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No sabemos dónde militaría hoy Adolfo Suárez, si militaba en algún sitio. Lo seguro es que no militaría en un partido cuyo líder dice «nación es un concepto discutido y discutible» refiriéndose a España. Sabemos también que en aquella romántica aventura de UCD estaban embarcados desde Rajoy a Arenas, pasando por Esperanza Aguirre y buena parte del PP. Como lo está su hijo, que fue candidato de ese partido a la presidencia de Castilla-La Mancha. Pero no estaba nadie de la actual cúpula del PSOE. Esto no es memoria histórica, tan fácil de falsificar, sino historia presente. Sin embargo, tratan también de falsificarla.
A estas alturas, el PSOE ha dejado de ser obrero, ya que sus reformas se orientan hacia grupos minoritarios no hacia la mayoría trabajadora, dejando por tanto también de ser socialista. Y ha dejado de ser español, al aliarse con el nacionalismo más rancio, más retrógrado, más excluyente, más antiespañol, para convertirse en un buque sin bandera, dispuesto a abordar cualquier nave que encuentre a su paso para quedarse con el botín, que en este caso es seguir gobernando, con quien sea y como sea.
La herencia de Adolfo Suárez
No es extraño que el PSOE de Zapatero se reclame heredero de la Segunda República, aquel régimen liberticida y repugnante, porque no puede declararse heredero de la Transición.
De hecho su empeño actual es laminarla.
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