente las autonomías han creado unas tramas clientelares absolutamente impropias de un país desarrollado e incompatibles con una democracia avanzada y han entrado, sobre todos aquellas en las que hay potentes partidos nacionalistas, en una deriva liberticida inédita en la Europa de los ciudadanos. Mientras que en Europa se configura un espacio de libertad de ámbito continental, con crecientes posibilidades de movimiento y libre asentamiento de personas, con respeto a los derechos elementales, y entre ellos el de educación en la lengua materna, en España las libertades están sufriendo un tremendo retroceso.

Hace pocos días, Pedro J. Ramírez se preguntaba en el Mundo qué habíamos hecho mal. Eso es a estas alturas, si queremos salir del pozo en que nos hallamos, lo que tendremos que plantearnos de forma ineludible. Y comprometernos a corregirlo.


Mientras los políticos no se replanteen ni cuestionen el actual modelo territorial, la distribución de competencias, la reversión de determinadas transferencias al Estado (Justicia, Sanidad y Educación para empezar), la política energética, la austeridad en el gasto basada en una simplificación administrativa antes que en recortes sociales o de inversiones..., mientras no se replanteen todo eso, no hay remedio para España.
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35 comentarios:

Mike dijo...

No creo que hayamos tocado fondo aún.

Nos quedan muchas cosas por ver.

Oroel dijo...

A Mike:

Como dicen los suizos: "Dios nos libre de vivir tiempos interesantes".

Sin duda, actuar con sentido común, hacer una política justa, lógica y racional debe sumir en el aburrimiento a los habitantes de un país. Pero a cambio les debe dar -así parece- una prosperidad y libertad envidiables.

Margaret dijo...

Quizás sea porque el análisi que se hace sea equivocado. Es curioso que las redes clientelares predominen en autonomías en las que gobiernan partidos de ámbito estatal. Es curioso que los procesos de descentralización suelen empezar por la educació (se puede comprobar en la centralista Francia). Es curioso que algunos de los últimos paises han entrado en la Unión Europea Ese espacio de libertad), sean países que provienen de independencias posterioores a la caída del muro de Berlín. Es curioso que, en Europa, existen varios países pequeños muy viables. Porque llamar confederaciones al Imperio Austrohungaro o la URSS no deja, también, de ser muy curioso. En definitiva, quizás existen otras "lógicas" que puedan explicar eso que llamas "el fallo de la lealtad"..

Sr. Editor dijo...

A día de hoy, me parece que sólo UPYD se encamina hacia lo que comentas. Más papel para el Estado y menos para las CC.AA. Pero los grandes partidos nacionales (si se les puede llamar así) parece que están muy cómodos con el actual sistema...¿Quizá porque aseguran sus poltronas?

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

Sin descartar que el análisis pueda estar equivocado, humildemente debo decir que no lo creo.

Las redes clientelares se crean allí donde es posible crearlas. La tentación clientelar está siempre presente, como la del abuso de poder, la atracción sexual o la codicia. Son cosas de la naturaleza humana. Las autonomías simplemente crean las condiciones favorables, los pequeños reinos de taifas autónomos, con un presupuesto, una administración, una capacidad normativa... Digamos que crean el sustrato y ofrecen las condiciones de alimentación, temperatura y humedad adecuadas...

La lealtad constitucional no ha sido tampoco una característica que haya distinguido a los dos partidos mayoritarios, de ámbito nacional ambos, sino que se ha supeditado a sus necesidades de pactar con los nacionalistas, hasta el punto de ceder competencias y, peor todavía, principios. El porqué puedan preferir pactar con los nacionalistas, antes que con el otro, es algo que se me escapa y que me entristece. Que el PP pudiera pactar antes con el PNV (o con CiU) que con el PSOE es algo que me sorprende, porque –al menos antes de la época de Zapatero- cabría esperar más razón de Estado, mayor compromiso con el Estado, en el PSOE que en el PNV(o en CiU). Y que el PSOE prefiera al PNV (o a ERC) es algo también incomprensible, pues creo que este partido se encuentra bastante más, mucho más, a la derecha que el PP (sí, y también ERC a pesar del equívoco de su nombre).

Si puedo lamentar la falta de lealtad constitucional en los nacionalistas, que por principio no la tienen –creo- como han más que acreditado en estos años, comprobarla en los partidos nacionales es algo que conduce a la desesperación –a la falta de esperanza- sobre el futuro de España.

El proceso de descentralización de la Educación ha sido un error en España. Y lo es en Francia, como tendrán ocasión de comprobarlo.

No encuentro contradicción alguna, antes al contrario, en el hecho de que los países del Este desearan integrarse en la Unión Europea, por razones de evidente interés económico y por sus ansias de libertad, dado que la UE ofrece unas importantes garantías en ese aspecto; garantías a las que por cierto habrá que recurrir en España ante las vulneraciones lingüísticas.

Puedes llamar o considerar a la URSS o al imperio Austrohúngaro como quieras. Su fin lógico era la desmembración en cuando se debilita el poder central. Hay muchos pequeños países viables, por supuesto, porque existen los grandes que son los que crean y sostienen las grandes economías y la estructura de relaciones internacionales. Y esos países se sostienen en esa red. Tanto es así que muchos de ellos no están ni siquiera integrados en las grandes organizaciones supranacionales, aunque se benefician de la estabilidad y prosperidad que ofrecen.

No creo que en España hayamos dado más motivos para la “deslealtad” constitucional que en otros países. Simplemente más facilidades o, si lo prefieres, más ventajas. Los nacionalistas han sacado de ello un provecho evidente. Y si es la deslealtad lo que se premia... ¿qué otra cosa cabe esperar?

Oroel dijo...

A Checho:

Tienes toda la razón. Y de ello habrá que extraer consecuencias a la hora de votar.

Pienso que la situación económica ha evidenciado que el sistema de gasto público descontrolado, que en gran medida atribuyo a las autonomías, no sólo es disparatado, sino insostenible a largo plazo. Y mucho más ahora que acaban esas ayudas europeas que hemos dilapidado. Los grandes partidos nacionales habrán de “hacer de la necesidad virtud”, y si no por convicción –incomprensible que no la tengan- habrán de dar marcha atrás en la descentralización por imposibilidad económica de sostenerla. Y si se empeñan en mantenerla, o en profundizar en ella como reclaman los nacionalistas, nos iremos sencillamente a la mierda. Sin remedio.

Margaret dijo...

¿Y que entiendes, por lo de "nos iremos sencillamente a la mierda"?. Por cierto, no me has entendido en el tema de los paises del este. Concretamenet, Checoeslovaquia no ha podido entrar en la Unión Europea, pero sus antiguos ciudadanos si.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

Ejerces tu oficio con la perfección de una conciencia verdaderamente profesional. Nunca o muy rara vez aportas tu punto de vista y aún así de forma leve y casi inapreciable, pero cuestionas siempre. Y a mí me gustaría conocer tu punto de vista y no tener que adivinarlo por las cosas que criticas.

“Nos iremos sencillamente a la mierda”.

Hoy una víctima del terrorismo lo decía amargamente: “A veces, en días como hoy, uno llega a preguntarse si ser español merece la pena”. Observa que no lo dice un nacionalista, que desea ser otra cosa, y que además obtiene evidentes ventajas de su desafección hacia España y se aprovecha de ello. Lo dice alguien que con toda evidencia se siente español y que con seguridad no quisiera ser otra cosa, ni quizás podría.

Por irnos a la mierda quiero decir que España deje de ser lo que ha sido desde hace más de mil años: una Nación primero (ya lo fue desde la época visigoda y se sintió una nación durante toda la Edad Media) y luego un Estado. Que nuestro PIB descienda en varios puntos y nuestra capacidad productiva se hunda y tarde años o décadas en recuperarse. Basta analizar el PIB de los antiguos miembros de la Unión Soviética antes y después de la fragmentación. Y eso que ellos como contraprestación ganaron en libertad -al menos en teoría, porque el pueblo no creo que lo notara mucho-. Por irnos a la mierda quiero decir que disminuyan nuestros derechos y libertades, que seamos más pobres, que nuestros hijos tengan menos expectativas que las que tuvimos nosotros, que nuestras pensiones estén amenazadas y que nuestra vejez transcurra en la miseria, que tomar una ducha caliente o disponer de una vivienda sea un lujo... Basta estar un poco atento para observar que todo ello está empezando a ocurrir, que es hacia ese escenario al que nos dirigimos.

¿Checoeslovaquia? Cuando dices que no pudieron entrar en la Unión Europea podría entenderse que ésta le impuso algún tipo de veto, lo que no es cierto. Checoeslovaquia se dividió. Entraron divididos en la Unión Europea. ¿Y?¿Eso es lo que propones para España?

Margaret dijo...

Parece mentira, Oroel, que a estas alturas, aunque sea en muy poco tiempo, me preguntes que opino yo. Creía que era evidente. Yo soy de los que piensan que esa España de la que hablas no existe. Nunca ha existido. Y, al paso que vamos, no existirá. Por lo menos, para muchos, aunque solamente sea un 10 o un 15 % que ya son muchos, no es así. Porque un estado no es, o no debe ser, como una comunidad de propietarios en la que gana la mayoría. En todo caso es como una familia en la que todos deben ceder. Pero no se debe ceder por la consecución de un bien supremo que es la unidad. Porque esa cesión es puramente oportunista. Esa cesión ha de ser por convencimiento. Y eso es lo que le falta a esa hipotética España de la que tanto te gusta hablar. Es como un matrimonio que no se separa por el bien de los hijos. Esa unión no es sana y acabará con mayores problemas de los que quiere evitar.

Margaret dijo...

En cuanto a lo que propongo, no es el caso de Checoslovaquia lo que propongo. Lo que digo es que ¿y si fuese así, que pasaría?. ¿Ha sido mala la entrada de Chequía y Eslovaquía en la UE?. ¿Hubiese sido mejor si hubiese entrado como Checoslovaquia?.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

Me gustan los pronunciamientos explícitos. Por eso te pregunto tu opinión.

En un Estado democrático y de derecho hay tres puntales básicos: 1) La voluntad de la mayoría, 2) el respeto de los derechos de las minorías y 3) el imperio del Derecho.

Las leyes se conforman por la mayoría, que es quien hace prevalecer su criterio. Pero no de una forma absoluta. Hay que respetar a las minorías, por supuesto. Recuerdo un chiste gráfico en el que se veía una barca donde nueve forzudos señalaban a un décimo enclenque y le decían: “Hemos decidido por mayoría absoluta que tienes que remar tú”. Pues bien, eso no es Democracia.

Y la voluntad de la mayoría ha de canalizarse en un amplio marco de respeto al Derecho, con sujeción a unas normas básicas. Hitler accedió al poder de forma democrática, y una vez en él se saltó todas las normas, o aprobó otras nuevas que violentaban la Constitución: la Ley de Plenos Poderes. Algo parecido han hecho con posterioridad personajes como Fujimori, Chávez y con seguridad algunos más. Porque, piensan ellos, una vez obtenida la mayoría, ¿quién puede dudar de mi legitimidad democrática para cambiar las leyes a mi favor e impedir, por ejemplo, la alternancia política? (Hay quien teme, por ejemplo, y yo entre ellos, que algún tipo de propósito semejante anida en el anuncio de Zapatero y de la Vega de ampliar el censo electoral con los nuevos inmigrantes. Pero ese es un tema tangencial. Estábamos con el imperio del Derecho).

Yo tengo mis serias dudas de que las últimas reformas autonómicas no hayan violentado el marco del Derecho, introduciendo modificaciones de nuestro modelo constitucional por la puerta de atrás y sin respetar los procedimientos establecidos para su reforma, sobre la que debiéramos poder pronunciarnos todos.

Y tengo el convencimiento de que el modelo de Estado, que se ha ido modificado a lo largo de estos años en un largo y agotador periodo constituyente que ninguna nación puede soportar sin que su estabilidad política se resienta, el modelo, decía, se ha ido configurando al deseo de las minorías y no de la mayoría, violentando otro de los pilares de la Democracia. Hemos pasado de respetar a las minorías, a otorgarles la decisión última sobre la estructura del Estado, en detrimento de la voluntad mayoritaria. Eso tampoco es escrupulosamente democrático. Entre ese 10% y 15% que citas deciden y los demás acatamos. Vamos a un Estado confederal que la mayoría no desea.

No sé si la unidad es un bien supremo o no. Sólo sé que la unidad, o la forma de permanecer unidos en su caso, es un tema que concierne a todos. Y la decisión sobre ello se nos está hurtando. Algunos la reclaman para sí (la decisión) y se lamentan del déficit democrático que supone, según ellos, el que no se conceda. Pero la forma en que se configura esa unión sí la están decidiendo de forma autónoma y unilateral, a su gusto, que no al de la mayoría, aprovechándose de ello para obtener ventajas fiscales y de inversión y para justificar leyes liberticidas y vulneradoras de derechos con las que seguir profundizando en la creación de sus patrias lingüísticas (ya que no pueden ser étnicas, porque está mal visto en los tiempos que corren).

Respecto a Checoeslovaquia y las cuestiones que planteas, no tengo ni idea sobre la respuesta correcta. Sólo puede conjeturarse sobre ello y no creo que tenga interés hacerlo.

Margaret dijo...

Ami, lo que me maravilla, Oroal, es la facilidad que se tiene para inventarse "derechos". ¿Desde cuando una separación es cosa de dos?. Bueno, en realidad estan implicados dos o mas, pero la decisión es de uno. Y, nos guste o no, siempre ha sido así. Nunca ha sido de otra manera. Bueno será oir la opinión de la otra parte, pero la decisión es solo de una de las partes, la que se quiere ir.
Pero mientras se está unidos, tampoco es bueno poner en duda las decisiones democráticas. Total, cuando ha habido un cambio, normalmente, el resto siempre ha pedido el mismo para sí. Y todo ello votado en parlamentos y referendums. Eso siempre queda mejor que el adjudicarse la representaci´´no de "la mayoría" que, según algún representante, parece que no quiere lo que se está desarrollando democráticamente.
En fin, como decía, no es bueno irse inventando derechos con la única finalidad de que el que quiera no se pueda ir.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

¿Inventarse derechos? Nada más lejos...

Primero, la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Ese es el sujeto de la soberanía: el pueblo español. Y en cuestiones que afectan a la soberanía nacional es él quien debe pronunciarse. Lo dice la Constitución que es la máxima norma legal vigente en España.

Segundo: el derecho a separarse es un trasunto, u otra forma de llamarlo, del derecho de autodeterminación. Ese derecho no está reconocido en nuestra Constitución, como sí lo está en otras, en la francesa por ejemplo. Pero ojo, en la Constitución francesa se reconoce el derecho de autodeterminación exclusivamente para los territorios de ultramar, que, con buen criterio, prefieren no ejercerlo puesto que viven mucho mejor, con mayores cuotas de progreso y garantías ciudadanas que los países de su entorno. Sus habitantes no son súbditos de la metrópoli: son ciudadanos con la plenitud de sus derechos.

En lo referente a la autodeterminación la legislación vigente en España, puesto que fue aprobada en su momento por el Estado español, es la doctrina de la ONU y concretamente la Resolución 1514 (XV) aprobada el 14 de diciembre de 1960 por la Asamblea General: “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales”. Esa denominación, “coloniales”, excluiría de forma tácita a las regiones entonces o comunidades autónomas hoy del Estado español. Allí se dice que “la sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales...”. ¿Está sujeta alguna comunidad autónoma española a la subyugación, dominación o explotación extranjera?

Pero para que fuera todo mucho más explícito y no sujeto a interpretaciones, la Resolución dice lo siguiente: “Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Más claro, agua.

Este es el marco legal en que se inscribiría el ejercicio de ese hipotético derecho, que al parecer no es cosa de dos, sino de uno: la Constitución española por un lado y la Resolución 1514 de la ONU. Como ves, no me invento nada.

Anónimo dijo...

Pues yo puedo aceptar como principio lógico que las separaciones son cosa de uno. Es decir, una parte decide unilateralmente separarse de la otra. Vale.

Lo que pasa es que aquí no hablamos de personas, sino de conjuntos de personas no homogéneos.

En el caso, por ejemplo, del pais Vasco, ¿están asegurados los derechos de las personas (vascas también) que no quieren separarse?

¿Pueden expresarse con igual libertad y seguridad que los otros? ¿no ha habido personas que han abandonado el Pais Vasco por la violencia y que deberían poder opinar? Hasta que en el Pis Vasco no haya una situación democrática normalizada, sin ningún tipo de violencia, que no me hablen de libertad de decisión.

Anónimo dijo...

Por otra parte, vale, la decisión de irse puede ser de uno, pero la decisión de como queda la relación después de la ruptura NUNCA es de ese mismo uno.

- Te abandono, te dejo, pero quedamos como amigos. Porque lo digo yo.
- De eso nada chato. Tú me abandonas, pero si quedamos como amigos lo decidiré yo.

Es decir. Lo que no se puede pretender es haber alcanzado un estatus internacional, pertenecer a la zona Euro, pertenecer a la UE, gracias a ser parte de un pais grande como España y ahora pretender irse pero manteniendo ese mismo estatus.

Si Cataluña o el Pais Vasco se fueran y quisieran ser independientes supongo que admitirán gustosos la creación automática de fronteras con España y el resto de la UE, la necesidad de pasaporte para viajar a Burgos o a Valencia, salir inmediatamente de la zona Euro, etc, etc...

¿Mejoraría la situación de estas regiones y de sus habitantes? ¿Querrían entonces la independencia?

Lo que no se puede pretender es dejar el domicilio marital pero volviendo a dormir por las noches y llevando la ropa a lavar.

Cristóbal dijo...

Lo nuestro ha acabado. No podemos seguir juntos. Me quedo con las habitaciones que ocupo en nuestro piso…. ¿Es cosa de uno?

Margaret dijo...

Hombre Oroel, me parece extraño que al caso de España se pueda aplicar la resolución 1541 de la ONU, ya que esta hace referencia a las colonias.

Pero puestos a ver otras cosas, podríamos mirar el "Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos" (aprobado por España el 24 de abril de 1977):

Artículo 1. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural.

Artículo 3. Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen la responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso, promoverán el ejercicio del derecho de libre determinación, y respetarán este derecho de conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.

También es una resolución de la ONU y posterior a la que citasas. Además, España lo está incumpliendo.

Margaret dijo...

Hombre Alejandro, si apareciese un nuevo país con la misma moneda comunitaria y la legislación armonizada, ya me dirás si la entrada en la UE no sería automática. ¿Que pasa, que os enfadariais?. Pues ya sabes lo que le pasa al que se enfada, que tiene doble trabajo.

Anónimo dijo...

Pues yo no tengo tan claro que la entrada fuera automática. No serían Cataluña ni el Pais Vasco quienes tendrían la decisión, en todo caso.

¿Y cómo quedaría la relación con el resto de España? ¿Crees que sería amigable? ¿Crees que los turistas extremaños o castellanos irían a Euskadi o a Cataluña de vacaciones?¿Crees que a las empresas catalanas y vascas, cuyo principal cliente es el resto de España les beneficiaría esa virtual independencia? Para nada.

En realidad, excepto a cuatro exaltados a nadie le interesa una independencia DE VERDAD, con todas sus consecuencias. Lo que pasa es que se tira del viejo recurso del victimismo y de llorar diciendo que si no, me voy, para conseguir lo que se quiere.

Perdón, además de a cuatro exaltados, les interesa a cuatro políticos que buscan mayores cuotas de poder personal y que saben que en el "mercado nacional" no tienen nada que hacer.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

Esos dos artículos que citas son una copia casi textual de la Resolución que yo he citado, Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, de 14 de diciembre de 1960, Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Artículos 2 y 5.
2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
5. En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresados, y sin distinción de raza, credo ni color, para permitirles gozar de una libertad y una independencia absolutas.
Y que se completa con el artículo 6 que no voy a repetir. Nada nuevo bajo el sol.
No voy a decir que el derecho de autodeterminación no se cumple en España o no se reconoce. No se reconoce de forma separada para las comunidades autónomas de la misma forma en que lo hace la Constitución francesa para sus territorios de ultramar. Lo que en esencia reconoce la Asamblea General de la ONU es que todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación y en virtud de ese derecho, cuando pueden ejercerlo, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural. Que es exactamente lo que hace el pueblo español, que a esos efectos ejerce ese derecho. El pueblo español ya ejerce la autodeterminación.
Nuestra Constitución es ambigua al respecto de la consideración o definición de pueblos: por un lado habla de pueblo español y por otro de los pueblos de España. Sin embargo, no reconoce otro sujeto de soberanía que no sea el pueblo español.
Más aún, en las páginas de la ONU se pueden hallar rastreando un poco –yo lo hice hace tiempo y no voy a repetir el ejercicio- la búsqueda de territorios que se consideran dependientes, coloniales y sujetos a la administración extranjera. Entre ellos no figura ningún territorio español, como figuran, si no recuerdo mal, Groenlandia, los territorios franceses de ultramar o el Sahara Occidental.
El tema de la determinación de los sujetos del derecho de autodeterminación, como pretenden los nacionalistas para sus respectivas comunidades, nos llevaría a un debate interminable: ¿podría ejercer Álava, el pueblo alavés, ese derecho respecto al País Vasco? ¿Y Hospitalet de Llobregat? ¿Sería reversible una hipotética independencia? ¿Cuántas veces se ejerce, cuantas sean necesarias hasta lograr el resultado apetecido? ¿Se fija alguna mayoría cualificada o basta una exigua mayoría como la que ha aprobado las últimas reformas estatutarias catalana y andaluza?
Todo ello por no hablar del resto de implicaciones económicas, institucionales y de todo tipo, incluyendo el respeto del derecho de quienes siendo catalanes o vascos se sienten también españoles.
España está cumpliendo las Resoluciones de la ONU. Observa que no hay ninguna denuncia al respecto, ni nadie la admitiría si se produjera. ¿Por qué Carod o Ibarreche no la presentan ante los organismos internacionales? Porque saben que el ridículo y el descrédito están asegurados, porque así pueden seguir reclamando y amagando por los siglos de los siglos.

Margaret dijo...

Bueno Oroel, vamos avanzando. Resulta que España tiene mas de un “pueblo” y, según el Pacto, esos pueblos tienen derecho a la autodeterminación. No solo los que tienen colonias porque el Pacto dice que “...incluso los que tienen la responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso,...”.

Lo que falta, entonces, es que el gobierno del estado convoque el referéndum ya que parece que solo él tiene esa potestad. En cuanto a lo de los detalles del abasto, etc., son problemas técnicos que ya han sido solventados en varias ocasiones (véase Timor Oriental, Montenegro, Checoslovaquia, etc.).

Pero, en este estadio, nos encontramos con el gran problema: “la soberanía nacional”. Pero que es “la soberanía nacional”. Pues vayamos al diccionario de la RAE: “La que reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos”. Luego, parece lógico, que un hipotético caso de separación tan solo es necesario que lo apruebe el Parlamento.

Por cierto, el derecho de autodeterminación es eso, autodeterminación. Y tanto vale en una dirección como en otra.

Margaret dijo...

Por cierto, Alejandro, en el supuesto que Catalunya o Euskadi se separasen de España, no podría haber ningún tipo de relación entre el nuevo estado y el resto de España. La relación, entonces, sería entre el nuevo estado y España. Es una pequeña apreciación pero indicativa de posesión.

Oroel dijo...

Querida voz de la conciencia:

Alucinas: he dicho que la Constitución es ambigua respecto a los “pueblos”, como en tantas otras cosas. Precisamente su ambigüedad es causa de su fragilidad. ¿Cuántos pueblos tiene España, según tú? ¿Tantos como comunidades autónomas? ¿Y cada vez que un español pasa a asentarse en otra comunidad autónoma pasa a engrosar las filas de ese nuevo pueblo o sólo cambia su vecindad administrativa? ¿Y existe el pueblo gitano? ¿Y los chinos, magrebíes o rumanos afincados provisionalmente en Cataluña y luego en Valencia y luego..., van cambiando de pueblo? Lo dicho: alucinas.

¿Y cuántos pueblos hay titulares de soberanía? ¿Y cuántos pueblos son titulares del derecho de autodeterminación? ¿Tantos como pueblos no autónomos o en fideicomiso hay en España? ¿Cuántos reconocen las leyes españolas? ¿Y cuantos reconoce la ONU en nuestro territorio? ¿Y por qué hemos de abdicar al ejercicio de nuestra soberanía cuando están en litigio cuestiones de soberanía? La invocación del derecho de autodeterminación para quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial española es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y no es posible para ninguna parte de España porque no se trata de territorios dependientes, o no autónomos o en régimen de fideicomiso.

No vamos avanzando, no. Avanzas tú solo, caminando sobre arenas movedizas, sin soporte lógico, argumental o legal. Entiendes sólo lo que quieres entender. Y según tú, ningún Estado europeo ni de casi ningún otro lugar del mundo estaría cumpliendo los mandatos de las Naciones Unidas que ellos mismos han impulsado y aprobado. Qué tontería.

Esta discusión está desembocando en un estúpido diálogo de besugos.

Cristóbal dijo...

Oroel:

La solución es muy fácil. Los que se quieran independizar: ¡Que se vayan!, ¡hoy mejor que mañana!... pero el territorio se queda, pues es de todos los españoles.

Desde mi punto de vista están tardando demasiado.

Oroel dijo...

Estimado Carlos56:

En el País Vasco se ha llevado a cabo algo similar pero a la inversa: el que no se sienta nacionalista, el que no pague el impuesto revolucionario, el que no se pliegue a nuestros designios que se vaya. Se calcula que unos doscientos mil vascos han abandonado su tierra en los últimos veinte años como consecuencia de la violencia y la presión social. Según la “voz de la conciencia” éstos ya no deben formar parte del pueblo vasco, ni seguramente a Ibarreche y a los nacionalistas les interesa que lo sean, puesto que si votaran es claro que el PNV no gobernaría en el País Vasco, ni hubiera podido tejer la red de complicidades económicas y de todo tipo con la que se sostiene y engorda al nacionalismo.

En el tema de la supuesta independencia o autodeterminación en la que se quiere privar de voz al único sujeto de soberanía, al pueblo español -y no porque lo diga yo, sino porque lo dice la Constitución- hay cuestiones que no se pueden obviar. No se trata sólo de las balanzas fiscales, sino de todo el cálculo del flujo de inversiones y de personas que se han producido con el resto de España desde hace siglos. Por remontarnos sólo al siglo XIX, el proteccionismo español que empobreció al sector cerealista y ganadero castellano enriqueció al sector manufacturero catalán. Y en el franquismo Cataluña y País Vasco fueron objeto preferente de inversiones que les han otorgado los niveles demográficos y de renta de que ahora disfrutan. Que ahora reivindiquen el equilibrio fiscal es una injusticia cuando son deudores del resto de España. Todos somos deudores de todos, puesto que llevamos muchos siglos juntos.

Lo que es triste y desesperante es que cuando deberíamos estar unidos como una piña y enfrentando la angustiosa crisis económica que estamos empezando a padecer, una de las más graves que hayamos sufrido, no sólo consecuencia de la irresponsabilidad de Zapatero sino de la quiebra general del sistema, de la inviabilidad de una estructura carísima, ineficiente y con una inocultable propensión a la corrupción, estamos discutiendo sobre si son galgos o podencos. Y el tsunami se nos va llevar por delante, por estúpidos.

Margaret dijo...

Efectivamente, Oroel, es una discusión de besugos. Pero, precismanete, aquí quería llegar. Todo lo que has expuesto para intentar justificar tu posición y todo lo que he expuesto para justificar la mía no son mas que excusas para no explicar la verdad. Y esa verdad es el sentimiento nacionalista que anida dentro de todos nosotros (en una dirección u en otra). Fijate que incluso utilizas la crisis para barrer hacia tu lado. Hablas, también, de que se solicita el equilibrio fiscal. Pero, Oroel, ¿quien ha exijido eso?.
Esto es lo que intentaba decirte el otro día. Que ya nos conocemos. De hecho, hace muchos años que nos conocemos.

Margaret dijo...

Es como el caso de Carlos56. "Que se vayan", pero el territorio se queda. No hay mas justificaciones.

Cristóbal dijo...

… pues es de todos los españoles.

Anónimo dijo...

Pues yo no tengo ningún sentimiento nacionalista. A mi lo de las banderas, los himnos y las patrias me la trae al pairo. De hecho me sorprende mucho ver a gente que se dice de izquierdas y "progresistas" defender las ideas más rancias y casposas.

Creo que los nacionalismos, de cualquier signo, son uno de los grandes males que afectan a la humanidad. Porque son insolidarios, excluyentes, no basados en la razón ni en buscar el bien de las personas y caldo de cultivo del fanatismo más lamentable.

Hartito estoy de que cuando me opongo a los nacionalismos periféricos me acusen de que soy lo mismo pero "a la española".

Pues no señor, porque a mi no me mueve ningún sentimiento hacia España; porque España es una entidad jurídica y, aunque mis perversiones son variadas y abundantes, aún no me ha dado por esa parafilia tan común en estos tiempos.

Yo simplemente pienso ¿qué es mejor, tener 17 leyes de educación, sanidad y justicia o tener una para todos? (con las especificaciones locales que haya que hacer).

Por mi trabajo me he topado alguna vez con esa multiplicación absurda de normas y es tremendamente engorrosa e ineficiente, tanto económica, como laboral o jurídicamente.

Y no soy el único que piensa así. De hecho, mientras que la UE trata de unificar normas y de hacerlas comunes para todos, nosotros no hacemos más que multiplicarlas.

Y hay muchos más ejemplos de que la fragmentación de España no es nada positiva para los ciudadanos, que son los únicos que existen de verdad. Porque me gustaría que alguien me explicara qué es eso de "el pueblo vasco" o "el pueblo español".

Oroel dijo...

Estimada voz de la conciencia:

No sé si tú me conoces desde hace años. Si es así, juegas con ventaja. Pero es una ventaja extraña con la que no consigues mejorar tu rigor expositivo.

La verdad, como dice Alejandro, es que ese sentimiento nacionalista no anida en el fondo de todos nosotros. Yo no opondría ningún esfuerzo en contra de la dilución de España en un ente supranacional más justo, respetuoso con mis derechos y eficiente desde el punto de vista adsministrativo que abriera mis horizontes vitales y el de mis hijos. Porque es ahí hacia donde camina el mundo, hacia un Gobierno global que aporte soluciones globales a problemas globales. Pero sí me resistiría a la fragmentación que otros desean, a las taifas medievales y caciquiles, porque lo considero estúpido, empobrecedor, castrador, inútil y contraproducente, a contracorriente de la Historia.

Ser nacionalista es una de las cosas más estúpidas que se puede ser. El nacionalismo es una de las doctrinas políticas más primitivas que existen, sólo un escalón por encima del integrismo religioso. ¿Cómo podría desear ser nacionalista?


Y hay que explicarlo todo, hasta la minucia. ¿Equilibrio fiscal? No. Sólo han pedido “más” equilibrio fiscal. ¿Mejor así?

Margaret dijo...

Ja, ja, ja, ja, Oroel, si, así esta mejor. Bueno no es que ester mejor es que es lo que es y no lo que decías. En fin, ya veo que este blog esta lleno de no-nacionalistas españoles.

Oroel dijo...

Estimada voz de la conciencia:

No eres una buena conciencia. Como ya te dije una vez, la mía (mi conciencia) es más rigurosa. Tú sólo eres una pelma, que aunque debe ser un atributo imprescindible en toda conciencia que se precie, no debería ser el único.

Margaret dijo...

"¿Cómo podría desear ser nacionalista?". No se trata de desearlo o no. Se trata de serlo o no. Y ese conocimiento solamente esta en las cabezas de los grandes pensadores. Ya lo dijo Einstein, si el de "El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad.". Este pensador es el mismo que dijo: “Soy contrario al nacionalismo pero estoy a favor del sionismo.”. Ya vés, solamente los granmdes hombres son capaces de darse cuenta de la realidad y incurrir, a conciencia, en contradicciones.

Margaret dijo...

¿Cómo podría desear ser nacionalista?. No se trata de desear o no, Se trata de serlo o no. Y la comprensión de esta realidad es tan compleja que se nos escapa. tan solo mentes bien estructuradas pueden llegar a convivir con ciertas contradicciones. Hay tienes el ejemplo de Einstein, si aquel que dijo : "El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad.". Aún así, el comprendia el problema y también dijo: "Soy contrario al nacionalismo pero estoy a favor del sionismo". Es decir, era un nacionalista. Ya ves que no basta con tener "conciencias mas rigurosas". Yo diría que tu conciencia, mas que rigurosa, es mas selectiva y es bastante inconsciente.

Oroel dijo...

"Y ese conocimiento solamente está en las cabezas de los grandes pensadores". Eso lo dirás tú. Todos somos capaces de pensar, no grandes cosas quizás, sino pensamientos sencillos, y hacerlo correctamente.

No me atribuyas ni me traslades las posibles contradicciones de Einstein. Que él las tuviera -y las tuvo: en su vida privada por ejemplo- no implica que yo haya de tener necesariamente las mismas. Yo tengo las mías, no las suyas.


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